Venían mostrando un notable crecimiento y baja en la edad de sus estudiantes, pero este año vivieron una verdadera explosión. La inscripción en los centros de Educación de Jóvenes y Adultos había aumentado un 20 por ciento en los últimos tres años, pero desde fines del 2009 sumó una escalada del 25 por ciento.

¿La causa? La mayoría de los chicos que volvieron a la escuela con la Asignación Universal por Hijo, lo hicieron a través de esta modalidad de enseñanza.

Con esta incorporación masiva también se agudizó su tendencia adolescente, pues el subsidio se entrega a menores de 18. Y ya el año pasado, estas aulas mendocinas -que fueron preñadas para educar a adultos- tenían casi el 60 por ciento de su población menor de 19 años: siete de cada diez alumnos en primaria y la mitad en secundaria. Esto según los datos sobre Mendoza, publicados por el Ministerio de Educación de la Nación. La misma Dirección General de Escuelas sostiene que el 81 por ciento en EGB1y2 no llega a los 24 años y en EGB3 y Polimodal, el 76% no pasa los 23 (datos del 2009).

Para resumir, el alumnado no es el mismo de tres años a esta parte. Pero la estructura de los Cebas (educación primaria) y de los CENS (media), su programa curricular, su presupuesto, su organización escolar, sus problemas de abandono siguen siendo iguales. Estas instituciones nacieron con flexibilidad horaria, con un régimen de cursado más laxo, con contenidos específicos para un grupo etáreo adulto, que trabaja o es jefe de familia o no tiene otra opción educativa. Muchos de los nuevos jóvenes cumplen con esas características, muchos otros no.

Lo cierto es que el Gobierno ya ha dejado de ver a este sistema como compensatorio, destinado a una minoría, para considerarlo una modalidad educativa más que garantiza que todas las personas puedan completar sus estudios básicos. Justamente eso es lo que propone la nueva Ley de Educación Nacional, "que lo elevó de rango y equiparó al título que entregan los niveles de educación común", marcan desde la Dirección General de Escuelas.

Claro que en la práctica? queda un largo trecho. "Lamentablemente, no creo que egresen con la misma base de conocimientos que del sistema común. El nivel de los adolescentes y jóvenes que ingresa ahora es bajo, porque llegan tras haber pasado sin éxito por varias secundarias y no reciben una nivelación previa. Los alumnos míos que optaron por seguir estudios superiores debieron prepararse en forma particular", señaló Verónica, profesora de Matemáticas un CENS de Las Heras.

Los docentes consultados resaltan siempre esta diferencia etárea de su clase. "Soy más contemplativo con mis alumnos del CENS porque en gran parte (ahora se desvirtuó un poco con la incorporación de chicos, que en su mayoría son repitentes sin obligaciones laborales) es gente trabajadora, que hace grandes sacrificios para estudiar", apunta Miguel, profesor de Comunicación en un centro de Ciudad, quien considera que "egresan igual de preparados que una secundaria común, aunque en la última década, el sistema se relajó y muchos Centros buscan promocionar para no quedar despoblados"

Jorge Galleguillo, director de Jóvenes y Adultos en la provincia, reconoce que el impacto es grande, pero destaca todo lo que se ha realizado el área para dar respuesta a los nuevos desafíos. Este año se abrieron 138 cursos nuevos (53 en Cebas y 85 en CENS), que se suman a los 1291 que existían. "La gestión viene creando aulas desde que arrancamos porque la demanda era grande. Hemos hecho convenio con municipios, organizaciones civiles, empresas, etc. para asegurar el servicio", acotó.

El funcionario también subraya que se está trabajando en una reforma curricular, en sistemas semipresenciales (existe esa oferta en el 30% de los centros), en una articulación con el nivel superior y en una doble certificación que incluya el título secundario y una capacitación en oficios (hay 30 experiencias piloto).

Además, asegura que "la Asignación Universal por Hijo generó una red de contención para la permanencia del chico en las aulas que antes sólo se daba a través de las becas, que generalmente están dirigidas al sistema común". Con esto, la cantidad de becados pasó de 3500 en 2007 a 16 mil en la actualidad. Lo cual no es poco para un sistema que sufre altos niveles de abandono.

Cuestión de fondo

Marcela enseña Lengua en 2do año del secundario y dice que sólo tiene una alumna de 34, los demás son menores de 20 años. Por su parte, Miguel comenta "de un ciclo a otro, las edades que promediaban los 30 años bajaron a los 18. Aquí se refleja el fenómeno de los chicos que dejaron la secundaria en algún momento y ahora la familia los obliga a terminar los estudios. Y para eso el plan de estudios de los CENS es ideal". Favio, director de una institución rural, señala que como en sectores alejados pueden recibir a chicos de menor edad, algunos se inscriben en su centro y después se trasladan a uno urbano.

La normativa inicial dice que los Cebas pueden recibir chicos a partir de los 16 y los CENS, a partir de los 18. Según las estadísticas de la DGE, en los centros de educación media un 14% de los alumnos tienen entre 15 y 17 años. Siempre con datos del 2009, antes del boom dado por la Asignación Universal. Galleguillo sostiene que "el Estado trata primero de insertarlos en la escuela común, pero no siempre es posible". Además, apunta que estos de media son casos excepcionales: jóvenes con trabajo, familia a cargo o sin otra oferta educativa en su zona.

Lo cierto es que detrás de esta situación está la necesidad del Gobierno de garantizar los estudios a todos y, sobre todo, la profunda crisis que padece la escuela secundaria, que termina expulsando a un grueso grupo de chicos hacia este sector, para que consigan allí su título del nivel medio.

http://www.losandes.com.ar/notas/2010/10/5/cada-adolescentes-escuelas-para-adultos-519038.asp