Economía, trabajo y producción
A partir de mapas y gráficos se intenta dar cuenta de la realidad de la producción y el consumo de energía en la provincia de Mendoza. Se indica cuáles son las fuentes más utilizadas y cuál es la distribución de los consumidores y los matices que existen entre ellos.
Publicada el 02 DE OCTUBRE 2010
Mendoza y los recursos energéticos
Se trata de un Atlas temático, es decir que contiene una serie de cartas, gráficos, fotos y textos que muestran la disponibilidad de fuentes de energía utilizadas en el territorio provincial; su utilización y el transporte hacia los centros de consumo. Ofrece también la distribución de los consumidores y los equipamientos que éstos poseen a fin de dar a conocer las diferencias en el consumo. Contiene la oposición entre oasis y desierto en cuanto a la utilización de fuentes energéticas. Presenta un neto predominio de fuentes de energía no renovables, aunque la provincia de Mendoza tiene energías renovables potenciales.
Está destinado al ámbito científico, a los sectores públicos y privados y a todo aquél que esté interesado en esta problemática.
El Atlas proveerá información relevante para orientar acciones, de modo que cada recurso energético sea estratégicamente aprovechado en el marco del desarrollo sustentable. Es decir, minimizando los impactos negativos sobre el medio ambiente y la sociedad. Se busca contribuir al desarrollo equilibrado del sector energético mendocino.
La situación trazada anteriormente lleva a plantear una serie de objetivos, como relevar los datos estadísticos de la producción de energía en Mendoza, asimismo determinar las condiciones bioclimáticas de la Provincia para el aprovechamiento de la energía solar, eólica, biomasa e hidroelectricidad.
Será necesario también distinguir las energías no renovables en el territorio mendocino, y no dejar de lado los aspectos sociodemográficos y económicos a fin de demostrar las diferencias en el acceso al consumo de energía.
Por último, es importante relacionar producción y consumo de energía para detectar el alcance del transporte de energía, y finalmente cartografiar y graficar los datos obtenidos, a fin de constituir el Atlas de la energía de Mendoza.
La cartografía facilita la visión de las cosas
Un mapa debe facilitar la visión de las cosas. La elección y selección de los elementos a localizar, permitió considerar los más adecuados para comunicar el mensaje correctamente, o sea para que la comunicación fuera más efectiva.
En la elaboración de los mapas se han confrontado los resultados con mapas analógicos y digitales, con el objeto de seleccionar aquéllos que son más ilustrativos y demostrativos para los objetivos del Atlas.
Se procedió a la colecta de datos originados en diversas fuentes.
La información censal obtenida a partir del Censo de Población y Vivienda de 2001 constituyó la base para elaborar mapas y gráficos referidos a la situación sociodemográfica de Mendoza. Las unidades de análisis empleadas son los distritos de los departamentos de la provincia de Mendoza.
Estas bases de datos nos brindaron información sobre distintas temáticas discriminadas por hogares, de las que se seleccionaron por ejemplo, las referidas a características de las viviendas: tipos de paredes, tipos de techos; en cuanto a equipamiento de las mismas: presencia de heladera, horno microondas, TV cable, video caseteras, freezer, lavarropas, etc. La selección de estos datos se efectuó por su relación con el consumo de energía. Esta información se trabajó a partir de la cédula censal.
Diferencias en la disponibilidad de los recursos energéticos
En la Cartografía obtenida se ha podido determinar que la disponibilidad de recursos energéticos no es igualitaria para todos los mendocinos, o sea que no están al alcance de toda la población de la misma manera. Es muy evidente el hecho que los núcleos urbanos y los oasis mendocinos tienen mejor disponibilidad. Se tiene conocimiento de que en lo físico y natural, hay recursos, pero no se sabe si están aprovechables del mismo modo para todos los habitantes.
En los últimos años y unido al estallido metropolitano y a la gran diversidad y complejidad del hecho urbano, hay problemas en el suministro de energía (electricidad y gas) y ello por las fuertes demandas. Este estallido urbano hace difícil la puesta en obra de estrategias urbanas eficaces.
Respecto de los aspectos socio-demográficos se elaboraron los mapas de densidad de población por distritos, necesidades básicas insatisfechas, se ha trabajado también el uso de combustible para hogares y equipamiento de las viviendas, como asimismo los materiales de las habitaciones.
Se observa ya, que los recursos no son adecuados para responder a las demandas por cuanto se están utilizando esencialmente energías no renovables. Las carencias energéticas mayores se apreciarán en gas y electricidad, especialmente si consideramos que la población crece y la demanda también.
Prever el futuro no es nada fácil, pues es necesario tener en cuenta a la vez los parámetros ligados a la oferta y a la demanda. En materia de oferta, será necesario, en primer lugar, conocer las reservas y los recursos en un contexto económico y técnico determinado. En materia de demanda, será preciso prever el crecimiento demográfico, el crecimiento económico, la espera de los actores… Por otra parte, las previsiones imponen trabajar a diferentes escalas espaciales y a diferentes escalas temporales, ellas imponen además, analizar separadamente y conjuntamente las posibilidades de cada fuente o forma de energía.
Rol del Estado frente a la problemática empleada
Es preciso fijar una vigorosa política energética provincial. El futuro no está escrito, hay que hacerlo. Este es múltiple e indeterminado y requiere de planificación.
También sería importante tender hacia modificaciones de comportamiento humano como asimismo repensar la política de ordenamiento del territorio. Hasta el momento, la situación ha favorecido la dispersión del hábitat y de las actividades, lo que provoca un aumento de los consumos energéticos y reduce las posibilidades de una utilización racional de la energía.
Entre otras medidas, es importante incorporar el tema a la educación, ya que la formación de los ciudadanos requiere el conocimiento de un uso adecuado de la energía y supone mejor información de los usuarios a fin de sensibilizarlos acerca de las desventajas en el rol que cada uno puede jugar y generar un cuadro legislativo adecuado a los medios de control.
Debería considerarse, en este tema, la relación de la energía con el medio ambiente. Hay que tener en cuenta que se trata de una relación compleja y que toma formas múltiples, desde la extracción de la energía primaria hasta su utilización final. Por ejemplo, se observan impactos negativos por el mal uso de las fuentes de energía, especialmente por combustibles fósiles (carbonos, petróleos, sobre todo) que originan contaminaciones atmosféricas.
La organización de los territorios está modelada según la combinación de fuentes de energía producidas o consumidas, el desarrollo técnico alcanzado por la sociedad, la organización económica y las consecuencias sociales implicadas. Por ello, la valorización y explotación de los recursos energéticos responde a las características territoriales. El consumo energético, a su vez, es aprehendido en términos de su utilización final (alumbrado, calefacción, agua caliente, desplazamientos).
Teniendo en cuenta el enfoque del desarrollo sostenible, se hace necesario profundizar en fuentes de energía renovables, como la solar, la eólica, la geotérmica y las nuevas aplicaciones de la biomasa. Considerando el alto coeficiente de heliofanía disponible en Mendoza, por ejemplo la energía solar parece ser una de las más prometedoras.
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