La Cámara de Industriales Fundidores de la República Argentina, el Grupo de Productores Autopartistas y la Cámara del Forjado, las cuales agrupan a la mayor parte de autopartistas metalmecánicos, elaboraron una propuesta para avanzar en el desarrollo de nuevos eslabones de la cadena productiva del sector automotor. “La idea es aumentar gradualmente durante dos años el contenido de autopartes locales en la fabricación de productos automotores, hasta llegar a un mínimo del 33 por ciento neto de importaciones”, precisaron las entidades. En la actualidad, el porcentaje de integración se ubica en torno del 23 por ciento, aunque en muchos modelos la cifra desciende hasta 15 por ciento. Esto produce un fuerte deficit comercial para el bloque automotor.

La moderación del desbalance de divisas es un desafío central para el sector. Desde Adimra, cámara que agrupa a fabricantes de bienes de capital, indicaron que si se pudiera alcanzar los niveles de integración propuestos por los partistas, el rojo de dólares del segmento de componentes anotaría una reducción significativa. Esto se debería a que la sustitución de importaciones se concentraría sobre los productos metalmecánicos, que generan el mayor desequilibrio de la cadena automotriz. Entre éstos se destacan el sistema de transmisión de los vehículos (motores, cajas de cambio y otros bienes electromecánicos). También componentes de alto valor agregado, como el sistema de amortiguación. La producción de estos bienes en el país, además de moderar el déficit comercial, permitiría impulsar los niveles de empleo del sector, porque se trata de actividades mano de obra intensiva en trabajo calificado.

En 2012, la cantidad de autopartistas que operaron en el país sumaron 639 empresas. En total, esta firmas emplearon a 48.000 personas, con una facturación anual de 6500 millones de dólares. A su vez, las exportaciones de estas compañías sumaron 2577 millones de dólares y las importaciones ascendieron hasta a 12.019 millones de dólares. Como resultado, el sector dejó un déficit comercial de 9420 millones de dólares el año pasado. Esta cifra adquiere relevancia si se tiene en cuenta que en 1998 el desequilibrio era de 3058 millones, al tiempo que en 2002 el desbalance marcó un mínimo de 138 millones de dólares.

La idea de imponer a fabricantes argentinos un requisito del 33 por ciento de integración nacional en partes y piezas respecto del valor final de los vehículos está en línea con cifras que manejan las industrias de México y Brasil. También tiene antecedentes históricos. Hasta la década del ’70, las terminales locales estaban obligadas a mantener un elevado porcentaje de componentes nacionales en la producción de rodados. A partir del ’80 y con mayor énfasis durante la reestructuración y flexibilización sectorial durante el ’90, esta normativa se perdió, para provocar el cierre de numerosas autopartistas que hasta el momento no volvieron a reabrir instalaciones.

Informe: Federico Kucher.