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Baja el analfabetismo, pero Mendoza supera el promedio nacional

Uno - Miércoles 11 de setiembre de 2013

En la actualidad, en la provincia hay 31.530 personas mayores de 10 años que no saben leer ni escribir, 10 mil menos que hace 10 años. El porcentaje local es de 2,2 y a nivel país, de 1,9.

Virginia Guerra (75) sólo cursó dos años de la educación formal primaria porque sus padres murieron. Vivía en Tunuyán, quedó a cargo de un hermano que la trajo a Godoy Cruz y a duras penas pudo cubrir sus necesidades básicas. Con el borroso recuerdo de lo aprendido en esos años de escolaridad, ya adulta acompañó a sus propios hijos en el trayecto educativo, conoció con ellos algunos conceptos, porque sabía leer y escribir, prometiéndoles a los suyos que completaría al menos ese primer nivel inconcluso. “Siempre les exigí que estudiaran, estaba en deuda conmigo. Me frenó un poco la vergüenza, me sentía un poco mayor para entrar a una escuela”, dice la mujer –madre de tres hijos, abuela y bisabuela–, que ahora es parte de la población que aprendió a leer y escribir a través de un programa de alfabetización para jóvenes y adultos en un centro de jubilados llamado “Rosa de Otoño” ubicado en Godoy Cruz, el primer escalón para ingresar después a la educación formal de Nivel Primario.

Este es uno de los casos que ayudó a que los indicadores de analfabetismo en estas tierras mejoraran con respecto a lo que pasaba 10 años atrás: la tasa de habitantes mayores de 10 años que no saben leer ni escribir pasó de 3,2% en 2001 a 2,2% en 2010.

Sin embargo, puesto en contexto, esta provincia tiene mayor nivel de analfabetismo que otros territorios, como los de Cuyo, próximos geográficamente aunque con una densidad de población menor (sus tasas oscilan entre 1,8% y 2,1%). También está por encima de provincias con riqueza y producción similar, como Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe, y supera incluso la media nacional, que es de 1,9%.

El compromiso

Cuando hay que explicar por qué Mendoza sigue teniendo más analfabetos que la media nacional las autoridades hablan de la falta de planes de alfabetización antes de 2004 (cuando el Ministerio de Educación de la Nación tomó como propio el tema y puso en marcha un programa), pero también señalan la incidencia de la inmigración. Por ejemplo, mientras que en esta provincia la población extranjera es el 3,8%, en San Juan, San Luis o La Rioja oscila entre el 0,9% y el 1,3%. “Los niveles de escolarización alcanzados antes de inmigrar y la dificultad de terminar ese proceso cuando llegan a estas tierras, por motivos económicos o de otra índole, influyen en nuestros indicadores y marcan una distancia con respecto a otras provincias que quizás no tienen esta característica poblacional tan marcada”, dijo la subdirectora de Educación de Jóvenes y Adultos de la DGE, Nora Chávez.

La directora general de escuelas, María Inés Abrile de Vollmer, aseguró que el panorama mendocino se revertirá y que en 2015 se llegará a una “tasa de analfabetismo 0”, una ambiciosa meta que ya había manifestado a comienzos de su gestión.

Vollmer inició esta semana en el Campo Papa para encabezar un acto por la semana de la alfabetización, que se celebra oficialmente el 8 de setiembre según lo estableció la Unesco. “La idea es que existan, como concepto dentro de la educación permanente, espacios donde los jóvenes y adultos que no pudieron completar su educación puedan acceder a las nociones básicas, para tener una posición personal respecto de lo que leen y escriben”, dijo en el CENS Nº3-474, en Chuquisaca y Salvador Arias.

Para Chávez, a partir de 2004 la enseñanza de este sector específico de la población se fortaleció con la creación del Programa Nacional de Alfabetización y Educación Básica para Jóvenes y Adultos llamado “Encuentro”, que estableció un primer acercamiento en centros no formales (casas de familias, comedores, centros comunitarios o de jubilados, y clubes, entre otros), para mejorar el flujo de jóvenes y adultos hacia la enseñanza formal de la primaria.

Abordaje sociocultural

El sistema de enseñanza es diferente. Las docentes son alfabetizadoras, y entre alumnos y educadores no hay diferencias. “Todos aprendemos; yo soy Silvana y ella es María, estamos igualadas, nadie supera a otro”, explica apasionada una alfabetizadora que presta sus servicios en Avome, donde funciona un centro de alfabetización parte del programa Encuentro.

Silvana explica las diferencias en el método para adultos y jóvenes que no fueron alfabetizados. “No se aprende por letras, sino que primero está la palabra. La primera es ‘educación’, con la que se aprenden las vocales. Antes de cada encuentro primero hay un debate sobre lo que significa el concepto para cada uno”, manifiesta refiriendo que su capacitación es diferente a la de un maestro común y que para alfabetizar siguen el método de Paulo Freire, pedagogo brasileño.

“El abordaje es sociocultural, acá encuentran contención, y por eso el proceso de aprendizaje es rápido”, añadió Silvana, y comentó que, si bien lo prioritario es la lecto-escritura, después les dan nociones sobre matemáticas, para que luego completen el primario en un Centro de Educación Básica para Jóvenes y Adultos.

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