Advertir en películas y publicidades que hay personas en pleno consumo de cigarrillos, cerveza y sustancias parece algo ya común y cotidiano que no provoca alarma. Sin embargo, ese "ejemplo" y culto al consumismo, en sus diversas aristas, se transforma en una adicción que muchas veces sí es preocupante. En Mendoza hay niños que entre los 10 y 11 años ya tienen su primer contacto con algún tipo de droga y en el 90 % de los casos se inician con el alcohol, según explicó a El Sol Online el psicólogo Daniel Venturini.

El fenómeno comenzó en la década de los 90 y se agudizó con el paso de los años y con la ayuda del crecimiento de internet, las redes sociales y lo que allí se publicita.

"Este problema, cada vez más desolador, tiene íntima relación con los moldes sociales que apuntan al consumo. Las adicciones son muchas y cuando los niños se ven solos en la casa lo primero que hacen es refugiarse en la computadora y en la televisión. Es ahí donde quedan expuestos al ejemplo del consumismo", señaló el profesional.

La psicóloga Marta Hossmann, coordinadora de los Centros de Salud Mental Infanto Juveniles, aseguró a este medio que "no tenemos niños de esas edades con problemas de adicciones a sustancias o alcohol, en tratamiento", aunque sí reconoció que bajó la edad de iniciación en alguno de los diversos tipos de consumo.

Cerca de 1.400 chicos por cuatrimestre, de entre 4 y 17 años de edad, reciben ayuda interdisciplinaria en los nueve centros infanto- juveniles que están distribuidos en la provincia, y donde, además, se realizan unas 29 mil prestaciones.

Las adicciones, el consumo y las causas

Los niños y adolescentes son capaces de mantener, en algunos casos, ciertos tipos de adicciones: a la televisión, a la computadora, a las redes sociales, a los videojuegos, a comprar. Como así también, al alcohol, a los estupefacientes y a los cigarrillos.

Hossmann aclaró que "los chicos que llegan a nuestros centros son en general consumidores ocasionales, y ese consumo tiene relación, puntualmente, con el alcohol y el cigarrillo".

En este punto, Venturini comentó que habitualmente los primeros pasos en el tema del consumo se dan por una cuestión de aceptación social: "Pasa mucho en los barrios, donde este tipo de práctica es una forma de poner a prueba cierta adultez y coraje frente a los demás, es una especie de iniciación para ser incorporados a ciertos grupos".

Ambos profesionales coincidieron en que son múltiples las causas que llevan a un chico, independientemente de la edad, a tener algún tipo de adicción, y estas estrechan su vinculación con la desestructuración de la familia, la falta de proyectos, con una aparente sociedad más permisiva y más tolerantes y, a la vez, con la ruptura de los lazos con esa misma sociedad y con las instituciones. Pero no quedan fuera el fracaso escolar y la falta de normas de conducta y parámetros.

Sin embargo, para Hossmann, estas situaciones no despiertan en los chicos las adicciones, "sino que lo que hacen ellos es desarrollar tristeza, depresión y falta de adaptabilidad". En este punto, la profesional agregó que dichos comportamientos son un "síntoma de padecimiento", a partir del cual se da inicio al tratamiento correspondiente.

Los tipos de sustancias y los tratamientos

Para Venturini es necesario dividir los tipos de drogas y la relación que estas tienen con las diferentes clases sociales, como así también las tres formas de consumo: el uso, que implica sólo un consumo esporádico; el abuso que si se incrementa genera intoxicación; y la adicción que es cuando se utiliza una sustancia como forma de vida y desencadena el síndrome de la abstinencia.

Así, aparece la denominada "droga de iniciación" que es, justamente, aquella utilizada para comenzar a transitar este peligroso camino. Se recurre en el 90 % de los casos al alcohol y está presente en los chicos de entre 10 y 13 años, dentro de los casos excepcionales analizados.

Posteriormente, aparece la "droga de entrada" que es la marihuana, y que sirve como "una forma para ingresar en el mundo del consumo". Esta está presente en todos los estratos sociales y edades.

Las drogas sintéticas como el éxtasis y la cocaína de diseño, están más relacionadas con las clases sociales altas, explicó el psicólogo, y va ría la calidad de las mismas.

En este marco, Venturini indicó que Mendoza es característica por el mayor consumo de pegamento el cual se da especialmente en las clases sociales más bajas.

Sea cual sea el tipo de adicción, el tratamiento debe ser, para el especialista, "intensivo, todos los días, y si es más grave la situación, llevar al paciente a internación. Todo depende de los recursos que tiene cada persona para tratarse".

Hossmann resaltó que los jóvenes que recurren a los centros que ella dirige tienen un tratamiento personalizado. "Se evalúa cada caso y la problemática, luego se deriva al chico al profesional que corresponda, quienes a su vez, realizan consultas interdisciplinarias". A esto, agregó que se trabaja con la participación y ayuda del adulto que esté a cargo del menor.

El Plan de Adicciones

Los adolescentes de entre 14 y 18 años con este tipo de problemática tienen una asistencia, que no es intensiva, y que es ambulatoria e interdisciplinaria en los centros preventivos y asistenciales del Plan Provincial de Adicciones.

Entre 450 y 500 jóvenes se atienden en alguno de los 9 centros distribuidos en la provincia, y cuyo número de pacientes hace un pico que se registra entre los meses de abril y mayo, detalló el coordinador del Área de Capacitación Gustavo Moreno.

Asimismo, Moreno resaltó que el tratamiento de los jóvenes depende de la gravedad de cada caso, "pero generalmente están entre 6 y 9 meses en seguimiento y para que entren a esta asistencia deben estar en un período de abuso grave de la droga, tienen que haber indica dores de riesgo".

A esto, añadió que los chicos que componen la mencionada franja etaria "son vulnerables y no sólo a la droga". Por esto, insistió en que no se los somete a un tratamiento simple y los resultados de este "son positivos y eficaces y eso se nota cuando la persona está frente a una situación en la que se reconoce como cuestionada".