Página12- Miércoles, 23 de marzo 2011
A partir de la experiencia de Radios por la Educación, Silvia Bacher describe cómo desde la comunicación se pueden generar cambios, producir procesos sociales y promover derechos.
En las radios de la localidad misionera de Aristóbulo del Valle una voz fresca, risueña, señala con inconfundible tonada guaraní: “Hola se dice mbé pa. Lluvia se dice oké. Gracias se dice aveté. Sol se dice ñamandú. Chico se dice avá. Chica se dice cuñá. Nuestro se dice ñandé. Hombre se dice karay. Derecho se dice...”. El recitado se interrumpe abruptamente por un murmullo incomprensible. La traducción de la palabra derecho no aparece y el murmullo se acalla. Entonces la voz del locutor interpela: “Para ejercer los derechos, primero hay que saber que existen”.
Quienes produjeron este alerta ciudadano son chicos y chicas de la comunidad aborigen Mbya Guaraní Flor del Monte que asisten al programa Radios por la Educación –impulsado por la asociación civil Las Otras Voces. Comunicación para la democracia–, componente que hace foco en el derecho a la comunicación como una estrategia de transformación social dentro del Programa Ciudades por la Educación que Unicef desarrolla en las ciudades de Fontana (Chaco), Clorinda (Formosa), Tigre (Buenos Aires) y en la mencionada ciudad misionera.
En los últimos dos años, Radios por la Educación trabaja en el desarrollo e implementación de estrategias para acompañar y fortalecer el entramado social en dichas localidades, promoviendo los derechos a la comunicación, a la participación y la educación. El desafío consiste en desarrollar condiciones y oportunidades para que niños, niñas y jóvenes ejerzan su derecho a la libertad de pensamiento y de expresión, profundicen su capacidad de producción y de análisis crítico y fortalezcan su rol protagónico en el desarrollo de sus comunidades. El proceso es arduo, muchas veces el camino se vuelve inhóspito. Pero al comenzar a desarticular las dificultades que las lógicas imperantes instalan como barreras –las del no se puede, salvarse solo, no hay salida– y fundamentalmente al ver los frutos del trabajo realizado, la transformación se pone en movimiento. Más de dos mil chicas y chicos de universos diversos participan de las iniciativas que involucran a las familias, las autoridades locales, los medios de comunicación que abren sus micrófonos para dar a conocer qué piensan, qué sienten, qué sueñan los jóvenes. Todos tienen lugar. Participan jóvenes escolarizados y los que la escuela dejó en el camino, los que viven en zonas urbanas, quienes residen en parajes alejados o en comunidades indígenas, aquellos que están en situaciones de conflicto con la ley y también los que requieren educación especial. El desafío está en que de la mano de los jóvenes lleguen las familias.
En muchos casos son mujeres indígenas, en otros organizaciones sociales territoriales, docentes o equipos técnicos quienes buscan el taller de radio, para pensar cómo comunicar sus necesidades, transmitir claves vinculadas, por ejemplo, a nutrición o prevención de abuso. Talleres semanales o itinerantes, radios abiertas, radios escolares, visitas a radios, jornadas de movilización social, capacitaciones, cuadernillos, cuñas radiales, blogs, todo suma y nada parece ser suficiente para lograr el objetivo.
Niños, niñas y jóvenes buscan priorizar los temas que les preocupan e inciden directamente en el desarrollo de sus vidas cotidianas, identifican a los actores que tienen responsabilidad en la toma de decisiones sobre estas preocupaciones y realizan producciones para comunicarlas a sus comunidades. El trabajo apunta a que se vean como actores con capacidad de incidencia y transformación, que reconozcan lo fundamental que resulta el ejercicio del derecho a la comunicación como puerta de acceso a otros derechos y vean en la radio una herramienta para promover cambios en los entornos donde viven.
Para que el proyecto no sea sólo una buena práctica se busca incidir en la agenda pública, para lo cual los referentes locales establecen acuerdos institucionales con actores estratégicos. Así lo pone en evidencia Silvina, la referente local en Fontana, al participar activamente de las audiencias públicas convocadas por el intendente, quien ha comprendido la trascendencia de la iniciativa y la suma en los diferentes barrios.
Radios por la Educación nos enseña que la transformación es difícil, pero no imposible; que es necesario proponerse indicadores altos (aunque a veces se perciban inalcanzables), porque la comunicación es un derecho que trae de la mano muchas llaves que sacan del silencio otros derechos. Y, sobre todo, que la transformación a través de la comunicación no es sólo individual, sino social. Hay voces juveniles que comienzan a circular, a tener sonido, que proponen miradas originales, capaces de aportar a una ciudadanía más plena y justa. Voces indispensables para construir el país que soñamos; en el cual desde el albor de la vida, la palabra derechos no precise traducción porque no queda un solo ser humano sin ejercerlos.
Directora de Las Otras Voces. Comunicación para la democracia. www.lasotrasvoces.org.ar
http://www.pagina12.com.ar/diario/laventana/26-164745-2011-03-23.html
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