Desarrollo humano y cultura

En tiempos de pandemia. La indefensión social y la incidencia de las políticas en la salud y el trabajo.

"Mire doña Soledad, póngase un poco a pensar

 que es lo que quieren decir con eso de la libertad.

Usted se puede morir, eso es cuestión de salud

Pero no quiera saber lo que cuesta un ataúd."

                                                 Alfredo Zitarrosa

Publicada el 24 DE AGOSTO 2020

Actualmente nos encontramos ante una pandemia (epidemia que se propaga a escala mundial). Emergió un nuevo coronavirus, el SARS-CoV-2, causando la enfermedad COVID-19, expandiéndose sobre los seres humanos y en el mundo con la misma aceleración que la globalización capitalista lo ha hecho a través de las comunicaciones y los dispositivos del siglo XXI. (KOHEN, 2020)

Esta afección es de alto nivel de contagio a través de portadores sanos asintomáticos, no obstante, provoca fiebre, síntomas respiratorios y varía el cuadro clínico de la persona afectada de leve, grave hasta a veces provocar su muerte (Ministerio Salud, 2020).

El SARS-CoV2 expuso a nivel mundial   la trama ideológica del capitalismo y su modelo neoliberal dominante, para el cual, las personas mayores, la clase trabajadora y los más desposeídos siguen siendo segmentos sociales prescindibles. Si bien es cierto, que esta enfermedad puede ingresar al organismo de cualquier persona, en términos socioeconómicos, no a todos los afecta por igual (Alvarado, 2020).

Debajo del mapa del avance de la infestación y muerte por Covid a nivel mundial, queda expresada la disputa entre sectores antagónicos del sistema productivo y su forma de relacionarse con la naturaleza. Que transcurre simultáneamente con una aguda crisis económica y conflictividad social que tiende a incrementarse en el transcurrir de la pandemia.

No es un hecho desconocido que el problema devino de los embates socioambientales y que pusieron en evidencia la mirada restringida de los gobiernos y decisores políticos internacionales sobre el tema, recayendo esta inoperancia de gestión, sobre las estructuras de la sanidad y las economías de todos los países afectados por el SARS-CoV2.

El neoliberalismo capturó de forma profunda las subjetividades de la población mundial y fue obsecuente con el capitalismo logrando sostenerse a partir de la economización de todas las esferas de la vida, trastocando los valores, las formas en la sensibilidad, las prácticas sociales, las costumbres y el sentido común tanto individual como del colectivo (ALEMÁN, 2018).

La epidemia mundial del virus ha desencadenado y agravado terriblemente una crisis sanitaria que ha provocado un confinamiento asfixiante de la economía, transformando un modo de vida extrovertido, volcado hacia el exterior, en uno introvertido y al interior de los hogares. (MORIN, 2020).

Desde los medios de información y las redes sociales se libra una batalla que adquiere la forma de Infodemia, o Infodemic (OMS-OPS, 2020), término utilizado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para referirse a la sobreabundancia informativa falsa y a su rápida propagación entre las personas y medios. La Infodemia, genera temor, desconcierto, malestar sufrimiento, parálisis, altera y desequilibra la necesaria salud mental para poder afrontar las medidas de prevención y cuidado individuales, familiares y colectivas.

La infodemia genera desinformación y es una manifestación del lado no biológico de la epidemia mundial. Puede afectar negativamente la salud humana, se difunde y se asimila muy rápidamente, dando lugar a cambios de comportamiento que pueden llevar a que las personas tomen mayores riesgos. Todo esto hace que la pandemia sea mucho más grave, perjudique a más personas y ponga en peligro el alcance y la sostenibilidad del sistema de salud mundial. (OMS-OPS, 2020).

Se tensiona la disputa ideológica y los mecanismos de producción de subjetividades individuales y colectivas dan como resultado respuestas desiguales en el afrontamiento de una enfermedad desconocida, que no tiene ni tratamiento eficaz ni vacuna para prevenirla. (KOHEN, 2020).

La economía mundial está sufriendo una crisis sin precedentes generada por el coronavirus, detonando globalmente sobre la salud pública. A la vez, nos espeja descarnadamente cómo la pandemia recae sobre una sociedad ya doblegada por un mercado laboral desregulado, mercantilizado en extremo, que demuestra sin necesidad de grandes argumentaciones y de forma expresa, como de la precariedad laboral deviene la mala salud.

La precariedad laboral debe entenderse desde un constructo conceptual que se materializa en la inestabilidad laboral y en la indefensión de quien la padece. Medida desde  sus dimensiones más representativas como son la temporalidad, es decir la contratación a tiempo definido, la vulnerabilidad o  indefensión ante el disciplinamiento salarial, el nivel de ingresos  que  clasifica al trabajador por su  dependencia económica y determina su privación material y la inaccesibilidad  a la seguridad social y el seguro de desempleo como se observa en la Tabla 1 (Amable,M;Benach,J;Gonzalez,S;, 2001).

Tabla 1. Núcleos centrales de salud asociados a la precariedad laboral según los diferentes grupos de discusión  (Amable,M;Benach,J;Gonzalez,S;, 2001)


Fuente: Elaboración propia en base a Amable,M; Benach,J; Gonzalez,S (2001)

La contracara del riesgo de contagio es el riesgo laboral. El contagio, aún no tiene cura y ha sido prioritario para el gobierno argentino, a través de la medida preventiva del aislamiento social obligatorio (ASPO). El riesgo laboral, mantiene al Estado trabajando sobre distintas esferas, ya sea bajo el concepto de despidos o posibles hechos futuros (suspensiones) o distintos tipos de riesgo salarial, (atraso en el pago de salario, su reducción, la suspensión con reducción salarial o los acuerdos con gremios para la reducción de los mismos) (CEPA, 2020).

Un informe del Centro de Capacitación y Estudios sobre Trabajo y Desarrollo (CETyD, 2020) informa que sólo el 35% de sus trabajadores activos tienen capacidad de mantener total o parcialmente su actividad o sus ingresos durante la pandemia. Se hace visible como nunca antes, esa enorme rueda de la economía informal que subsiste en forma periférica al sistema y que, en un contexto de hacinamiento habitacional y falta de condiciones de cuidado e higiene, los expone brutalmente al riesgo de contagio (Porto, 2020).

La precariedad laboral ya no se limita a un colectivo de los trabajadores temporales, sino que se transforma en una variable del mundo laboral que debe ser considerado no sólo por sus implicancias individuales sino también como un elemento clave en la compleja y heterogénea conformación de identidades y solidaridades colectivas (Amable,M;Benach,J;Gonzalez,S;, 2001).

A causa del desambiente laboral, se dificultan las formas organizativas de los grupos, se pierde la cooperación, la vinculación, la subjetividad con la empresa, afectando las relaciones horizontales entre trabajadores y relaciones con el empleador (OIT, 2020). Esto confina al trabajador a una inseguridad y fragilidad de su salud, donde se le suma la inseguridad económica. (BUCCI & FACCENDINI, 2020) Condiciones todas, que los incapacitan para ejercer sus derechos legales, incluida su salud. (Cenci, 2018).

Esta recesión en curso, estimula y acelera aspiraciones dominantes para revertir derechos sociales e inducir nuevas formas de gestión y explotación de las fuerza de trabajo provocando costos en la salud del trabajador (Gambina, 2020)

Adicionalmente, dado el contexto de reclusión, se instala en diferentes espacios, la modalidad del teletrabajo, se despliegan las economías de plataforma, la utilización de la inteligencia artificial y otras formas de la economía del conocimiento.

Los expertos advierten los riesgos de un mundo laboral virtualizado.  Hay cuestiones específicas de la modalidad, que necesitan ser atendidas para garantizar los derechos laborales como son la definición de una jornada laboral, el derecho a desconexión, la provisión de equipamiento, la compensación de gastos, la protección de datos  y  hasta la privacidad  del domicilio, estos, son algunos de los problemas  que quedan encubiertos. (Prieto & Rocha, 2014)

Los límites entre el escenario laboral y doméstico se han perdido y se naturaliza trabajar a cualquier hora y cualquier día (AZZI & SAFEDAY, 2020). Lo que conlleva, para las mujeres principalmente, un aumento de la denominada triple carga laboral: trabajo formal, trabajo doméstico y trabajo reproductivo.

La Ley de Teletrabajo sancionada recientemente, tiende a poner un freno a la precarización laboral y ha generado cierta resistencia entre algunos sectores empresariales que mantienen su postura de flexibilización laboral y la frustrada reforma laboral del gobierno anterior.

Los sectores más vulnerables de la sociedad y los trabajadores han sido quienes más se han visto afectados por la pandemia tanto desde el punto de vista infectológico como desde las consecuencias sociales, familiares y relacionales.

Fue necesaria una intensa movilización de los sectores sindicales, académicos y políticos para lograr que se sancionara el 13 de abril pasado por parte del Gobierno el DNU 367/20  que “considera la enfermedad Covid-19 producida por el coronavirus SARS-CoV-2  presuntivamente una enfermedad de carácter profesional -no listada- respecto de las y los trabajadores dependientes excluidos mediante dispensa legal y con el fin de realizar actividades declaradas esenciales, del cumplimiento del aislamiento social, preventivo y obligatorio ordenado por el Decreto N° 297/20 y sus normas complementarias".. (BOLETIN OFICIAL DE LA REPUBLICA ARGENTINA, 2020)

Esto determinó que las Aseguradoras de Riesgos del Trabajo (ART) debieran dar cobertura a los trabajadores que contraigan el Covid-19, en aquellos casos en que las personas se encuentren desempeñando actividades y servicios declarados como esenciales en el marco de la emergencia sanitaria.

 El último informe de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo muestra que el sistema cubrió cerca del 15% del total de los casos de Covid-19. Un dato destacado del informe elaborado, es que el 42% de los casos informados corresponden a trabajadores relacionados con el área de la salud. (OJEDA, 2020). Le siguen trabajadores Fuerzas Armadas y seguridad en un 8%, sector mantenimiento y limpieza 5%, transporte 3% y un número muy importante dentro de empleados y trabajadores de supermercados, frigoríficos (OJEDA L. , 2020)

Los efectos y expresiones de la pandemia en el plano de la relación salud y trabajo nos pone ante la necesidad de reestructurar nuestro Sistema de Prevención y su legislación. Abordándola con una metodología que permita comprenderla en su complejidad y de manera simultánea en tres niveles.   

1) En el nivel individual o singular, y en esta etapa de circulación viral, las acciones son las de capacitar en el uso y proveer a los trabajadores los Elementos de Protección Personal (EPP), que les debe proporcionar el empleador para los distintos niveles de exposición.  Sobre esto hay sobre abundancia de recomendaciones y protocolos.

2) En nivel colectivo, intervenir sobre las distintas condiciones y medio ambiente de trabajo (CyMAT) en los establecimientos, utilizando las herramientas de la epidemiología específica para COVID-19, además que en cada empresa se realicen y financien los hisopados y testeos rápidos.

3) En el nivel estructural es donde se está librando hoy una intensa disputa de intereses entre el capital financiero, Aseguradoras de Riesgos de trabajo (ART), y los trabajadores en torno al reconocimiento de COVID-19 como enfermedad profesional. La demostración del nexo causal de la enfermedad deja de ser un simple echo académico científico para adquirir una dimensión político legal y de gran sensibilidad económica para el trabajador.

Para una salida administrada del Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio es necesario incrementar todos los mecanismos de prevención. Será una condición fundamental para la gestión, intervención y eficacia de las acciones en los tres niveles citados, una amplia y decisiva participación de los trabajadores. (KOHEN, 2020).

La pandemia expuso de la forma más cruel, y con las muertes de miles de personas en el mundo, los objetivos y el carácter rector de los modelos económicos dominantes en los gobiernos de cada país para poner en valor la salud de sus pueblos.

Argentina, con un Ministerio de Salud recuperado y su eje centralizado en acciones de prevención y asistencia, muestran el fuerte activismo del Estado nacional para enfrentar la pandemia. Simultáneamente abordó con gran esfuerzo la situación sanitaria, el sostenimiento del ingreso a los sectores más vulnerables de la población y a las actividades económicas afectadas por el Aislamiento Social Preventivo Obligatorio.

El coronavirus dejó al desnudo la grave situación que atraviesa la economía del país. En ese contexto, casi 40 millones de argentinos viven en un hogar donde algún miembro percibe cierto ingreso del Estado. Se trata nada menos que del 89% de la población total del país, una cifra que resulta impactante, como se observa en siguiente esquema. (Coronavirus, crisis e ingresos: cuántas personas reciben alguna ayuda por parte del Estado, 2020)

Esquema sobre la estimación de la población mayor de 18 años cubierta por ingresos provenientes del Estado

Fuente: CETyD en base a EPH (INDEC), Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social y Ministerio de Desarrollo Productivo (datos al 26/05/2020)

Las medidas tomadas por el gobierno nacional, han tenido el objetivo de, además de atender las necesidades del sistema de salud, ofrecer cierto grado de protección social, cuidar el empleo y dar continuidad a las empresas, evitando los despidos masivos. El objetivo es que el impacto de esta pandemia, no signifique un cambio aún más duradero e irreversible en el mercado de trabajo. (Lucero, 2020).

La salud del trabajador, no es sólo un problema de carácter biológico, que se resuelve en el ámbito biomédico, sino que se encuentra atravesada básicamente por políticas de Estado, que están determinadas por lo económico y lo social. Podemos dimensionar en la siguiente tabla, cómo la Cobertura de Asistencia al Trabajo y la Producción (ATP) y el Ingreso familiar de Emergencia (IFE) han mitigado los impactos de la pandemia en cada hogar que ha sido beneficiado.

Tabla 2. Cobertura del ATP y el IFE (CETyD)

Fuente: CETyD en base a EPH (INDEC), Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social y Ministerio de Desarrollo Productivo (datos al 26/05/2020)

Presenciamos a diario, como los países del primer mundo no logran contener la propagación del virus. Países que privilegiaron el sostenimiento de los indicadores económicos y el individualismo como modo de vida, con políticas neoliberales y donde la salud es concebida un bien de mercado, cuentan muertos en su gestión que la humanidad no olvidará fácilmente.

No ha de sorprendernos que, aquellos países donde estas políticas se han aplicado con mayor dureza, sean hoy también los países que tienen mayores índices de mortalidad debido a la pandemia, producto del debilitamiento del sector salud. Son claros ejemplos de ello EEUU, España, Italia, Gran Bretaña, Brasil. (Wierzba G, 2020).

Tabla 3. Principales indicadores de seguimiento de la pandemia.

Fuente: Elaboración propia en base al informe diario de la OMS y la John Hopkins[1]. Datos al 10 de agosto de 2020.

Ha caído en un gran descrédito el pensamiento económico dominante pre-pandemia (establishments político-mediáticos de la Unión Europea), los cuales establecían que el éxito económico de los países tenía que basarse en la austeridad del gasto público, social y sanitario. Las consecuencias de sus efectos están a la vista, provocando sufrimiento y dejando a los países afectados sin los medios necesarios para proteger a la sociedad del impacto del coronavirus. (NAVARRO, 2020).

En su Informe de Agosto la CEPAL sostiene: “si no se controla la curva de contagio de la pandemia, no será posible reactivar la economía de los países. Indica que tanto el control de la pandemia como la reapertura económica requieren liderazgo y una rectoría efectiva y dinámica de los Estados, que integren políticas de salud, políticas económicas y políticas sociales. Con la participación de actores técnicos y representativos de diversos campos de conocimiento, que faciliten e incorporen la participación social, para garantizar la viabilidad y factibilidad de las medidas que se tomen en el marco de la respuesta a la pandemia.” (CEPAL-OPS, Agosto 2020)

Los humanos somos un riesgo biológico, las máquinas no lo son, nuestras relaciones sociales quedaron mediadas por plataformas corporativas debido al COVID-19. Todo está siendo resignificado a partir de la tecnología, con el fin de evitar el contacto, pero lo que más echamos de menos, es el contacto. (KLEIN , 2020)

La covid-19 está mostrando que la vulnerabilidad o mortalidad humanas no son democráticas, sino que dependen del estatus social. La muerte no es democrática (CHUL-HAN, 2020). La nueva normalidad a la que retornaremos es un proceso en construcción y que recién ha comenzado, estamos en el desarrollo de la pandemia y en un momento de aguda lucha entre el capital y el trabajo.

Esta pandemia ha tenido la particularidad de hacernos reconocer la fragilidad humana, en un mundo peligrosamente desigual y nos ha demostrado que no existen soluciones posibles desde lo individual. Debemos pensar, como humanidad, en nuevos mecanismos que organicen la vida de una manera mucho más solidaria, comunitaria y radicalmente igualitaria ya que el problema de la pandemia comenzó por la estructura económica del mundo y nos tuvo a gran parte de la sociedad como espectadores pasivos de decisiones que tomaron unos pocos.

Bibliografía

[1] Mapa On line Pandemia CoVid-19, Universidad John Hopkins: https://coronavirus.jhu.edu/

Link permanente:
http://www.politicaspublicas.uncu.edu.ar/articulos/index/en-tiempos-de-pandemia-la-indefension-social-y-la-incidencia-de-las-politicas-en-la-salud-y-el-trabajo

Advertencia legal:
Las opiniones y los conceptos vertidos en los artículos publicados expresan la postura de sus respectivos autores y no necesariamente coinciden con la de la Universidad Nacional de Cuyo. La institución declina toda responsabilidad por las consecuencias que pudieran derivarse de la lectura y/o interpretación del contenido de los artículos publicados.

Licencia de Creative CommonsEsta obra está licenciada bajo una Licencia Creative Commons Attribution-NonCommercial-ShareAlike 2.5 Argentina .

En tiempos de pandemia. La indefensión social y la incidencia de las políticas en la salud y el trabajo.

Investigadores responsables

Cenci, Estela Mabel - Ver Ficha

Kohen, Jorge Andrés - Ver Ficha

Palabras Clave

Cómo citar este artículo

Cenci, Estela Mabel; Kohen, Jorge Andrés (24 de agosto 2020) "En tiempos de pandemia. La indefensión social y la incidencia de las políticas en la salud y el trabajo.".
Publicado en la Plataforma de información para políticas públicas de la Universidad Nacional de Cuyo.
URL del artículo http://www.politicaspublicas.uncu.edu.ar/articulos/index/en-tiempos-de-pandemia-la-indefension-social-y-la-incidencia-de-las-politicas-en-la-salud-y-el-trabajo
Fecha de consulta: 24/11/2024

Contenidos relacionados

Articulo

Jubilaciones en Argentina: el acceso de las mujeres a comienzos del año 2023

Articulo

Radicalizar nuestras democracias: experiencias de micro gobernanza en la gestión de las ciudades

Articulo

Cuando las paredes hablan. Paisaje lingüístico en escuelas mendocinas

Articulo

Dificultad de acceso al suelo: déficit habitacional en zonas rurales del Valle de Uco

Articulo

La búsqueda de la identidad de origen a partir del ADN