En Mendoza, el 15% de los embarazos que se atienden en las distintas maternidades de los hospitales son de mujeres de hasta 19 años, es decir, de adolescentes. Pero el trabajo del Ministerio de Salud de la provincia apunta, sobre todo, a otra realidad: del total de esas jóvenes, el 30% de ellas vuelve a quedar embarazada cuando aún no supera esa edad.

Carlos Díaz Russo, al frente de la cartera de Salud, admitió que el Estado llega tarde a prevenir el primer embarazo y que, por ello, sus esfuerzos se concentran en que esa chica que no lo deseó por primera vez, no lo haga de nuevo.

“La metodología que hemos abordado no ha sido efectiva. Tiene que ver con la territorialidad, antes esperábamos que el chico se acercara, pero ahora vamos a cambiar esta visión”, señaló el ministro.

Pablo Alonso, jefe del programa de Salud Reproductiva, dijo que ese 15% los preocupa y que tratan de trabajar en reducir la cifra y la calificó como algo que es histórico. El problema radica en que no depende sólo de Salud  reducir el número, sino que se trata de algo mucho más complejo que implica factores sociales y educativos.

“Es algo intersectorial, nosotros damos respuesta con la información, con que estén disponibles los métodos y que sean accesibles, y en terminar con todas las barreras del equipo de salud”, sostuvo Alonso.

“De 100 mujeres que egresan de la maternidad, 15 son adolescentes. Si agrupamos 100 mujeres menos de 19 años, 30 de ellas va por su segunda o mayor paridad, es decir que ha repetido su embarazo”, dijo Alonso. Es en ese punto en donde sí puede jugar un rol de mayor protagonismo el sistema sanitario. Se trata de prevenir el segundo embarazo de las adolescentes. “La Organización Mundial de la Salud dice que uno debe apostar todos los esfuerzos en evitar la segunda parición y no tanto de la primera porque esta no depende tanto de Salud”, explicó el representante del Ministerio, quien recalcó que para esta dependencia es más factible impactar sobre el segundo embarazo que sobre el primero.

Enfrentar obstáculos

Aunque parezca increíble, dentro del propio sistema sanitario hay obstáculos internos que frenan la llegada de los chicos a la atención sexual reproductiva. Alonso advirtió que muchos efectores tienen cierto recelo a la hora de trabajar con menores porque tienen miedo de correr con algún tipo de riesgo jurídico.

El jefe del programa de Salud Sexual y Reproductiva comentó que trabajan para combatir ese tipo de situaciones. “Algunos efectores tienen temor, sobre todo al nivel del marco jurídico, pero las leyes respaldan plenamente a los equipos médicos".

Un centro de salud no va a tener ningún problema en atender a un adolescente. Por ejemplo, si nosotros los asistimos y después los padres descubren que usa algún método y se quejan, no pueden hacer nada”, explicó.

Además, recalcó que los jóvenes tiene derecho a acceder a todos los servicios que brinda el sistema de salud. “Cuando hablamos de esto nos referimos a la posibilidad de usar algún método anticonceptivo elegido por ellos, se presenta el abanico de los distintos tipos que hay y se ve cuál puede ser el más adecuado para esa persona”, comentó acerca de las tareas que realizan para lograr el objetivo propuesto.

Derribar los mitos

El Ministerio de Salud realizó esta semana las IV jornadas de Salud Sexual y Derechos Reproductivos. Más de 800 alumnos se inscribieron para participar y uno de los principales objetivos fue derribar mitos que aún  permanecen en el imaginario colectivo.

Entre estos, uno de los que más se repiten es el de creer que en la primera relación sexual no puede producirse un embarazo.

“Hay situaciones que se vienen manteniendo en el conocimiento popular, como estas de que  creen que no se van a quedar embarazados. Basados en este mito, muchas veces no usan el método anticonceptivo a pesar de que tienen el conocimiento de que existe”, comentó el jefe del programa de Salud Reproductiva, Pablo Alonso.