“En un solo fin de semana del mes pasado entraron 20 detenidos al sistema penitenciario. Si bien esto no ocurre todo el tiempo, en promedio por día ingresan 6 presos y esto es lo que nos preocupa. En estos 10 meses ya se ha duplicado la cantidad de internos que ingresaron el año pasado y ya tenemos 438 presos más que en el 2011. Si la tendencia se mantiene, en dos años vamos a necesitar otra cárcel, que le costará al Estado unos $60 millones”. El análisis le pertenece a Sebastián Sarmiento, director del Sistema Penitenciario provincial, quien ante esta realidad que satura las cárceles locales se vio obligado a refuncionalizar dos pabellones de Boulogne Sur Mer y ampliar el penal de Cacheuta.

Si bien esta cantidad de detenidos no refleja otra cosa que un aumento del delito en Mendoza, es también consecuencia directa de varios factores que influyen para que se concrete esa acumulación de presos en las cárceles mendocinas. Analizando el crecimiento de detenidos mes a mes, es evidente que algunos homicidios que golpearon a la sociedad ejercieron tal presión sobre el sistema de seguridad que repercutió directamente en la cantidad de detenidos que llegaron al penal. Tal es el caso de los crímenes de Matías Quiroga (21) y Micaela Tatti (13), quienes fueron asesinados en marzo pasado. Desde ese momento y con la premura de dar con los autores de esos homicidios, que movilizaron a gran cantidad de mendocinos que marcharon pidiendo justicia, la policía incrementó tanto los controles que ese fue el mes con más detenciones de lo que va del año, registrando 204 ingresos.

“A ese trabajo policial se suman otros factores que influyen directamente en el incremento de la población penitenciaria, como es la modificación del Código Procesal Penal que endureció los criterios para el recupero de la libertad de ciertos detenidos. Esto hace que, por ejemplo, algunos internos que eran detenidos y tenían causas abiertas por delitos de penas menores a 3 años antes pudieran pedir hasta 7 u 8 excarcelaciones, pero eso se limitó a sólo 3 excarcelaciones, por lo que quienes superen este máximo van directo a la cárcel. También incide hoy el trabajo de los Juzgados de Flagrancia –son tres en el Gran Mendoza que reciben los detenidos que fueron atrapados cometiendo un delito in fraganti–, de donde proviene el 40% de los condenados que ingresaron este año”, precisó Sarmiento, quien además aseguró que los juzgados de Ejecución Penal son más reticentes de lo que se piensa a la hora de otorgar los beneficios de salidas transitorias o libertades condicionales. “Desde setiembre del 2011 a setiembre de este año se pidieron en total 837 de esos beneficios y se otorgaron sólo 160”, graficó para sostener su argumento.

Al comienzo de este año, la población carcelaria mendocina era de 2.777 presos y hasta la primera semana de octubre ya se había incrementado a 3.215, lo que supone que entre los reos que ingresaron y los que recuperaron la libertad en estos 10 meses quedó una diferencia de 438 presos, lo que equivaldría casi a la población de una cárcel local.

Esta saturación hizo urgente restaurar dos pabellones más en la cárcel de Boulogne Sur Mer, que sumarán 250 plazas para los internos que se alojen allí. Esa obra para hacer habitables los pabellones 3 y 16 de la penitenciaria provincial supuso al Estado mendocino un gasto superior a los $2.000.000, a lo que se adosó la ampliación de un sector de Almafuerte que determinó una erogación de $1.300.000 para sumar 50 camas en ese penal de Cacheuta.

“Con estas nuevas plazas vamos a poder contener la proyección de ingresos para los meses que faltan, pero con la tendencia de este año, en el que la población carcelaria ha aumentado el 15,8%, es decir más del doble de lo que creció en el 2011, tenemos que ver que por año la población crece casi la cantidad que se aloja en una cárcel. Eso nos hace especular que en dos años será urgente contar con una nueva cárcel”, aventuró Sarmiento, mientras muestra la tendencia de crecimiento de los últimos meses.