El Sol - Miércoles 3 de abril de 2013
Lo dijo el especialista en Educación, Alejandro Castro Santander. Para el ministro de Desarrollo Social Guillermo Elizalde, la Asignación Universal por Hijo evita la deserción. Las múltiples causas del problema.
Que hay estudiantes que abandonan la escuela y que ocurre más en el nivel secundario, es ya una certeza que, sin dudas, duele. Mientras especialistas en Educación afirman que la deserción "es una tendencia crónica que ha crecido mucho los últimos 10 años", desde el ministerio de Desarrollo Social de la provincia afirman que hay planes de contención y prevención del abandono estudiantil, entre ellos, la Asignación Universal por Hijo.
En Mendoza, por la desolación en las aulas, ya hay escuelas que experimentan el cierre de cursos tal como pasó recientemente en los establecimientos lasherinos Panquehua tras perderse el 50% de la matrícula, y en Adolfo Bioy Casares, donde ya cerraron cuatro divisiones.
Mientras tanto, los profesores suplentes se quedan sin horas, y los chicos que siguen estudiando son reubicados en aulas donde, aseguran, no se sienten cómodos.
Respecto de esta situación, el ministro de Desarrollo Social y Derechos Humanos Guillermo Elizalde, defendió vehementemente el beneficio nacional de la Asignación Universal por Hijo al asegurar que "es un derecho que previene la deserción escolar".
No obstante, el pedagogo y especialista en Educación, Alejandro Castro Santander indicó que frente a un tema tan complejo, "no estamos haciendo nada para solucionarlo ni estamos dando el gran paso".
Vulnerabilidad, plan social y educación obligatoria
En la provincia son 144 mil los niños, niñas y adolescentes hasta 18 años que están dentro de la Asignación Universal por Hijo, un programa nacional cuya inversión ronda los $587 millones anuales y que exige, como requisito fundamental, la presentación del certificado escolar de esos chicos para que, una vez al año, los papás puedan cobrar el 20% del total del monto que se les retiene.
De esta manera, como casi una especie de obligación, chicos con ese derecho social, deben asistir a la escuela, "de otra manera se deja de dar el beneficio. Lo importante es que ellos estén en la institución, independientemente de si son o no repetidores", comentó Elizalde.
Asimismo, el funcionario destacó que un año después de que se implementara en Mendoza dicho beneficio, es decir 2008-2009, aumentó el número de la matrícula escolar "cerca del 20", garantizando de esta manera, un piso en cantidad de chicos dentro del sistema escolar.
Además de la Asignación Universal, el Gobierno de Mendoza cuenta con una serie de políticas que apuntan a la inclusión educativa. Según el jefe de la Cartera de Desarrollo Social, "ciertos planes, como el llamado De la Esquina a la Escuela, apuntan específicamente a promover actividades entre aquellos estudiantes que presentan ciertas dificultades para que no abandonen el colegio".
Para Elizalde, todas estas políticas complementarias tienen como eje que se termine de cursar la escuela, tanto en el nivel primario como en el secundario.
Abandonar las clases es una "tendencia crónica"
Para Castro Santander la deserción escolar es un tema complejo multicausal que arranca cuando "un chico de 11 o 12 años le dice a los padres que no quiere ir más a la escuela". Esta situación, según el pedagogo, se da cuando los niños y adolescentes van a clases obligados por los planes sociales.
"Los papás hacen recaer en sus hijos la responsabilidad de tener que ir a clases para que la familia salga de su situación de vulnerabilidad", indicó.
Es, puntualmente, en la adolescencia cuando se nota con más fuerza la decisión de no entrar a cursar las materias hasta el punto de llegar a desolar las aulas, como pasa en colegios de Las Heras.
De esta manera, se pierde la idea de una escuela "amigable", al tiempo que deja de rescatarse la cultura del trabajo intelectual, entendido este como aquél se puede conseguir mediante el esfuerzo personal e intelectual, y no por incentivos vinculados con partidas de dinero.
En esa franja etaria, entonces, es cuando aparecen las múltiples causas que dan origen al abandono escolar. "Una de ellas es está vinculada al trabajo, es decir, a la posibilidad de insertarse en ese ámbito" y superar algunas falencias económicas.
Además, el fracaso del chico para aprender y pasar de año es un problema también grande a la hora de "elegir" entre seguir en la escuela o irse. Ahora, la violencia entre compañeros es determinante para aquellos que son el blanco de burlas y de agresiones físicas dentro del establecimiento.
Este último punto tiene que ver con lo que los especialistas llaman "gestión de convivencia entre los alumnos". Situación que se comienza a dar con esos estudiantes en Las Heras a los que se le cerró el curso por falta compañeros, y deben ser reubicados en otra división dentro del mismo centro educativo.
La escuela es un valor
Dentro de las posibles soluciones que a cada quien se le empiezan a pasar por la cabeza en torno a la prevención del abandono escolar, es prudente rescatar que no debe recaer todo el peso de esa gestión en el área de la Educación nacional y provincial.
La seguridad de los ciudadanos, las posibilidades laborales y económicas, la cultura y los valores familiares son las aristas desde donde debe empezar a profundizarse el problema de la deserción escolar, y desde allí, también, a encarar las soluciones.
"Hay que analizar el entorno en el que vive y se mueve ese chico que abandonó el ámbito escolar para entender por qué lo hizo", reflexionó Castro Santander, a lo que añadió que "es importante decodificar el mensaje que reciben de sus padres. Si están en un hogar donde estudiar no es importante, va a ocurrir esto de la deserción".
Pero hay que entender entonces que, aunque se haya perdido con el tiempo, "la escuela es y sigue siendo un valor".
Reclamo de profesores e incertidumbre de alumnos
Los docentes de las escuelas Panquehua, Adolfo Bioy Casares y César Humberto Casiva se manifestaron este miércoles a mediodía en el Barrio Infanta en contra del cierre de cursos como consecuencia de la falta de alumnos. Con evidente tristeza y preocupación, pidieron que la Dirección General de Escuelas les dé una respuesta en torno a las horas que pierden los docentes suplentes.
Los chicos que allí siguen cursando también mostraron su falta de conformismo por el procedimiento y aseguran que no quieren ser reubicados en otras aulas con compañeros nuevos.
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