"Hay que hacer mucho para salvar al árbol. Por ahora, la batalla la vamos perdiendo", declamó sin querer pasar por apocalíptico, el ingeniero Carlos Barrera Oro, de la Dirección de Recursos Naturales Renovables (DRNR) e integrante del Consejo Provincial de Defensa del Arbolado Público.

En la última sesión del Consejo, organismo multidisciplinario creado para defender el patrimonio forestal provincial, se renovaron las bases mínimas para recuperar y dar sustentabilidad al arbolado público y los espacios verdes.

Una de las primeras recomendaciones del informe es que las municipalidades adecuen, de inmediato, los códigos de edificación a los dictados de la ley 7.874 de Arbolado Público. Se refiere a la necesidad de que la infraestructura donde está plantado el árbol, los fondos de las acequias -lugares conocidos como nichos- sean permeables para que el agua pueda infiltrar, llegar a las raíces y el árbol pueda vivir. "Cuando ese nicho, ese receptáculo es de hormigón, las raíces se van para arriba, se invierte lo que se llama 'geotropismo positivo' y entonces las raíces levantan veredas, rompen cañerías y producen diversos disturbios con diferentes servicios (cañerías de agua y de gas, fibra óptica, etc).

Entonces lo primero que hace la gente es reclamar la erradicación del ejemplar". El técnico amplió el concepto: "Deberíamos, por ejemplo, no hacer las veredas como un manto rígido, porque con el sistema radical saliendo hacia arriba, las rompe, y así es como se produce el aluvión de solicitudes para sacar forestales. Por eso pedimos un nicho de tierra para que el árbol pueda vegetar tranquilamente, sin romper nada. Proponemos un sistema de vereda articulada, adecuado a la ley. Si las raíces se mueven, la vereda se tiene que mover con las raíces y no quebrarse". Y además, explicó el técnico, no es más caro que el sistema tradicional.

Para el fondo de acequia, se recomienda aplicar un ladrillo permeable, que es una placa porosa, fabricado por una empresa local, pero que hasta podría ser elaborado por una institución del Estado. Ya lo había aplicado la Capital en la Alameda. Su costo estaría en el orden de $ 62 el m2. Pero, no debería ser el único sistema y otros podrían surgir de un concurso de proyectos, a condición de que cumplan similares funciones.

Esta especificación es más que nada para la construcción de obras del tipo de vereda, cuneta y calzada, y se sugiere penalizar al profesional firmante que no cumpla con la normativa.

La poda en el banquillo

El presidente del Consejo del Arbolado Público, ingeniero Sergio Carrieri, docente de la Facultad de Ciencias Agrarias, también apunta a la poda que se hace en toda la provincia. Carrieri sostiene que el estado de emergencia en que se cuenta patrimonio forestal público se debe a una mala aplicación de la poda.

"Esta práctica agronómica, destinada a montes frutales, se debe a una razón comercial a costa de la longevidad del ejemplar. Pero, en el arbolado público no tenemos un rédito comercial sino un rédito ambiental, y en tal sentido no debería ser sometido a la poda, que se la considera un mal necesario ante la necesidad de compatibilizar (el árbol) con servicios públicos esenciales (cloacas, electricidad, gas, fibra óptica y agua potable)".

En este capítulo, Carrieri y los otros técnicos sugieren hacer "lo que dice la ley". Intervenir el árbol con toques mínimos, puntuales, para que coexista con los demás servicios. "Si una rama interfiere con un cableado, sacamos la rama; si está sobre el techo de una casa, hacemos lo mismo, pero sólo ésa que está molestando la cubierta superior", sostienen los especialistas.

Consultado Carrieri sobre el anuncio oficial de plantar 1.000.000 de árboles (discurso del Gobernador el 1° de Mayo), lo consideró como "una expresión de deseo; son muchos árboles, pero a la par habría que recuperar y mejorar los que están", que alcanzan a un número similar al prometido en el Gran Mendoza.

"Volver a empezar"

Otro integrante del Consejo del Arbolado, Carlos Pincolini, presidente de la fundación Vivencias Argentinas, entiende que "se ha perdido la cultura del árbol, se ha retrocedido. La sociedad mendocina debe volver a internalizar el cuidado del árbol".

Dio como paradigma de pérdida de masa forestal lo ocurrido en Álvarez Condarco; en los predios del hotel Potrerillos (actualmente en recuperación) o la masa forestal que desapareció en el dique Galileo Vitali en San Rafael o la alameda histórica que se está secando en el camino que conduce a El Salto, entre el centro cívico de Potrerillos y Chacritas, que muchas veces fue motivo de postales turísticas.

"Son algunos ejemplos, que las nuevas generaciones tal no valoran por la falta de educación en la preservación del patrimonio forestal", sostuvo el abogado Pincolini.