Los casos de mortalidad infantil bajaron en la provincia en un año. La tasa de 10,6 muertes por cada 1.000 nacimientos registrada en el 2008 descendió a 9,9 por mil el año pasado.
Ahora, si se analiza la estructura interna de ese indicador –qué edad tenían los chicos que murieron y por qué causas– es evidente que resta mucho camino por andar en ésta y en las próximas gestiones gubernamentales.
El total de nacimientos registrados en el 2009 fue de 34.468, según los datos que maneja la Dirección de Maternidad e Infancia provincial. De este grupo fallecieron 343 niños, de los cuales 236 tenían menos de 28 días de existencia. Las otras 107 muertes les ocurrieron a chicos de entre 29 días y 12 meses.
Esto significa que el 68,8% de esos bebés fallecieron por causas neonatales, relacionadas a malformaciones congénitas, prematurez y bajo peso.
En cambio, el resto murió a causa de otros factores, como dificultades para acceder al sistema público de atención primaria. Estas defunciones son encuadradas estadísticamente como muertes pos-neonatales.
La relación numérica de 236 fallecidos neonatales contra los 107 muertos pos-neonatales se ha mantenido durante todo el proceso de disminución de la tasa de mortalidad infantil de Mendoza en los últimos 20 años: el 70% de los niños menores de un año fallecen antes de los 28 días de nacidos.
Susana Bresca, titular de Maternidad e Infancia, y el subsecretario de Gestión en Salud, Enrique Quesada, reconocieron que los guarismos podrían mejorar aún más, pero aclararon que la tarea no será fácil.
“Ahora estamos en un nivel de mortalidad infantil muy difícil de bajar, porque se trata de la mortalidad dura por factores poco controlables, como las malformaciones o la prematurez”, dijo la funcionaria.
Quesada agregó: “Hay países que tienen dos puntos de mortalidad infantil, y nosotros tenemos nueve; o sea, hay un colchón sobre el cual tenemos mucho que hacer”.
Entre esos quehaceres que ambos funcionarios afirman estar ejecutando se encuentra un avanzado trabajo interministerial para abordar los embarazos de riesgo. En especial, a las adolescentes.
“Si a una mamá adolescente se le muere un niño o tiene un bebé prematuro por falta de controles, la intención es que sea captada por Salud Reproductiva para que no tenga niños tan seguido. O si tiene un nivel de instrucción baja, que pueda completar su educación”, explicó Bresca.
El otro factor que estará más controlado es el embarazo en sí mismo, aumentando el promedio de cinco controles que tienen las madres mendocinas durante la gestación.
En definitiva, se prevé insistir en el seguimiento del chico desde el primer trimestre del embarazo.
http://www.diariouno.com.ar/edimpresa/2010/10/15/nota255884.html
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