El debate por la aprobación de una guía técnica nacional para la realización de abortos no punibles se ha convertido en el “baile de la escoba” entre Legislatura y Ejecutivo: nadie quiere que se corte la música y quedarse con la escoba en la mano. En otras palabras: el Gobierno le pasa la pelota a Legislatura y ahora, la Legislatura hace al revés: quiere que sea el Ejecutivo el que ponga la cara y diga lo que hará si el proyecto sale aprobado.

Así, y cuando ya estaba todo listo para firmar un despacho, la Comisión de Salud del Senado retrasó una vez más la discusión, y evitó emitir el dictamen, condición sine qua non para que la iniciativa de la diputada radical Liliana Vietti siga su curso, y pase a la comisión de Legislación y Asuntos Constitucionales. Sin el despacho de Salud y LAC el tema no puede ser discutido, porque se necesitan dos tercios de las voluntades de la Cámara Alta para tratarlo sobre tablas, sin dictamen de comisión, y los votos no alcanzan.

El oficialismo pidió una semana más para darle tiempo a que se expida al ministro de Salud Carlos Díaz Russo antes de firmar un despacho. Según Ernesto Corvalán (PD), presidente de la Comisión de Salud, lo que buscan es que el Ejecutivo se pronuncie acerca de qué hará con el protocolo si la Legislatura lo aprueba, y que siente de una vez por todas una posición oficial y definitiva.

La cita es el jueves en Casa de Gobierno, hasta donde se trasladarían los miembros de la comisión. Sino, esperan que el lunes asista directamente a la comisión donde se está trabajando el tema. Pero la postura de Salud es clara: sin ministro no hay despacho.

En tanto, el presidente de LAC, Leonardo Giacomelli (PJ), aseguró que una vez que Salud emita su dictamen el trabajo de ellos será muy breve: no habrá más invitados ni consultas: se emitirá un despacho y se firmará. Tanto los legisladores a favor, como los que están en contra y los que quieren modificaciones en el proyecto original están hartos de las interminables idas y vueltas: quieren que se trate y se defina. El tema ha comenzado a ser una brasa caliente de la que nadie se quiere hacer cargo en el ámbito legislativo.