A diferencia de las explicaciones convencionales de las consultoras de la city, los economistas consultados por Página/12 restan importancia al blue para explicar tanto el freno como el repunte del sector. “Si el año pasado hubo una caída y este año empieza a evidenciarse una recomposición de la actividad, la clave pasa por buscar cuáles son los elementos que se modificaron y no los que siguen igual”, afirmaron. La brecha del tipo de cambio no ingresa entonces en este análisis. Lo que se vuelve una variable fundamental es la incidencia del sector público sobre la construcción.

Durante 2012, la preocupación por asegurar el superávit de las cuentas externas, para cumplir entre otras cosas con las obligaciones financieras, derivó en una menor inversión estatal, frenando la actividad hasta disminuir el volumen de las importaciones. En 2013, en cambio, el faltante de dólares es algo más relajado. Esto lo explica el incremento de las exportaciones industriales a Brasil. También que la campaña del agro es mayor a la del año pasado, cuando impactó una fuerte sequía en el campo. Como resultado, el Estado recuperará margen para impulsar el gasto en infraestructura, lo que se empieza a observar en los primeros meses del año. No sólo aumenta la construcción de la administración central, sino que muestran dinamismo las transferencias de recursos a las provincias.

A esta situación debe sumarse que en octubre hay elecciones, un factor que ha estimulado históricamente la inversión pública, y el resultado favorable de los planes de vivienda. Estos últimos, además de ofrecer respuesta al déficit habitacional, incentivan una actividad tan procíclica como la construcción. “Cuanto más aumente la demanda del Estado, a partir del gasto y la inversión pública, la construcción acelerará su crecimiento”, concluyó Alejandro Fiorito, economista del Grupo Luján. Para agregar que una variable como el dólar paralelo no tiene efecto sobre las cantidades (producción) de la economía, tanto en ladrillos como en otras ramas.