Las áreas públicas de Salud Mental del Valle de Uco buscan contener y evitar casos de violencia y alcoholismo a través de la terapia grupal. Sus pacientes aseguran que esto cambió sus vidas.

“Desde hace 15 años no me pierdo un encuentro y espero ansioso que llegue el día lunes. Si no hubiera caído en el alcohol no habría conocido a estos amigos y a estos profesionales. Hay que ser positivo y yo rescato todo lo que me ha dado este grupo. Hoy vengo sólo por gusto”, aseguró Gerardo, el miembro más antiguo del Grupo Institucional de Alcoholismo (GIA), perteneciente al área de Salud Mental del hospital General Las Heras. Superar la adicción al alcohol y abordar las consecuencias sociales y personales que conlleva son las principales razones por las que los demandantes son derivados a estos tratamientos.

El GAR (Grupo de Alto Riesgo) de Tupungato, por su parte, es integrado por mujeres “sin distinciones políticas, religiosas o de poder adquisitivo”, como ellas mismas destacan al presentarse. “Somos como una familia que tiene los mismos problemas. Nos ayudamos mutuamente a tratar de superarlos, nos aconsejamos y aprendemos de las demás. Vos venís y sabés que es tu hora, tu espacio, es algo tuyo que disfrutás”, expresó María Inés con respecto al grupo integrado por quienes han padecido algún tipo de violencia o depresión que en algunos casos ha derivado en intentos de suicidio.

Guiados por un equipo interdisciplinario, estos tupungatinos encuentran en la terapia grupal contención, ante todo. Hoy quieren mostrar las ventajas de haber tenido la voluntad de participar invitando a quienes lo necesiten. “Acá no se miente. No se trata de decir que uno está bien cuando no lo está, porque cuesta mucho salir adelante. Pero los cambios se notan y ninguno se arrepiente de haber venido”, agrega Ariel, del GIA.

Además de los encuentros semanales, muchos de ellos han sumado otras búsquedas de superación personal, a través de la pintura y el teatro. Garino es el nombre de las titiriteras reconocidas por sus obras. Ellas también han difundido la actividad del grupo a través de programas radiales donde abordaron la problemática del alcohol.

Opinión profesional

Durante el 2011 fueron más de 4.000 prestaciones personales las que se brindaron desde las áreas de Salud Mental de los hospitales públicos del Valle de Uco. Dichas cifras –muestran una cantidad de consultas que no podrían ser tratadas de manera individual–, y la necesidad de una técnica que ayude a los pacientes a que construyan entre sí una salida, un proyecto personal, son las razones por las que los profesionales proponen la terapia grupal. A diferencia del resto de la provincia, donde los casos son atendidos de manera personal.

“Cuando la experiencia no es transmitida se cae y si se caen los actores, se caen los proyectos. Nuestro deber es promocionar el encuentro entre las personas y que salgan del lugar de víctimas que implica inmovilidad. La salida es a través del proyecto de vida”, explicó el psicólogo y coordinador Víctor Guzmán. Junto con él trabaja un equipo interdisciplinario conformado por psicólogos, psiquiatras, trabajadores sociales, fonoaudiólogos, entre otros profesionales.

Además de estos dos grupos referentes, Salud Mental en Tupungato trabaja también con terapia para niños. A través de talleres de arte se busca que los menores canalicen sus problemáticas. “Acá la diferencia es que son ellos los que demandan este espacio, el que deja de colocar algo en el taller deja de venir o quizá vuelve después. Más que un taller de patología, buscamos llamar al niño a una cultura donde la subjetividad tiene diferentes expresividades y no sólo la que ellos ven en sus casas”, agregó la trabajadora social Liliana Luconi.