Para continuar con la seguidilla de anuncios, el Gobierno provincial dio a conocer ayer el plan “Mendoza elige comer sano”  el cual, según informaron, surge de la necesidad de trabajar desde distintos aspectos la obesidad y sus causas. Uno de cada tres chicos mendocinos en edad escolar y hasta los 18 años, tiene exceso de peso, problemática que afecta más a quienes tienen entre 8 y 12 años.
 
Este dato surge de un relevamiento realizado con la intención de tener elementos concretos para el abordaje de un tema que preocupa por su aumento constante y sus consecuencias sobre la salud.

Estará bajo la órbita del Ministerio de Desarrollo Social y Derechos Humanos, pero se hará extensivo a otros sectores ya que entre los fundamentos se cuenta la necesidad de un esquema de trabajo multisectorial e interministerial. Para concretarlo se anunció la conformación de la Mesa Técnica para la prevención de la Obesidad Infantil.
 
Este espacio apunta a integrar y apoyar las diferentes acciones llevadas a cabo en los programas nacionales, provinciales y municipales desde el orden gubernamental y, según informaron, “de todos aquellos que se interesen en acompañar este proceso”.

Optimizar

Noemí Mazolo, directora de Promoción del Derecho a la Alimentación, es la coordinadora de la propuesta. Explicó que durante la jornada que se realizó ayer con la participación de referentes de varios organismos “se puso en evidencia que, si se trabaja unidos, se puede lograr mayor impacto”. Detalló que en la ocasión “se describieron los programas que cada uno tiene para analizar que no se superpongan y así optimizar las acciones”. Para entenderlo dio el ejemplo de que si la DGE llega con una propuesta a determinadas escuelas, se buscará captar aquellas que no hayan sido incluidas.

Se busca desarrollar un sistema de información que aporte elementos para generar acciones en educación, promoción y prevención en alimentación y nutrición, con el propósito de contribuir a mejorar o modificar los hábitos alimentarios de los escolares y sus familias a través de la Vigilancia Alimentario -Nutricional.

En las escuelas se espera seguir con concursos, acciones de cartillas y talleres. Asimismo, se apuntalará la comunicación dirigida a la comunidad en general. “La familia nos parece un núcleo básico para cambiar hábitos por eso se profundizará en comensalidad familiar y se trabajarán los vínculos familiares a través de la comida”, señaló Mazolo.

Obesidad

Como base para direccionar medidas se tomaron los resultados del  Estudio de Vigilancia Antropométrica Alimentaria y Nutricional realizado gracias a un convenio entre la Dirección de Promoción al Derecho a la Alimentación, la universidad Juan Agustín Maza y establecimientos educativos de la provincia de Mendoza. La muestra se realizó en 2010 y 2011 e incluyó a 21.552 alumnos de entre 4 y 18 años de  104 escuelas de diferentes ámbitos.

La principal conclusión preocupante es que uno de cada tres niños o adolescentes presentó exceso de peso.

Aunque no se observan variaciones muy drásticas, a  los 5 años tiene mayor presencia el sobrepeso que la obesidad, 30 por ciento en total, etapa en la cual se registra menor incidencia. A partir de entonces la segunda comienza a ganar terreno para, entre los 8 y los 12 años, presentarse las tasas más elevadas de ambas, en total 37 por ciento, lo cual involucra a casi cuatro de cada 10 niños.

Los resultados son similares a los que  obtuvo la DGE a través del programa Prosane, aunque más minuciosos.

Riesgo adolescente

A partir de los diez años comienza el proceso inverso, es decir aumenta levemente el sobrepeso para comenzar a disminuir la obesidad.

Sin embargo, en los más grandes llama la atención el fenómeno contrario. Es que el 7 por ciento de los mayores de 12 años quedaron dentro de la categoría de riesgo nutricional, es decir que se encuentran por debajo de lo esperado para su edad.

Quienes desarrollaron el trabajo se mostraron sorprendidos y coincidieron en que se trata de un grupo con el que también hay que trabajar.

Este resultado “podría asociarse a trastornos  alimentarios  o a los famosos ‘estirones’ que se producen mayormente antes de la pubertad, entonces terminan dando bajo peso por la talla”, explicó la nutricionista Susana Armiñana, coordinadora del estudio. La profesional agregó que “en principio no se ha notado que haya mayor riesgo en sectores marginales, pero por supuesto que influye lo socioeconómico de la mano de los hábitos y la familia”.

De todas formas, en tanto se apunte a crear una buena conducta alimentaria, podrán resolverse ambas problemáticas, tanto el exceso como el déficit de peso.
Sin embargo, Armiñana consideró que es más importante atacar primero el exceso por las consecuencias negativas que conlleva para la salud.

La intención es renovar el convenio con la Universidad Maza para realizar el mismo relevamiento anualmente. En este sentido, se  pretende ampliar la cobertura para incluir en la muestra a los niños de seis meses a cuatro años, una medición que no se hizo porque sólo abarcó colegios. De esta manera, podrá tenerse un escenario completo de la infancia respecto de su situación alimentaria.