Desarrollo humano y cultura
En el presente trabajo, se analiza la inclusión de la perspectiva de género en políticas públicas de medio ambiente. Se propone indagar en los precedentes en la materia y en los principales modelos interpretativos de dicha relación. Se estructuran los conceptos ‘género - medio ambiente - democratización’ para su posterior articulación.
Publicada el 06 DE FEBRERO 2015
Para abordar la complejidad que presenta la planificación de programas de medio ambiente es necesario el fortalecimiento de la participación de hombres y mujeres, en un marco de consolidación de prácticas democráticas. En este sentido, se plantea la necesidad de políticas sostenidas en el tiempo, acompañadas de un compromiso social que permita la construcción de espacios de ciudadanía, en aras del desarrollo sustentable.
La imperiosa incorporación de la participación de las mujeres y su empoderamiento ha quedado de manifiesto desde diversos sectores. Lentamente, ellas han ganado espacio en distintos escenarios de la Provincia de Mendoza, sin embargo, resta mucho por hacer. Recientemente, mediante el trabajo de investigadoras de la UNCuyo, Mendoza ingresó en el proyecto de carácter internacional ‘proyecto GENDERCIT –Gender and Citizenship’ –Género y Ciudadanía-, el cual, precisamente aborda la ciudadanía de las mujeres desde una perspectiva de género.
La propuesta radica en la articulación de políticas públicas de medio ambiente atravesadas por la perspectiva de género. La idea consiste en una mirada interdisciplinaria que permita relacionar los temas género, medio ambiente y democratización. “Tanto el género como el medio ambiente son cuestiones que cruzan transversalmente todos los ámbitos de la acción pública, por lo que requieren romper con el enfoque sectorial que tradicionalmente ha caracterizado la práctica de la planificación”.
El objetivo principal del presente trabajo consiste en coadyuvar a la creación de conciencia social respecto a la perspectiva de género y, en este sentido, consolidar las prácticas de participación ciudadana de las mujeres de la Provincia de Mendoza, en materia de políticas públicas de medio ambiente. Esto, no sólo en un sentido de su incorporación cuantitativa, pues no se trata de ‘igualación’ sino de construir en ‘igualdad’. Para ello, se reconstruirá racionalmente este paradigma a la luz de los Derechos Humanos.
Recorrido por los antecedentes y modelos hegemónicos en la materia.
Diferentes son las voces y teorías epistémicas que sostienen la formulación de estrategias a partir de la evaluación de la distinta relación que tienen hombres y mujeres con el medio ambiente. En instancias internacionales comenzó a gestarse la consideración del rol de la mujer en las cuestiones ambientales. Ejemplos de esto son Las Estrategias de Nairobi, el PNUMA, la Asamblea Mundial sobre la Mujer y el Medio Ambiente: Socios en la Vida, el Congreso Mundial de Mujeres por un Planeta Sano, la Declaración de Río, la Declaración de Copenhague sobre Desarrollo Social, la Conferencia Mundial sobre la Mujer, etc.
Estos y otros antecedentes convergen en forma incipiente en el importante papel que cumplen las mujeres en el manejo ambiental y, de allí, se deriva la necesidad de su involucramiento en la planificación de políticas públicas que lo contemplen.
Los argumentos de los modelos de la relación género – medio ambiente responden a variadas justificaciones y argumentaciones. Así es posible distinguir disímiles líneas de pensamiento, algunas coincidentes y otras contrapuestas.
“Para algunas(os) autoras(es) las mujeres mantienen una relación especial con la naturaleza y son, por ende, las ‘salvadoras innatas’, mientras que para otras(os) la pobreza de las mujeres de la región y la sobrepoblación son dos de los factores más importantes entre las causales del deterioro ambiental hoy en muchos de los países de la región [latinoamericana].
Esta diversidad de posturas (que en ocasiones se contraponen) en el corto y mediano plazo, está repercutiendo directamente en el diseño y la instrumentación de las políticas y estrategias medioambientalistas presentes en los diferentes países de América Latina y, por tanto, en las condiciones de vida y la posición social de millones de mujeres en la región, pero no siempre de manera positiva”.
Entre las principales corrientes se destacan: “ecofeminismo”, “mujeres y medio ambiente” y “género, medio ambiente y desarrollo sustentable”.
Gran parte del ecofeminismo vincula a la mujer con la naturaleza y el estereotipo de madre y cuidadora del hogar. Los partidarios del ecofeminismo asumen que la mujer está en mejores condiciones de revertir la cuestión ambiental y mediar verdaderamente en su protección.
El siguiente modelo -mujeres y medio ambiente- refuerza del anterior la idea de la estrecha relación entre la mujer y la naturaleza. Centra su análisis en el importante rol que ejerce la mujer en la administración diaria de recursos naturales y de allí, su gran aporte en la lucha contra la degradación ambiental.
La corriente género, medio ambiente y desarrollo sustentable, explica María Nieves Rico, se entronca con el enfoque género en el desarrollo (GED) que se ha consolidado en la década de los noventa. Éste expresa que la discriminación que afecta a las mujeres se expresa a través de:
En este sentido, la autora considera que bajo la presente perspectiva, la construcción de género se constituye como uno de los agentes intermediarios de las relaciones entre las mujeres y los hombres con el medio ambiente, y que a partir del concepto de género se produce un profundo cambio en la delimitación del objeto. No se hace referencia sólo a las mujeres sino a las relaciones que éstas establecen y al sistema de poder en el que están insertas.
Además, esta tendencia reconoce que las relaciones particulares que tienen determinados grupos de mujeres con el medio ambiente dependen de múltiples factores: estilos de vida, localización espacial, estructura social, de interconexión de los sistemas de género, clase y etnicidad, el tipo de relación que tienen con los varones en el núcleo familiar y el contexto concreto de países y regiones.
Desde este modelo, la participación de la mujer no sólo se evalúa como víctima de los cambios ambientales, sino también como conocedoras, usuarias, consumidoras de recursos naturales, y por lo tanto como sujetos capaces de proponer mecanismos que conduzcan a la sustentabilidad.
Género, Medio Ambiente y Democratización: Revisión de conceptos y articulación.
Se torna necesario reconstruir algunos términos para luego delinear las premisas que triangulan los mismos.
La primera expresión a explicar es perspectiva de género, que en referencia al marco teórico adoptado, implica reconocer las relaciones de poder y aceptar que dichas relaciones han sido producto del paradigma cultural, social e histórico y son constitutivas de las identidades que atraviesan todo el entramado social. Necesariamente se debe partir desde la distinción entre sexo y género.
Se acepta en general que el género es una construcción social, un conjunto de rasgos asignados a hombres y mujeres en una sociedad, adquiridos y naturalizados a través de procesos de socialización y de asignación de sentidos que instauran roles como expectativas sociales de comportamiento. Así, muchas diferencias entre hombres y mujeres no son biológicas en origen y no se fundamentan sino en las desigualdades que la misma sociedad ha construido a través de distintos discursos y mediante mecanismos de poder.
El paradigma de la sociedad patriarcal hacia el androcentrismo, permite explicar la instancia de subordinación de la mujer, ya que define la mirada masculina en el centro del universo, como medida de todas las cosas y representación global de la humanidad. Mirada que aún se perpetúa a través de las responsabilidades, pautas de comportamiento, valores, gustos, limitaciones, actividades y expectativas que la cultura asigna en forma diferenciada a hombres y mujeres, penetrando el pensamiento filosófico, social, económico e incluso político según algunos sectores, a través del refuerzo de los estereotipos.
El segundo concepto que se presenta en la configuración formulada es el de medio ambiente, el cual debe ser pensado hacia el desarrollo sustentable, entendido éste en sentido amplio. “…comprende aspectos económicos sociales, sanitarios y de bienestar, es decir, apunta al logro de una mejor calidad de vida; por ello las políticas que tiendan a su implementación deben diseñarse con base en la igualdad, la justa distribución, la solidaridad y la integración de todos los aspectos socioeconómicos, culturales y regionales posibles”.
Por último, el término democratización con criterio laxo, debe interpretarse como un proceso a través del cual los individuos tienen efectiva participación ciudadana y política, en especial en el proceso de formulación de políticas públicas.
Tras la enunciación previa, es posible adentrarnos en la articulación de dichos estatutos epistemológicos de gran contenido ideológico, en forma integrada: “Género, Medio Ambiente y Democratización.” Para ello, se trazaran ejes de pensamiento que estructuran dicha relación.
Una de las premisas del modelo consiste en el reconocimiento de los diferentes roles que desempeñan hombres y mujeres, y su impacto en las cuestiones medioambientales. Tal operación deberá considerarse contextualizada en tiempo y lugar, para ello es necesario:
El planteo del presente trabajo también consiste en superar el sesgo de parcialidad que se vislumbra en cierta doctrina: la ubicación del papel de la mujer resignado al ámbito doméstico, el cual se extiende al considerarla ‘naturalmente’ protectora del medio ambiente. Asimismo, no se desconoce que dicha evolución de roles, se presenta en formar dispar en los diferentes países del mundo. Por tanto, es de especial consideración, la ubicación del tema en el espacio socio-temporal.
Como siguiente premisa debe evaluarse la participación de hombres y mujeres en los procesos de adopción de decisiones, en el marco de un manejo adecuado del medio ambiente. Para ello resulta imperante tener en cuenta que:
La tercera premisa parte de la necesidad de identificar las áreas que comparten género y medio ambiente, lo cual se centra como antecedente para relacionarlos en pos de la concreción de un programa integrado de planificación de políticas públicas.
A su vez, encontrar puntos comunes en el tratamiento de las políticas públicas de género y medio ambiente, puede significar gran aporte en dichas materias. En este último punto, por ejemplo, se menciona el caso de Guatemala y la aplicación del Sistema Nacional de Contabilidad Ambiental, cuyo sistema y metodología se transportó a otras cuentas del presupuesto, como la de género.
En este orden, en la Provincia de Mendoza, sería de gran aporte la inter-institucionalidad de los organismos que abordan ambas materias. Tal es el caso de la Dirección Provincial de Mujeres, Género y Diversidad y los organismos dependientes del Ministerio de Tierras, Ambiente y Recursos Naturales. También es interesante el acercamiento de actores privados que pueden intervenir y coadyuvar en el sentido pergeñado, como las organizaciones no gubernamentales. Asimismo resulta de interés, la interdisciplina que se puede establecer en el tratamiento de esta problemática, por lo que no se descarta la participación de otros organismos.
El desarrollo sustentable requiere de políticas democráticas y la implicación de todos los actores sociales, lo cual requiere una apuesta de transformación en el ámbito social y cultural.
Conclusiones finales.
La configuración actual de ciertos temas/problemas requiere de una mirada integral de las cuestiones subyacentes a los mismos. Ha quedado de manifiesto en distintas instancias que la cuestión medioambiental precisa un abordaje interdisciplinario, dado su complejidad y multiplicidad de aristas de análisis.
La inclusión de hombres y mujeres en acciones y programas tendientes al desarrollo sustentable es esencial “… si la humanidad, la sociedad, cada habitante de este planeta (hombre y mujer) no asume el papel de generador de cambio de actitud, de visión, de lógica, esta postergando su propio desarrollo…”.
La tríada bajo análisis género-medio ambiente-democratización pretende contribuir en este aspecto. El aporte se centra en la incorporación de la perspectiva de género en las políticas públicas de medio ambiente, lo cual a su vez aporta a profundizar el ejercicio de la democracia. Fortalecer la administración ambiental y la participación en la toma de decisiones en forma equitativa es un avance para el cambio.
Bibliografía
María Nieves Rico (1998) “Género, medio ambiente y sustentabilidad del desarrollo”. Serie mujer y desarrollo, Santiago de Chile: CEPAL – Unidad mujer y desarrollo.
Margarita Velásquez Gutierrez (coord) (1996) “Género y ambiente en Latinoamérica”-Cuernavaca, Mor.:UNAM, Centro Regional de Investigaciones Multidisclipinarias .
Ana María Vernetti “Los hechos, los problemas, la solución. Desarrollo sustentable: aproximaciones conceptuales en su recepción normativa”.
Tania Ricaldi Arévalo, « La equidad de género en las políticas de desarrollo: un desafío para la sustentabilidad », Polis[En línea], 9 | 2004, Puesto en línea el 29 diciembre 2004, consultado el 07 junio 2014. URL : http://polis.revues.org/7258 ; DOI : 10.4000/polis.7258
Links
http://www.unwomen.org/es/how-we-work/intergovernmental-support/world-conferences-on-women
http://www.juridicas.unam.mx/publica/librev/rev/derhum/cont/44/pr/pr31.pdf
http://www.un.org/spanish/esa/sustdev/agenda21/agenda21toc.htm
Link permanente:
http://www.politicaspublicas.uncu.edu.ar/articulos/index/perspectiva-de-genero-en-politicas-publicas-de-medio-ambiente
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