Ambiente y ordenamiento territorial

Cuando una estrategia corporativa involucra la conservación de la biodiversidad

El siguiente artículo propone una reflexión sobre el vínculo entre la necesidad de incrementar las áreas destinadas a la conservación de la biodiversidad y las estrategias de diferenciación de las empresas, desde la experiencia en consultorías botánicas. Las distintas iniciativas que pueden asumirse en este sentido son flexibles e involucran, idealmente, la articulación interdisciplinaria entre el sector académico-científico y los tomadores de decisión corporativos, en el marco de políticas públicas integrales.

Publicada el 23 DE AGOSTO 2022

Introducción

La diversidad biológica hace referencia al conjunto de especies vegetales y animales que habita en un espacio determinado. La complejidad de este concepto puede interpretarse en función de tres niveles inseparables, interdependientes y relacionados jerárquicamente: diversidad genética, diversidad de especies y diversidad de ecosistemas (SCDB, 2008). Conservar la biodiversidad de cada uno de estos niveles asegura que varios organismos tengan roles similares en un sistema. Esto permite conservar la funcionalidad de un ambiente y prepararlo para afrontar cambios o adversidades (incendios, sequías, heladas, etc.).

Los ecosistemas proveen al ser humano y al resto de las especies de bienes y servicios necesarios para su salud y bienestar (Carpenter et al., 2009), y la biodiversidad vegetal cumple un rol estratégico en su suministro (UNEP, 1994; Quijas et al., 2010). A pesar de ello, la pérdida de biodiversidad se acentúa a escala global, lo que representa una amenaza para la supervivencia de todos los seres vivos. Aunque no son las únicas, las actividades económicas con mayor incidencia en este proceso son aquellas que involucran cambios en el uso del suelo. Entre ellas se encuentra la agricultura convencional, asociada en general a procesos de fragmentación y destrucción del hábitat natural por desmonte, contaminación y alteración de las características bióticas del suelo y el agua por aplicaciones inadecuadas de fertilizantes y pesticidas, introducción de especies invasoras y contribución al cambio climático, entre otras (Panwar et al., 2022). Esta situación se agrava en las tierras secas del mundo, integradas por ecosistemas de baja capacidad de regeneración natural donde los procesos de degradación son difíciles de revertir y se asocian a una reducción de la productividad biológica y económica (Abraham et al., 2014).

Mientras la población se incrementa y con ello sus necesidades de consumo, mundialmente se promueve una agricultura sustentable, capaz de atenuar los impactos negativos sobre el ambiente. La sustentabilidad empresarial depende, entre otros muchos componentes, de la conservación de la biodiversidad ligada a toda la cadena productiva, y esta es una variable cuyos alcances son, frecuentemente, difíciles de dimensionar.

El punto de partida: destinar recursos a estudiar la biodiversidad vegetal

Las empresas integran comunidades con las que se vinculan estrechamente y se desarrollan en contacto con entornos naturales, interactuando positiva o negativamente. Con frecuencia, los emprendimientos productivos poseen áreas sin cultivar en las que crece vegetación espontánea como una prolongación del monte, la selva, el pastizal o el bosque que se extienden más allá del alambrado. Las plantas estructuran los paisajes y, junto a las características climáticas y geográficas, convierten a muchas zonas agrícolas del país en un atractivo turístico, científico o educativo. Por ello, practicar una agricultura sustentable implica conocer el estado de los recursos naturales asociados, entre ellos, la flora.

Cuando una empresa se propone investigar la biodiversidad vegetal e iniciar una acción de protección puede tener diferentes motivaciones: demandas de las partes involucradas en su actividad (clientes, consumidores, proveedores, inversores, etc.), requisitos regulatorios (leyes, ordenanzas, disposiciones municipales, etc.), compromisos voluntarios o combinaciones de todas ellas (certificación de normas de calidad, implementación de protocolos, realización de ensayos, etc.), entre otras (Panwar et al., 2022). En este marco, un estudio de diversidad vegetal implica efectuar relevamientos de campo para evaluar el estado general de la vegetación en un sitio particular: qué ejemplares hay, su determinación taxonómica, origen, fisonomía de la comunidad, etc. Muchas veces estos informes se acompañan con material visual como catálogos fotográficos o herbarios, útiles para atestiguar la presencia de una especie en un lugar y momento definidos y evaluar su comportamiento. Esta información constituye un diagnóstico que sirve a las empresas para diseñar la mejor estrategia de protección, prevención o mitigación de la pérdida de diversidad biológica en función de sus características, recursos, objetivos y posibilidades.

La flora relevada puede ser exótica (transportada voluntaria o accidentalmente desde su área de distribución natural), nativa (originaria del lugar en el que habita) o endémica. Esta última categoría incluye a aquellas especies nativas restringidas a un lugar o región geográfica muy específica. En Argentina existen cerca de 10 mil especies de plantas vasculares (esto es, que poseen raíz, tallo y hojas bien diferenciados y un sistema de tejidos especializado para la conducción de fluidos) y casi 2 mil de ellas son endémicas, es decir, solo viven en el país (Zuloaga, 2013). Por eso es tan importante protegerlas, sin importar si se encuentran en áreas privadas o no. Reconocerlas resulta fundamental para conservar la biodiversidad e incrementar la superficie efectivamente protegida en áreas públicas y privadas (Nanni et al., 2020; Grossi et al., 2012). Desde el sector académico-técnico, el exhaustivo relevamiento y la determinación taxonómica de especies contribuye con criterios científicos a la conservación (Fahrig, 2003).

Nadie valora lo que no conoce

En numerosas ocasiones las áreas privadas concebidas originalmente con fines productivos poseen endemismos que incluyen especies amenazadas. Ponerlas en valor puede constituir un aporte a la conservación de la diversidad biológica en ambientes estratégicos. Conocer la biodiversidad que se desarrolla en una propiedad puede enriquecer el enfoque de una empresa, potenciando el aprovechamiento alternativo de sus recursos. Además, la vegetación nativa brinda una serie de beneficios a los cultivos, conocidos como servicios ecosistémicos: hábitat para polinizadores,  enemigos naturales de las plagas (lo que incide en un menor uso de agroquímicos), aves y mamíferos (que contribuyen a controlar roedores); protección contra inundaciones y erosión hídrica y eólica; mejoramiento de la calidad del aire y regulación del clima, entre otros.

Las empresas que asumen la tarea de identificar las plantas que crecen en sitios no cultivados, bordes de plantaciones, canales de riego e interfilares, amplían su perspectiva a la educación ambiental, el agroturismo y la recreación, la investigación científica, el fortalecimiento de la interacción con la comunidad, la transferencia del sentido de pertenencia y del respeto por el entorno natural a los clientes, etc. Y la valoración social puede incidir en el desempeño económico.

En un mercado globalizado, las preferencias de los consumidores determinan fuertemente cómo una empresa se dará a conocer en el medio. Continuamente se incrementa la demanda de alimentos sanos, nutritivos y producidos bajo estándares de calidad ambiental. En este contexto, se busca incorporar el cuidado del ambiente a diferentes etapas del proceso de producción y comercialización de bienes y servicios. Este puede ser el mejor camino para diferenciarse, llegar a un público objetivo y posicionarse como referentes, consolidando una estrategia de marketing. Aspectos que incluso se ven reflejados en numerosas marcas y diseños de productos.

Un complemento insospechado para la conservación de la biodiversidad: las iniciativas privadas

Argentina es un gran productor de alimentos y, como tal, posee una enorme superficie cultivada en tierras privadas que incluyen parches de vegetación natural que pueden integrarse como corredores biológicos. Conocer y respetar la biodiversidad local y su importancia para toda la sociedad desafía a las empresas a cuidar la flora nativa. Por esto es importante comprender que la conservación de la diversidad biológica no está restringida a las áreas naturales protegidas (en general parques o reservas nacionales o provinciales). El sector privado también cumple un rol fundamental, sin importar demasiado qué motivó inicialmente los estudios técnicos: marketing o responsabilidad corporativa.

Estados, organizaciones no gubernamentales, asociaciones civiles e instituciones académico-científicas trabajan para lograr acuerdos que permitan diseñar políticas públicas integrales que contemplen los intereses y necesidades de toda la población y los equilibren con las aspiraciones de protección ambiental, a largo plazo. Mientras tanto, numerosas empresas destinan parte de sus recursos a acciones individuales y frecuentemente aisladas que nos otorgan tiempo, contribuyendo (tímida o contundentemente) con la conservación global de elementos clave para la salud de los ecosistemas.

Sobre roles y políticas públicas

Es deber ineludible del Estado garantizar la integridad de los ecosistemas y velar por la tutela de los bienes comunes. Es su función promover y comunicar lo pertinente a la conservación de la biodiversidad y planificar y ejecutar el ordenamiento del territorio con enfoque holístico. Esto implica consensuar las vocaciones productivas locales con el conocimiento y la protección de los bienes y servicios ambientales asociados, estimulando el aprovechamiento racional de los recursos naturales y la adopción de buenas prácticas. También es competencia estatal fortalecer el desarrollo institucional y la vinculación y acceso a aquellas entidades científico-académicas claves en materia de asesoramiento, capacitación, investigación e innovación. Finalmente (o inicialmente) es esencial incorporar la educación ambiental en todos los niveles, para formar ciudadanos (y consumidores) críticos, capaces de valorar, por ejemplo, la preservación de una especie endémica.

En este sentido, Argentina declaró su política ambiental en la Ley Nacional Nº 25.675 o Ley General del Ambiente (2002) y fijó amplios principios rectores para la conservación en la Estrategia Nacional sobre la Biodiversidad y Plan de Acción (2016-2020), que constituyó el marco institucional para el establecimiento de políticas públicas al respecto. Entre sus metas prioritarias se destacan: la articulación interinstitucional para la planificación y ordenamiento ambiental del territorio, el incremento de la superficie protegida con énfasis en los corredores biológicos y endemismos, el desarrollo de mecanismos públicos de fomento de la conservación de la biodiversidad (como sellos distintivos y acciones de promoción) en especial para pequeños productores, el impulso de la investigación y la educación ambiental, la capacitación de agentes del sector público y privado, la consolidación del Sistema Nacional de Información sobre Biodiversidad, la elaboración y actualización de listas de especies en peligro con sus indicadores y sistemas de monitoreo, el desarrollo de mecanismos financieros innovadores y el impulso de la restauración de ecosistemas degradados. El desafío consiste en poner en valor estos elementos, con la correspondiente adecuación normativa, en términos de la potencialidad de la conservación en terrenos productivos privados.

A nivel provincial, leyes como la N° 8.051 de Ordenamiento Territorial y Usos del Suelo (2009) y su regulatoria, la N° 8.999 del Plan Provincial de Ordenamiento Territorial (2017) o la N° 5.961 de Preservación del Medio Ambiente (1992), incluyen las bases para el desarrollo de instrumentos y programas tendientes a integrar las iniciativas privadas a distintas escalas. En este contexto las opciones pueden ser diversas: desde incentivos fiscales o tasas de crédito diferenciales para promover herramientas de protección de la biodiversidad hasta la implementación de sellos de calidad por el cumplimiento de estándares ambientales que distingan a aquellos emprendimientos más comprometidos, motivando a su vez a otros. Si bien se requiere de consensos y discusiones profundas, urge un sistema robusto de diagnóstico y monitoreo para reforzar el diseño de estrategias de conservación que contemplen la multifuncionalidad de los espacios productivos.  

Mutualismo en el ecosistema corporativo

Las principales convenciones internacionales vinculadas al ambiente han identificado a la conservación de la biodiversidad como un tema de relevancia global que amerita la atención de todos los sectores involucrados en las actividades productivas. El Convenio sobre la Diversidad Biológica (UNEP, 1994), las Metas de Biodiversidad de Aichi (UICN, s.f.) y su integración en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (UNDP, 2015) son solo algunos ejemplos de iniciativas que aportan marcos conceptuales, indicadores y principios regulatorios para inspirar acciones a gran escala que mitiguen o reviertan la pérdida de biodiversidad, al tiempo que advierten sobre los riesgos de no profundizar y generalizar acciones en el mediano plazo. Por ello es que la protección de la diversidad biológica en los paisajes agrícolas debe incorporarse enérgicamente a las perspectivas mundiales de conservación (SCDB, 2008).

El término “mutualismo” proviene del latín mutuus y significa “recíproco”. Precisamente en Biología hace referencia a la interacción entre dos o más organismos de especies diferentes en la que ambos se benefician, haciéndolos más aptos para crecer y desarrollarse en un determinado ambiente. En una analogía entre un sistema corporativo y uno ecológico, puede decirse que las estrategias de marketing y la protección de la biodiversidad pueden tener una relación de tipo mutualista: mientras se consolidan los programas de responsabilidad social empresaria, triple impacto o I+D+i, se suman nuevos espacios de conservación que complementan al Sistema Nacional de Áreas Protegidas. Esto representa un desafío pero también una oportunidad de sinergia entre el sector público y privado, para financiar proyectos interdisciplinarios e intersectoriales que permitan dar respuesta a las demandas en la materia y diseñar modelos productivos superadores, efectivos y sustentables.

 

Foto 1. Vegetación en un viñedo típico, Las Chimbas, Gral. San Martín, Mendoza. Foto: Ana Paz Vignoni.

Foto 1. El Monte con su endémico “piquillín” (Condalia microphylla Cav.) en primer plano, en contraste con los “álamos negros” cultivados (Populus nigra L.). De fondo el Volcán Tupungato. Tupungato, Mendoza. Foto: Ana Paz Vignoni.

Foto 2. El atardecer delata la silueta de la fisonomía de la vegetación nativa que rodea a un cultivo en Montecaseros, Gral. San Martín, Mendoza. Foto: Ana Paz Vignoni.

Foto 3. Límite de vegetación nativa en el piedemonte mendocino definido por las llamativas “frutillas del campo” (Ephedra ochreata Miers) bordeando un viñedo. Gualtallary, Tupungato, Mendoza. Foto: Ana Paz Vignoni.

Foto 4. Límite entre la vegetación espontánea y un cultivo en Tunuyán, Valle de Uco, Mendoza. Foto: Ana Paz Vignoni.

 

 

Referencias Bibliográficas

Abraham, E., Rubio, C., Salomón, M. & Soria, D. (2014). Desertificación: problema ambiental complejo de las tierras secas. Ventanas sobre el territorio. Herramientas teóricas para comprender las tierras secas. Mendoza: EDIUNC, 187-265.

Carpenter, S. R., Mooney, H. A., Agard, J., Capistrano, D., DeFries, R. S., Díaz, S., ... & Whyte, A. (2009). Science for managing ecosystem services: Beyond the Millennium Ecosystem Assessment. Proceedings of the National Academy of Sciences, 106(5), 1305-1312. https://doi.org/10.1073/pnas.0808772106

Congreso de la Nación Argentina. (2002). Ley Nacional Nº 25.675 Ley General del Ambiente. Boletín Oficial de la República Argentina.

Fahrig, L. (2003). Effects of habitat fragmentation on biodiversity. Annual review of ecology, evolution, and systematics, 34(1), 487-515.

Gobierno de Mendoza. (1992). Ley Provincial Nº 5.961 de Preservación del Medio Ambiente. Boletín Oficial de la Provincia de Mendoza.

Gobierno de Mendoza. (2009). Ley Provincial N° 8.051 de Ordenamiento Territorial y Usos del Suelo. Boletín Oficial de la Provincia de Mendoza.

Gobierno de Mendoza. (2017). Ley Provincial Nº 8.999 Plan Provincial de Ordenamiento Territorial. Boletín Oficial de la Provincia de Mendoza.

Grossi, M. A., Gutiérrez, D. G. & Delucchi, G. (2012). Una mirada sobre el estado actual de la conservación de la flora argentina. Conservación Vegetal, 16: 15-17.

Nanni, A. S., Rodríguez, M. P., Rodríguez, D., Regueiro, M. N., Periago, M. E., Aguiar, S., ... & Gasparri, N. I. (2020). Presiones sobre la conservación asociadas al uso de la tierra en las ecorregiones terrestres de la Argentina. Ecología Austral, 30(2), 304-320.

Organización para las Naciones Unidas (ONU). (2022). Objetivos de Desarrollo Sostenible. Acceso: 23/06/22. URL: https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/objetivos-de-desarrollo-sostenible/

Panwar, R., Ober, H., & Pinkse, J. (2022). The uncomfortable relationship between business and biodiversity: Advancing research on business strategies for biodiversity protection. Business Strategy and the Environment, 1-13. https://doi.org/10.1002/bse.3139

Quijas, S., Schmid, B. & Balvanera, P. (2010). Plant diversity enhances provision of ecosystem services: A new synthesis. Basic and Applied Ecology, 11(7), 582-593. https://doi.org/10.1016/j.baae.2010.06.009

Secretaría del Convenio sobre la Diversidad Biológica (SCDB). (2008). La Biodiversidad y la Agricultura: Salvaguardando la biodiversidad y asegurando alimentación para el mundo. Montreal, 56 pp.

Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). (s.f.) Integrar las Metas de Biodiversidad de Aichi en los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Serie Notas de Política: Objetivos de Desarrollo Sostenible, 1, 9.

United Nations Environment Program (UNEP). (1994). Convention on Biological Diversity (CBD). Text and Annexes. The Interim Secretariat For the Convention on Biological Diversity, Geneva, Switzerland, 34.

Zuloaga, F. (2013). Ciencia para conocer y proteger la Flora Argentina. Ciencia con voz propia, CONICET. Buenos Aires, Argentina, 1.

 

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Cuando una estrategia corporativa involucra la conservación de la biodiversidad

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Vignoni Abraham, Ana Paz - Ver Ficha

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Cómo citar este artículo

Vignoni Abraham, Ana Paz (23 de agosto 2022) "Cuando una estrategia corporativa involucra la conservación de la biodiversidad".
Publicado en la Plataforma de información para políticas públicas de la Universidad Nacional de Cuyo.
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Fecha de consulta: 30/12/2024

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