Hijos de cosechadores son educados y contenidos mientras sus padres trabajan. Es gracias al programa “Educar en Vendimia”, que se realiza en Tupungato desde el 2005. Algunas empresas y el Estado son los que aportan los recursos necesarios para poder emprenderlo.

Mientras Ana Laura Rebecco practica una zamba que le sale a la perfección, ya que le encanta bailar, su hermano Santiago está pintando y haciendo figuras con papel glasé. A ambos diariamente los pasa a buscar por su casa –en el distrito Villa Bastías– un colectivo municipal para participar durante febrero en “Educar en Vendimia”, el programa que esperan ansiosos cada año para divertirse, aprender y practicar deportes mientras sus padres cosechan.

Esta es una de las 70 historias que se repiten en Tupungato a partir de esta propuesta que desde hace 8 años ofrece actividades artísticas y deportivas –además de la merienda y el almuerzo– a niños y adolescentes, hijos de empleados de algunas empresas de la zona, en época de vendimia. El objetivo es evitar los riesgos asociados a la permanencia de niños en las fincas, además de promover la cultura del trabajo, garantizando los derechos de la niñez y el trabajo decente de las familias rurales.

“Educar en Vendimia” es un programa socio-educativo de gestión público-privada, ya que aportan recursos para su realización el Estado –gobierno municipal y provincial– y empresas, que en este caso son Chandon Argentina, Catena Zapata y el Grupo Canale.

“Para las empresas significa una mayor fidelización de sus propios empleados. Que los papás tengan este recurso es muy valioso, además se logra una mayor conciencia de lo que significa su propio capital humano y social. Y para el Estado ha marcado un hito en la necesidad de generar políticas donde se optimicen recursos que están disponibles, como un polideportivo, un jardín”, expresó Claudia Crisafulli, de CC Consultoría Sustentable, quien gestiona el trabajo.

Cada mañana, durante un mes, se inicia a las 7 el recorrido con movilidad municipal que se realiza por Gualtallary, Villa Bastías y Cordón del Plata. Niños de entre 2 y 15 años son trasladados, por una parte, al jardín maternal Cachorritos y al polideportivo Francisco Rizzo, los mayores. En este centro realizan actividades recreativas y deportivas –entre las que se destaca la natación– y reciben clases de música, danza, plástica y manualidades. Luego, comparten el almuerzo en un restorán, para regresar a sus casas a la tarde.

“Los chicos nuevos se entusiasman rápido. El objetivo siempre se cumple: que les gusten las actividades que les proponemos, que disfruten y aprendan”, contó a Diario UNO José Guzmán, profesor que está al frente del equipo de profesionales de “Educar en Vendimia”, conformado además por dos profesores de Educación Física y por tres docentes de materias artísticas.