En el último año, las boletas de electricidad tuvieron un aumento promedio para todos los usuarios de la provincia de 67% y las de gas registraron, para el cliente residencial de consumo medio, una suba de 93% en el mismo período. En un lapso similar, los salarios se ajustaron apenas 37,3%. De todos modos, el gobierno nacional estableció que no habrá incrementos en las tarifas en lo que resta de 2019.
De hecho, los aumentos que se habían anunciado en la luz para los próximos meses serán absorbidos por el gobierno nacional. Y para el caso del gas, si bien se mantuvo el esquema de ajustes en tres tramos que ya se había fijado, se decidió que parte del pago de la factura de invierno -se trata de un servicio marcadamente estacional- se traslade a los meses más cálidos, con un descuento del 22% en la factura total, que financiará el Estado Nacional.
Se trata, para recordarlo, de una de las medidas que el presidente Mauricio Macri anunció en abril con la finalidad de intentar paliar los efectos de la inflación en el bolsillo de los argentinos.
La tarifa de electricidad tuvo tres variaciones en el monto en los últimos 12 meses.En agosto del año pasado, hubo una actualización del precio de la energía del 44%, lo que significó un impacto promedio en el usuario final -residencial y otros- de 28%. Luego, en febrero de este año, se determinó un nuevo ajuste en el costo de abastecimiento (energía, potencia y transporte) de 36%, lo que implicó una variación de 26% en las facturas de los mendocinos.
Y en mayo, se produjo otro incremento de 4% por una actualización del costo, que se tradujo en una suba de 3% en el monto pagado por el usuario final. Sin embargo, desde el EPRE (Ente Provincial Regulador Eléctrico) resaltaron que este último no afectó a los clientes residenciales, precisamente por la decisión del presidente. Sí tuvieron ajuste el resto de los usuarios.
Por otra parte, uno de los componentes de la factura de la luz, además del costo de abastecimiento (de jurisdicción nacional) y los impuestos, es el VAD (Valor Agregado de Distribución), que determina la provincia y no tuvo variación en este período. De este modo, las boletas de los usuarios mendocinos tuvieron una suba acumulada promedio del 67%.
Las tarifas de gas, en tanto, tuvieron dos actualizaciones desde el invierno pasado. Una se produjo en octubre, que llevó la factura promedio mensual de un usuario residencial R2 2 -que consume unos 1.1331 metros cúbicos al año- de $ 591 a $ 911 (54%).
El principal motivo de esta variación fue el aumento del dólar, que impactó en el precio del gas. Este componente alcanza más del 44% del importe final de la factura (el resto corresponde en 26% al costo de distribución, 21% a impuestos y 8% a transporte).
El siguiente aumento que se aprobó asciende a 25,3% pero se fijó que se aplicara de modo escalonado: 6% en abril, 10% en mayo y 8% en junio. Una vez más, la principal causante de esto es la suba en el precio del gas (14,7%) y le sigue un ajuste en el costo de distribución (7,7%). Así, la boleta promedio se ubicará en los $ 1.140 mensuales.
Desde Ecogas explicaron que la factura promedio mensual se calcula tomando el consumo anual de un cliente R2 2 -esta categoría y las inferiores representan el 60% del total en Mendoza-, dividido los doce meses. Es decir, no toma en cuenta la estacionalidad, que provoca que en los cuatro meses más fríos se consuma el 60% del gas de todo el año.
Para comprender la magnitud de esta suba en las tarifas, se puede considerar que, según datos de la Dirección de Estadísticas e Investigaciones Económicas (DEIE) de la provincia, los precios al consumidor registraron una suba desde mayo de 2018 al mismo mes de 2019 de 56,8%.
Pero para interpretar mejor el impacto que ha tenido en las familias, se debe tener en cuenta que hasta marzo de 2019, la pérdida del poder adquisitivo de los salarios promedió 11 puntos. Esto, porque en el primer trimestre de este año, en comparación con el mismo período de 2018, registraron una suba de 37,3% mientras que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) llegó al 54,7%.
También recordó que es conveniente dejar una ventana entreabierta y no dormir con la calefacción encendida.
En cuanto a otras opciones para calentar el hogar, planteó que los braseros se usaban antes en casas que no eran tan herméticas como las de ahora, por lo que su uso implica un riesgo.
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