Página 12 - Jueves 7 de agosto de 2014
Página/12 visitó la sede de la estatal Invap, donde el satélite está siendo preparado para su traslado. Una vez en funcionamiento servirá para brindar servicios de telefonía, tráfico de datos, Internet y televisión.
Por Fernando Krakowiak
Desde Bariloche
Arsat-1 es el primer satélite de telecomunicaciones diseñado y construido en el país. Una mole de tres toneladas y casi cuatro metros de alto que alcanza los 16,4 metros de largo con los paneles solares extendidos. Página/12 visitó ayer la sede de la firma estatal Invap en esta ciudad, donde el satélite está siendo preparado para su traslado a fin de mes a la base espacial de Kourou, en la Guayana Francesa, desde donde será lanzado en octubre. Una vez en funcionamiento brindará servicios de telefonía, tráfico de datos, Internet y televisión. Además, en ese mismo predio también se están desarrollando los satélites Arsat-2 y Saocom 1A, ambos en etapa de integración. “En los 40 años de Invap nunca hubo un apoyo a la ciencia y la tecnología como durante la última década. Esa decisión política es la que hoy nos permite realizar este tipo de trabajos”, aseguró ayer a este diario Héctor Otheguy, CEO de la compañía.
Arsat nació en abril de 2006 para hacerse cargo del servicio satelital, en reemplazo de Nahuelsat, un consorcio privado encabezado por la alemana DaimlerChrysler Aerospace (hoy, Airbus) y la italiana Finmeccanica. A este grupo se le había adjudicado en 1991 la provisión y operación de dos satélites. El primero, llamado Nahuel-1, fue puesto en la posición orbital de 71,8 grados oeste en enero de 1997, mientras que el segundo debía ser colocado antes del 19 de octubre de 2003 en la posición de 81 grados oeste, lugar reservado al país por la Unión Internacional de Telecomunicaciones luego de un acuerdo de reciprocidad satelital firmado con Estados Unidos.
Cuando llegó la fecha, Nahuelsat ni siquiera había comenzado a construir el segundo satélite. El incumplimiento puso en riesgo la conservación de la posición orbital de 81 grados oeste, la cual estaba siendo reclamada por Gran Bretaña. En ese momento, el gobierno de Néstor Kirchner solicitó una prórroga de dos años y empezó a explorar alternativas. Finalmente, la decisión fue construir un satélite argentino y, mientras tanto, ocupar la órbita 81 con un equipo alquilado al grupo holandés SES. Luego se sumó también la necesidad de montar un segundo satélite para ocupar la órbita 71,8 grados oeste; pues a principios de 2010 el Nahuel-1 cumplió su vida útil y se lo reemplazó con otro satélite alquilado, el AMC 6, también del grupo holandés SES.
Para avanzar con la construcción de los satélites Arsat-1 y Arsat-2, la estatal Arsat sumó como contratista a Invap, responsable del gerenciamiento de estos proyectos, el desarrollo completo de la ingeniería, su fabricación y los ensayos. La empresa estatal terminó de construir Arsat-1 en julio del año pasado y desde entonces lo sometió a diversas pruebas de resistencia. Por ejemplo, se realizaron pruebas de vacío y de cambios de temperatura para comprobar si estaba en condiciones de aguantar los 150 grados que enfrentará durante el día y los 170 grados bajo cero que le esperan durante las noches.
También se hicieron test acústicos con varios parlantes para validar su capacidad de resistir las ondas de presión generadas durante el lanzamiento. Los ensayos son fundamentales en este tipo de desarrollos, porque el satélite quedará orbitando a 35.786 kilómetros de altura durante 15 años sin posibilidad de ser reparado en caso de que surja algún inconveniente.
El 27 de junio de este año concluyó la revisión de pre-embarque, proceso de verificación que indicó que los sistemas del satélite funcionan adecuadamente y que está apto para resistir las distintas condiciones a las que se verá sometido desde su lanzamiento hasta que concluya su vida útil. El próximo paso será dado a fin de mes cuando se lo traslade en un avión de carga ucraniano hacia Kourou, en Guayana Francesa, donde será colocado en el cohete Ariane 5 y enviado al espacio. El lanzamiento estará a cargo de Ariane Space, compañía conformada por el Centro Nacional de Estudios Espaciales francés y otras empresas espaciales europeas. “Una vez que esté en órbita, el satélite pasará a estar controlado por la Estación Terrena Benavidez de Arsat”, aseguró a Página/12 Emmanuel Jaffrot, secretario técnico de ×Argentina Conectada.
El satélite demandó una inversión de 250 millones de dólares y permitirá brindar servicios a toda la Argentina e incluso a países vecinos. Transportará señales de video y ofrecerá Televisión Directa al Hogar en aquellas zonas alejadas donde no es conveniente llegar con la televisión por aire. También brindará Internet, servicios de datos y telefonía IP. De este modo, Argentina se suma al selecto “club” de países que producen este tipo de satélites, integrado sólo por Estados Unidos, Rusia, China, Japón Israel, India y la Eurozona.
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