Economía, trabajo y producción

Procesos estructurales y coyunturales vinculados con las dinámicas sociales del área rural extrema de Malargüe

Este cuestionamiento guió un profundo estudio basado en explicaciones e integración de procesos estructurales y coyunturales que nos aproximan a lo real y lo posible de las áreas marginales rurales, y que contribuirán, en un futuro cercano, a la formulación de clases o tipologías de áreas marginales rurales.

Por procesos estructurales se entiende al conjunto de características mantenidas durante un período suficientemente largo para que su conocimiento permita prever las reacciones y movimientos de una economía. En cuanto a los procesos coyunturales, son las alternativas consideradas como los movimientos incesantes que experimentan los procesos estructurales y que transforman las relaciones entre sí y entre sus actores, en un momento del transcurso de los acontecimientos.

1. Procesos estructurantes en el ámbito rural de Malargüe

a) Procesos de larga duración tradicionalmente arraigados: El problema más importante que afecta el ámbito rural se refiere al arrendamiento, donación o venta de tierras a lo largo del poblamiento de este departamento. Constituyó siempre un tema importante, especialmente por su relación con los títulos de propiedad de las tierras ocupadas por los crianceros. Las singulares circunstancias de la ocupación y privatización del territorio fueron los factores que condicionaron la actual estructura de la propiedad y tenencia de la tierra.

El juego de los factores vinculados con la tenencia y uso de la tierra ha retrasado la dedicación más comprometida y continua de los productores hacia la ganadería; ha impedido la diversificación hacia otras actividades complementarias; ha debilitado la expansión de la superficie dedicada a la ganadería y desmejorado el manejo de las tierras; ha retardado el mejoramiento de su hábitat; no ha modificado la resignada actitud de los productores, luego de tantos años de espera, frente a la lentitud en la legitimación de las tierras; y no ha generado la coordinación o cooperación entre los productores para continuar con los trámites legales iniciados por el Municipio, pero que necesariamente deben seguir los propios interesados.

b) Procesos invariables de larga duración relacionados con el entorno no económico local: Se refiere a un marco destacadamente estático en donde se distinguen procesos ambientales limitantes y difíciles de superar, especialmente en el ámbito rural desertificado o en la posición más extrema del departamento.

Los procesos mencionados que se distinguen son:

-procesos sociales caracterizados por una larga y casi inamovible cultura pastoril, sin indicios de intenciones de cambio;

-procesos políticos, entre ellos, la frecuencia de decisiones públicas que relativizan las aptitudes o limitaciones ambientales o culturales, sobre todo relacionadas con el ámbito rural muy alejado o decididamente marginal;

-procesos educativos insuficientes para lograr los cambios de actitud y el mejoramiento de los modos de vida;

-procesos psicológicos en los que se destaca la escasa o nula predisposición a asumir riesgos económicos.

c) Procesos de larga duración pero con situaciones fluctuantes: En este caso, se trata de situaciones provocadas por las crisis recurrentes de las producciones ganaderas; los frecuentes retrocesos productivos generados por los problemas ambientales; la periódica competencia con otros mercados más afianzados o más cercanos a los centros consumidores locales o regionales; la irregular decisión de mejorar la infraestructura básica, las razas del ganado, o instalaciones periódicas donde permanecen durante los meses de veranada.

2. Procesos coyunturales

Son las alternativas que pueden estar más estrechamente relacionadas con las posibilidades de generar el desarrollo local, o las posibilidades que tiene la actividad caprina de Malargüe para movilizar el espacio rural departamental y favorecer el desarrollo local. Para ello se recurre a ejemplos vinculados con el accionar concensuado de los actores que intervienen en los circuitos productivos, las innovaciones que han realizado, la competitividad y destino de sus producciones, las decisiones de los organismos públicos, entre otros.

a) Las posibilidades: Algunos ejemplos claramente favorables se refieren a que las relaciones entre todos los actores sociales y agentes económicos involucrados en la actividad son más comprometidas cuando se generan actividades conjuntas; las inversiones en la zona rural de Malargüe se concretan con emprendimientos locales fortalecidos; los eslabones del circuito de las carnes, leche, cueros y otros subproductos se consolidan al asegurar la colocación de los subproductos en los mercados; la representatividad en los mercados se logra con la creación de cooperativas de productores; y las políticas de media y larga duración mantienen a la población en el área, motivan las inversiones, renuevan la infraestructura básica, y mejoran el nivel de vida y la tecnología aplicada en la actividad.

Esto es posible, puede suceder, y de ser así, evidentemente se reforzaría y ampliaría el sistema productivo local. Pero también existen situaciones poco probables o con más incertidumbres que certezas.

b) Las limitaciones: la formación de una organización de productores de las áreas más vulnerables del territorio, con uno de ellos como coordinador y potencial agente local de desarrollo, supervisado por el Municipio. Esta organización necesita, no sólo que el productor responsable tenga capacidad para llevar a cabo el emprendimiento, sino que los otros deseen intervenir y estén de acuerdo con todas las pautas de la asociación.

La utilización de un nicho en el mercado local y regional para uno o todos los subproductos caprinos que se producen en Malargüe. Esta alternativa se fortalece a medida que aumenten las producciones, pero también genera consecuencias negativas si debido a la movilidad cambiante de los mercados, se interrumpen las demandas.

La oferta conjunta y armónica de los subproductos caprinos brindados por los territorios del sur y noreste de la provincia de Mendoza, específicamente los departamentos de Malargüe y Lavalle, amplía las posibilidades de colocación de carne, leche y cuero en los mercados. Pero puede ocurrir que la coordinación inestable o discontinua entre los productores de cada territorio afecte la alternativa, o que los mercados consumidores se abastezcan en otros lugares con menos problemas ambientales, más cerca de los centros de consumo y con mano de obra más capacitada para desarrollar las tareas de todo el circuito.

La demanda de subproductos de Malargüe desde otras localidades provinciales y regionales extiende el radio de influencia de sus ventas, aumenta las cabezas de ganado, genera inversiones en el mejoramiento sanitario y genético de sus majadas, aumenta el empleo, la capacitación de mano de obra y la contratación de intermediarios para concretar las operaciones comerciales. Sin embargo, las condiciones no parecen estar dadas para que ocurra esta situación.

Incertidumbres y posibilidades

La correlación de los procesos estructurales y coyunturales ha servido para demostrar o no la solidez, solvencia y cohesión que tiene el sistema pastoril en el extremo sur de la provincia de Mendoza. La confrontación de los resultados de este estudio con los procesos globales actuales que involucran reformas, cambios estratégicos, innovaciones de todo tipo, llevó a detectar incertidumbres en el porvenir de  esta actividad, pero también algunas posibilidades.

En el ámbito rural de Malargüe, la realidad es que:

-La interrelación entre los atributos u ofertas naturales es muy restringido, agravado aún más por el avance de la desertificación.

-El arraigado problema de la falta de apropiación del suelo ha disminuido el interés por mantener la actividad, incrementado el éxodo de la población joven y deteriorado las necesidades básicas.

-La tardanza y discontinuidad de las decisiones públicas han afectado el aprovechamiento económico del territorio, y la actitud de los pobladores en la que predominan visiones negativas con respecto a su permanencia en la zona y el futuro de la actividad pastoril.

-La zona pastoril tiende al retroceso.

Todos estos rasgos provocaron deterioros notables en el nivel de la estructura territorial, y desajustes poco afortunados en la estructura social.

Finalmente, las posibilidades se basan en:

-La puesta en práctica de políticas sustentadas en el conocimiento riguroso de las aptitudes de los sectores más vulnerables y marginales.

-El proceso de toma de decisión, que debe ser concreto, expeditivo y continuo para promover el arraigo, el uso efectivo del territorio y la defensa de la producción local.

-El fortalecimiento de la integración entre los productores para favorecer la complementación de todo el circuito productivo.

-La integración a un plan de desarrollo departamental impulsado por el Municipio y realizado por los actores sociales. Si las instituciones y la comunidad no se orientan armónicamente hacia un mismo propósito, la iniciativa no tendrá fuerza ni permanencia para iniciar un proyecto de desarrollo local a largo plazo, con posibilidades de generar las necesarias transformaciones.

De modo que, en el caso de Malargüe, los hechos permiten confirmar que en la actividad pastoril predominan los procesos estructurantes de larga duración, persistentes y resistentes y que tienden al debilitamiento de la actividad pastoril. Mientras tanto, los procesos coyunturales reflejan que no han logrado modificar positivamente la intensidad ni la duración de los conflictos, y demuestran las dificultades para convertir a esta actividad en foco innovador de desarrollo local.