Página 12 - Jueves 29 de noviembre de 2012
La mandataria argentina reivindicó las políticas que se llevan adelante en la región y tomó distancia del neoliberalismo que impera en los países centrales. Además, remarcó la necesidad de afrontar con integración los efectos de la crisis internacional.
“Tal vez porque constituimos el contramodelo de un mundo donde el capital financiero y sus derivados se han erigido en amos y señores, nos quieren castigar”, dijo ayer la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, en alusión a los embates que está recibiendo la Argentina de parte de fondos buitre con anuencia de calificadoras de riesgo. La jefa de Estado y su par brasileña, Dilma Rousseff, fueron las encargadas de un cierre histórico para la 18ª Conferencia Industrial Argentina que organizó la UIA y que tuvo como consigna la integración de ambos países. En sendas exposiciones se insistió sobre la necesidad de afrontar con integración los efectos de la crisis internacional, como es la sobreexpansión monetaria y el sobre–stock de productos que buscan ingresar en “mercados dinámicos”, como el argentino y el brasileño, a precios de remate. Afirmó que ambos países “son las dos grandes poleas de la región, para que la América del Sur sea realmente protagonista del siglo XXI”. “Fíjense que hablo de la región, con la comprensión y la certeza absoluta de que salimos juntos o no salimos, pero les puedo asegurar que vamos a salir, y lo vamos a hacer juntos”, afirmó.
Fue el momento más esperado de la Conferencia, lo que quedó en evidencia en una asistencia casi perfecta para los 1200 inscriptos. A los empresarios que abonaron 1200 pesos la silla, se sumaron periodistas, funcionarios –con sus respectivos asesores– y personal de seguridad. Estos lograron colmar las instalaciones del fastuoso resort y centro de convenciones del Sofitel de Los Cardales, un megaemprendimiento que demandó tres años de construcción y 90 millones de dólares y que incluye cancha de golf de 18 hoyos, cuatro piscinas, peluquería, biblioteca, restaurantes, bares y salas de reuniones. Los ministros de ambos países y algunos de los principales empresarios se ubicaron en las 159 habitaciones del hotel. Para la conferencia de Fernández y Rousseff, la seguridad incluyó dos botes que navegaban con personal de custodia en el lago que daba al salón de conferencias.
Previo al almuerzo en el que disertaron, las presidentas mantuvieron una reunión bilateral en una suite del hotel. Según informaron fuentes de ceremonial, el encuentro fue protocolar y sin una agenda definida, tras lo cual se dirigieron al salón principal. El presidente de la UIA, José Ignacio de Mendiguren, como anfitrión, hizo las presentaciones del caso: “Esto muestra la voluntad de las presidentas para industrializar nuestros territorios”. CFK hizo el cierre formal. “Este encuentro debe ser el primero de muchos más, porque siempre escuché hablar de integración desde el reclamo o deseo. Pero luego de la crisis que estamos viviendo y que Dilma, con mucha certeza, la prevé por largos años (ver página 6), la integración pasa a convertirse en una necesidad”, aseguró. En ese sentido, ambas presidentas acordaron mantener encuentros informales con mayor frecuencia, con el objetivo de solucionar las diferencias que surjan entre ambos países.
En coincidencia con Rousseff, Fernández de Kirchner planteó la necesidad de integrarse para enfrentar las amenazas que provienen del frente externo. “Los países desarrollados intentan trasladarnos la crisis a través de políticas expansivas monetarias sin precedentes. Cuadruplicó el Reino Unido su base monetaria, Estados Unidos la triplicó y la Unión Europea la duplicó”, señaló. La jefa de Estado reiteró la comparación entre lo que sucede hoy en países europeos y lo acontecido en la Argentina del 2001. “Es lo mismo que está pasando en Europa, y no pasa tal vez en Estados Unidos porque sigue siendo la moneda de reserva y traslada el impacto a otros países del mundo. Ahora le vuelven a prestar a Grecia. Eso es como el megacanje, un engañapichanga”, sentenció Cristina. “En términos de balanza de pagos, del análisis de cuenta corriente, son países que están quebrados”, agregó. Bajo este esquema, la mandataria planteó como “condición sine qua non esta integración”, y aclaró que no “existen reglas generales”.
El discurso giró a temas de coyuntura, en donde anunció que incrementaba el precio que pagará el Estado nacional a YPF por el gas a un valor testigo de 7,5 dólares por millón de BTU, con el objetivo de paliar el déficit energético (ver página 7). Fue entonces que logró hilvanar el tema de la crisis con las presiones del establishment financiero contra la Argentina. La mandataria se refirió al litigio con los fondos buitre y la inequidad planteada al desconocer el resultado de la reestructuración de la deuda. “Esa deuda se viene pagando puntualmente desde 2005, sin acceder al mercado de capitales, con fondos y recursos propios, y lo vamos a seguir haciendo”, agregó CFK. A lo largo de un discurso de más de 40 minutos, se refirió también a la recuperación del sector bancario, la mejora en el abastecimiento de combustibles a partir de la recuperación de YPF y al apalancamiento en el sector de la construcción que implicará el Pro.Cre.Ar. Poco adepta a los protocolos, olvidó que estaba a cargo del brindis. Entonces volvió al estrado, alzó su copa para brindar por “la hermana República Federativa de Brasil, por la Argentina, por la integración, por la región y por todos nosotros: argentinos y brasileños”.
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