Uno - Lunes 4 de junio de 212
El Notti, el Central y el Lagomaggiore tienen esas instalaciones en desuso por falta de insumos, personal y aparatos. No está en los planes del Gobierno abrirlas para reducir las listas de espera.
Cerca de la mitad de los quirófanos de los tres hospitales de mayor complejidad de la provincia, el Notti, el Central y el Lagomaggiore, no están funcionado por falta personal, aparatos –como mesas de anestesia– y, a veces, de insumos.
Aun así, con esa capacidad instalada ociosa son operadas en esos centros asistenciales alrededor de 20 personas por día. El problema es que esa cantidad no alcanza para reducir a niveles aceptables la espera quirúrgica programada. Así, aplicar un plan de recuperación de cirugías retrasadas por el paro y –en un sentido más amplio– concretar la reforma prometida por el gobernador Francisco Pérez podría no ser tan sencillo.
En el caso del hospital pediátrico, cuenta estructuralmente con ocho quirófanos. Pero, al ser consultadas, las autoridades de ese centro asistencial sólo refieren siete porque el octavo es exclusivamente para cirugía cardiovascular. De estos “siete” sólo usan de manera cotidiana tres, incluyendo al de guardia, no solamente por falta de insumos, sino también por otros factores, como la organización horaria del personal, el cual trabaja de 7 a 14. El resto del día, toda esa enorme estructura hospitalaria permanece cerrada.
El Central fue construido con 16 quirófanos, pero sólo 12 están habilitados con todas las exigencias para realizar una operación segura. Esta docena es la que realmente es contada por la dirección al momento de programar pacientes, contratar personal y comprar elementos. Está repartida de la siguiente forma: nueve para cirugía general que requiere internación y tres para cirugía ambulatoria. Ahora, en la práctica, siete quirófanos son los funcionales para todo el hospital, uno queda para la guardia y el restante no puede usarse porque no hay personal que lo utilice durante la semana.
En cuanto a los insumos, no son un elemento que haga la diferencia entre operar o no a un paciente, según algunos jefes de servicio consultados por este diario, porque la programación de una cirugía exige antes el pedido del material. Lo que más pesa es la falta de horas de anestesia y de camas para internar a más personas.
El Lagomaggiore tiene ocho quirófanos, de los cuales funcionan cinco: tres para cirugía programada, uno para la guardia general y el otro para maternidad.
Los demás no son puestos en funcionamiento “no por falta de insumos, ya que eso por ahora no es un problema para nosotros, sino porque falta recurso humano; en particular, anestesiólogos. Pero no pasa solo acá, sino en toda la provincia y el país”, reconoció un alto directivo de ese hospital, quien pidió reserva de un nombre ya que desde el Gobierno central les pidieron silencio a todos los responsables de estos tres hospitales hasta que se termine el conflicto con los gremios.
En cuanto al material quirúrgico, el funcionario detalló que “los neurocirujanos siempre traían su propia caja quirúrgica y ya iniciamos los tramites para comprarla para el hospital. Y sobre la pobre cantidad de cirugías generales, no se da por falta de insumos, sino de personal”.
Toda esta situación fue denunciada por ATE y AMPROS en el ámbito de la paritaria a principios de mayo. Desde entonces, el ministro de Salud, Carlos Díaz Russo, y su equipo han guardado silencio al respecto, aunque reconocen cada una de las palabras del documento registrado por el expediente 14.627/A/8 de la Subsecretaría de Trabajo.
El Gobierno admite que la situación más crítica la tienen esos tres hospitales, pero no es exclusiva de ellos, ya que esto mismo ocurre en menor medida en los otros 20 hospitales de Mendoza. Y calculan que, promediando el total de quirófanos instalados, un 20% no es utilizado.
¿Reforma?
La idea del ministro, que hizo propia el gobernador Francisco Pérez, no es abrir más quirófanos para evitar las listas de espera quirúrgica –porque eso implicaría más presupuesto para aparatos, anestesistas, cirujanos, enfermeros, personal de limpieza, camilleros, hotelería y medicamentos–, sino hacer que ese 50% de la capacidad instalada en uso sea aprovechada durante más horas al día.
Algunos calculan que trabajar hasta las 18, es decir, cuatro horas más por día, sería suficiente para terminar con este problema. Otros llevan ese cálculo hasta las 20.
Para llevarlo a la práctica será necesario discutir varios aspectos, como la extensión de la jornada.
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