Educación
El presente artículo es el resultado de una investigación llevada a cabo en el colectivo de alumnos postulantes a la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional de Cuyo, para el año 2011.
Publicada el 21 DE NOVIEMBRE 2011
El mismo se enfoca en el estudio de las nuevas desigualdades digitales que se manifiestan en torno a internet, cada vez más relevantes en la sociedad de la información y el conocimiento. Para ello se estudiaron las diferencias en las condiciones de acceso, en las competencias o alfabetización digital y en la apropiación de internet, es decir, su adaptación a la vida cotidiana.
Internet no sólo es un medio de comunicación sino que constituye un fenómeno sociocultural de importancia creciente. Es una tecnología de la información y la comunicación que marca un antes y un después en el acceso a la información, al conocimiento y en la interacción humana.
Uno de los fenómenos de mayor importancia al momento de estudiar internet es el de las desigualdades que se generan en torno a esta nueva herramienta. Éstas no pasan sólo por la llamada brecha digital (la diferencia entre los que acceden o no a internet), sino que son mucho más abarcadoras y están también ligadas a la capacidad de utilizar internet: saber encontrar la información, usarla, procesarla, transformarla en conocimiento.
Dado que internet se vuelve cada vez más indispensable en nuestras sociedades, lo que se plantea entonces es prestar atención a estas nuevas desigualdades digitales. El presente artículo hace referencia a una investigación realizada con los alumnos del preuniversitario de las carreras de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNCuyo (FCPyS): Ciencias Políticas, Sociología, Comunicación Social y Trabajo Social; cuyo objetivo fue estudiar de qué manera se manifiestan las desigualdades en torno a internet en este colectivo de estudiantes tomando en cuenta las condiciones de acceso, los conocimientos sobre el uso y la apropiación de internet, y cómo se relacionan éstos con su condición socioeconómica.
Para ello se diseñó y se aplicó un cuestionario al grupo de aspirantes a la FCPyS en el periodo de ingreso de diciembre de 2010, por medio del cual se estudiaron las desigualdades digitales a partir de cuatro dimensiones: Acceso a internet, Competencias o habilidades digitales, Tipos de uso y Apropiación de internet.
Para el análisis se observó, en primer lugar, de qué manera se distribuyen las diferentes variables que incluye cada dimensión de las desigualdades digitales en estos alumnos y, en segundo lugar, cómo se relacionaban con el nivel socioeconómico de los estudiantes (definido por la ocupación y el nivel educativo del jefe de hogar).
Acceso, competencias, uso y apropiación
Las desigualdades digitales en los alumnos postulantes a la FCPyS se distribuyeron con una característica en común: no hay diferencias extremas que marquen abismos, sino que en todas se ve una heterogeneidad que conforma un abanico de situaciones “digitales” diferentes.
En cuanto al acceso, hay una alta penetración de internet: el 98% lo utiliza. Gran parte de estos estudiantes comenzó a usar internet desde hace entre 2 y 5 años (42%); o entre 5 y 8 años (31%). La mayoría de estos estudiantes tiene computadora e internet en su hogar, aunque hay un 13% de estudiantes de los preuniversitarios que no posee computadora y un 28% que no cuenta con conexión a internet. De los alumnos que disponen de internet en el hogar, la mayor parte lo hace desde hace pocos años y tan sólo el 20% lleva más de 5 años con esta herramienta en el hogar.
Los datos sobre los principales lugares de conexión de los aspirantes indican que éstos emplean una cantidad de estrategias para usar internet. Los alumnos hacen un uso importante de los ciber y de casas de familiares o amigos para conectarse; incluso los que ya tienen internet en el hogar aprovechan estos otros lugares para navegar en la web. La mayor parte de los alumnos, el 71%, accede a internet todos los días, ya sea una o más veces. La intensidad de uso en cambio, presenta una mayor heterogeneidad: los alumnos se conectan en un rango que va de 0 a 72 horas.
Lo mismo se manifestó en torno a los nuevos conocimientos y habilidades necesarios para manejar las tecnologías en la sociedad del conocimiento, que también demostraron estar desigualmente distribuidos. Todos los alumnos pueden realizar las tareas más simples tanto en la computadora como en internet, como es el caso de copiar o mover archivos y realizar búsquedas.
Sin embargo, al aumentar la complejidad de las tareas, el porcentaje de alumnos capaz de realizarlas sin ayuda comienza a descender. En el caso del uso general de computadoras, menos de la mitad de los alumnos sabe detectar y resolver problemas de funcionamiento, y sólo un 60% sabe cómo mantener la PC libre de virus. Con internet sucede el mismo fenómeno: sólo el 55% de los alumnos dijo poder realizar las tareas de buscar, descargar e instalar software, y la proporción disminuye al 31% cuando se trata de realizar llamadas telefónicas por internet.
Esta tendencia quedó reflejada en el análisis del conocimiento de ciertos términos relacionados a internet. Casi la totalidad de los alumnos conoce lo que es .mp3, y el 95% también conoce el término módem. Alrededor del 75% sabe lo que es un blog, postear y .gov; y aproximadamente la mitad de ellos lo que se entiende por refrescar una página, qué es el spam, el formato .jpg, o la copia oculta en un email. Pero con los términos relacionados a herramientas más novedosas, especialmente referidas a la web 2.0, estas proporciones disminuyen considerablemente: sólo el 12% conoce lo que es una RSS, y el 13% lo que son las widgets.
Esta heterogeneidad también se reflejó en los tipos de uso de internet, aunque en menor medida. La mayoría de los estudiantes utilizan internet sobre todo para participar en redes sociales, y para buscar información de interés personal o para el estudio o trabajo: más del 75% de los estudiantes se conecta con frecuencia a internet para realizarlas. Los usos relacionados con el entretenimiento, como escuchar música y ver videos, son realizados por alrededor de la mitad de los alumnos, así como las descargas de archivos y el uso de chat. Pocos siguen las noticias en diarios o revistas online, y muchos menos alumnos la utilizan para buscar información sobre bienes y servicios. También resultaron escasos los estudiantes que utilizan la web de una manera participativa y comunitaria, compartiendo información, participando en foros o comentando noticias o artículos.
Respecto a la apropiación -o el grado en que incorporan internet a su quehacer cotidiano- también encontramos una diversidad de situaciones. La mayor parte de los alumnos adapta esta herramienta a las actividades que tienen que ver con lo informacional; de hecho muchos sólo lo utilizaban para estos fines, equiparando de cierta forma a la red con un depósito “digital” de libros, diccionarios, enciclopedias, que antes podían encontrar en las bibliotecas. El 75% de los alumnos utiliza internet cuando quiere verificar alguna información, el 83% cuando quiere buscar la definición o la traducción de una palabra, y un 66% para buscar algún libro o revista. Actividades cotidianas como conseguir un número de teléfono, averiguar precios, planificar el fin de semana, ver el estado del tiempo, o solucionar algún problema de la computadora, no son realizadas por muchos alumnos utilizando internet.
Estas diversas maneras de acceder, conocer y utilizar el medio están ligadas entre sí en una relación de mutua imbricación, siendo el acceso la variable con mayor poder explicativo sobre las demás. Pero el acceso a su vez está fuertemente ligado con las características del hogar de los alumnos, que demostraron ser de cierta forma el punto de partida para las desigualdades en torno a internet.
Detrás de las desigualdades en el acceso: las desigualdades analógicas
En el estudio se que comprobó que el nivel socioeconómico de los alumnos juega un papel clave en las desigualdades en internet, ante todo por su fuerte asociación a la dimensión del acceso.
Tanto la ocupación como el nivel educativo del jefe de hogar estuvieron estrechamente asociados con el equipamiento tecnológico del hogar, y por ello también a la intensidad y la frecuencia de uso. Los alumnos que no tienen acceso a esta herramienta se conectan principalmente desde ciber, casas de conocidos o desde el lugar de estudio o trabajo, lugares que involucran mayores costos o un tiempo más limitado y condicionado para navegar en la red.
Las características del jefe de hogar estuvieron también relacionadas con la introducción al uso de internet y la antigüedad de la conexión: los alumnos con mayor nivel socioeconómico comenzaron antes a conectarse y a navegar por internet, y además llevan más tiempo contando con acceso desde sus hogares.
A través de estas diferencias en el acceso, las características del hogar influyen sobre el resto de las dimensiones de las desigualdades digitales. Por lo tanto, el nivel socioeconómico de los alumnos se relaciona con las competencias, el uso y la apropiación, por medio de su fuerte condicionamiento sobre el acceso, que hace el papel de puente entre lo estrictamente analógico y lo específicamente digital.
El acceso y su papel en las distintas dimensiones de las desigualdades digitales
Las competencias digitales estuvieron directamente relacionadas a todas las variables del acceso. Los estudiantes que empezaron a usar internet antes, que tienen conexión en el hogar y que llevan más tiempo disponiendo de ella, así como los que integran los grupos con mayor frecuencia e intensidad de uso, pueden realizar una mayor cantidad de actividades y tienen un conocimiento más amplio de distintas herramientas y aplicaciones de internet.
En cuanto a los tipos de uso, las desigualdades se manifiestan en la variedad de actividades que los alumnos realizan y la frecuencia con que pueden realizarlas. Los que tienen internet en sus hogares y los que se conectan con más intensidad y frecuencia son los que más aprovechan el abanico de posibilidades que brinda el ciberespacio, haciendo un uso más variado de la web. En los alumnos que se conectan con poca frecuencia y en el grupo de alumnos que no tienen conexión a internet en el hogar, el tipo de uso está orientado casi únicamente a la búsqueda de información, seguido por la participación en redes sociales. Por el contrario, los que sí tienen internet y, entre ellos, sobre todo los que tienen altos niveles de conexión, hacen también un uso frecuente de aplicaciones orientadas al entretenimiento y de actividades que implican la participación en comunidades o foros propios de la web 2.0.
Por lo tanto, mientras mejores condiciones hay en el acceso conexión, más variedad de usos y viceversa. A medida que disminuyen las condiciones de acceso se reducen también los usos, lo que sumado a la falta de internet en el hogar resulta en unas frecuencias muy exiguas y una utilización muy limitada del medio.
Lo mismo sucede con la apropiación. Dado que la apropiación implica incorporar internet a actividades que realizamos diariamente, tener o no conexión, que sea parte o no de nuestra cotidianeidad, equivale a una diferencia importante. Los alumnos que no contaban con internet en sus hogares la usan sólo para tareas orientadas a lo académico, mientras que los que sí tenían conexión, la aplican a más variedad de actividades. A mayor cantidad de años utilizando internet, o mientras más tiempo pasan conectados, los alumnos cuentan con mayores niveles de apropiación. Esto puede deberse a que al estar más familiarizados con el ciberespacio, cuentan con mayores conocimientos sobre cómo pueden facilitar ciertas tareas de la vida diaria con su ayuda.
De esta manera, se comprueba que mejores condiciones en el acceso equivalen a mayores probabilidades de obtener más competencias digitales, de hacer un uso más diversificado de internet y de adaptarlo a una mayor cantidad de actividades.
Reflexiones finales sobre políticas públicas
En primer lugar, el hecho de que las diferencias en las competencias, el tipo de uso y la apropiación entre los alumnos con distintos niveles socioeconómicos estén mediadas por las características del acceso, revela la importancia de expandir las conexiones a internet como una primera condición (necesaria pero no suficiente) para zanjar estas desigualdades.
Por otra parte vale la pena resaltar una característica que se observa en las diferentes dimensiones de las desigualdades en el ciberespacio. Tanto al analizar la influencia de la antigüedad en el uso de internet, la intensidad de uso, los grupos de conectados y el sexo; es decir, en las distribuciones de todas las variables con que buscamos relaciones, se comprobó la misma tendencia: todos los alumnos pueden realizar las actividades más simples y utilizan la web para buscar información; pero a medida que se complejizan las tareas, las diferencias surgen y se vuelven crecientes. Esto mostraría cómo internet se difunde en círculos concéntricos y cómo aunque con el tiempo ciertas actividades pasan a ser apropiadas por todos los usuarios, van surgiendo otras que son realizadas en principio por unos pocos.
En este sentido, las políticas en materia de Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) son imprescindibles para la reducción de la brecha digital y el aprovechamiento de su potencial para lograr mayores niveles de igualdad, que pueden retraducirse en mayores posibilidades para los estudiantes más marginados del mundo digital, no sólo en internet, sino que dado que la red atraviesa todos los sectores de la sociedad, esta inclusión puede significar un mejoramiento de su calidad de vida en general.
Ahora bien, el simple hecho de usar internet no garantiza que sus usuarios estén plenamente alfabetizados o que la aprovechen en toda su complejidad, por lo tanto estas políticas no pueden reducirse a ampliar el acceso, sino que tienen que hacer frente a todas las dimensiones de la desigualdad, ante todo desarrollando competencias en el uso de internet para que pueda ser utilizada por los jóvenes como una herramienta de la que pueden obtener múltiples beneficios al adaptarla a sus necesidades, emprendimientos y vida diaria.
Por lo tanto, el Estado debe continuar y avanzar en su política de brindar computadoras y acceso a internet a los jóvenes, y hacerlo extensivo a toda la población. Estas políticas deben ser acompañadas sin excepción con programas para desarrollar los conocimientos y habilidades necesarias para integrar esta herramienta a la vida cotidiana y poder ser aprovechada en toda su potencialidad.
Es importante también destacar el papel de la universidad en cuanto a esta temática. Este estudio ha demostrado que no todos los alumnos que ingresan tienen los mismos conocimientos ni las mismas capacidades de utilizar internet, incluso dentro de los que disponen de conexión en el hogar. Consecuentemente, también debe garantizar la posibilidad de acceder a internet a todo el colectivo de alumnos, además de avanzar en la alfabetización digital ofreciendo cursos, talleres y brindando asistencia respecto del uso de internet a los estudiantes que lo necesiten.
Finalmente, debe resaltarse que aunque se considera que internet puede y debe ser utilizada para la inclusión social, también se plantea que los problemas cruciales de la divisoria digital no son sólo tecnológicos, sino que son sociales, económicos y políticos, y están ligados a desigualdades estructurales en la sociedad. La disminución de la pobreza y la marginalidad, es una condición necesaria para poder disminuir las brechas digitales.
Bibliografía
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Warschauer, M. (2006). Tecnology and social inclusion. Rethinking the digital divide. Masachussets: MIT Press.
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