El nuevo Indice de Precios al Consumidor Nacional (IPC-Nacional) comprenderá un único indicador de alcance nacional y sólo relevará movimientos de precios en áreas urbanas. Reemplazará al cuestionado IPC que en la actualidad abarca Capital Federal y Gran Buenos Aires, y será a partir de su lanzamiento la única referencia oficial en materia de inflación para la economía argentina por parte del Indec. Además, sustituirá al IPC-GBA en la valorización de la Canasta Básica Alimentaria (CBA) y la Canasta Básica Total (CBT), indicadores que se utilizan para definir la línea de indigencia y pobreza, respectivamente. El Gobierno espera tener listo el nuevo índice para fines de septiembre, aunque todavía no hay fecha oficial para que el instituto de estadísticas comience a implementarlo. Las provincias, si así lo deciden, podrán seguir publicando sus propias mediciones de precios al consumidor.

Uno de los objetivos del nuevo índice será dejar sin sustento la fuerte crítica que mantiene el Fondo Monetario Internacional (FMI) a las estadísticas oficiales, que motivó a comienzos de febrero una declaración de censura contra el país. En ese momento, el organismo ofreció un plazo de ocho meses para que el Gobierno “mejore la calidad” de sus mediciones, en especial la del índice de precios al consumidor. Ese lapso se termina, justamente, en la fecha para la cual está previsto lanzar el nuevo IPC.

Las mediciones del Indec vinculadas a la evolución de los precios están desprestigiadas, reflejo de ello es que no se toman en cuenta para negociar salarios, actualizar impuestos, recomponer haberes, incrementar el valor de la Asignación Universal por Hijo ni definir tasas de interés, por ejemplo. En paralelo, cabe aclarar, el Fondo mantiene una disputa con el gobierno nacional, quien ha aplicado políticas opuestas a las usuales recetas de corte neoliberal que promueve el organismo. La variación del IPC se utiliza además para calcular el monto de los intereses de los bonos de la deuda atados al CER. La subestimación del incremento del IPC-GBA habría reducido el peso de los desembolsos para el Gobierno.

En diálogo con este diario, el director técnico del Indec, Norberto Itzcovich, negó que el IPC-Nacional vaya a estar dividido en regiones, sectores económicos o tipos de hogar. “Será un único indicador y se aplicará sobre áreas urbanas, en localidades de cinco mil o más habitantes. Reemplazará al IPC-GBA y se constituirá en la medida de la variación de precios oficial de nuestro país”, aseguró el funcionario.

El IPC-Nacional estará desagregado en capítulos similares a los que componen el actual índice de precios. Se trata de alimentos y bebidas, indumentaria, vivienda y servicios básicos, equipamiento y mantenimiento del hogar, atención médica y gastos para la salud, transporte y comunicaciones, esparcimiento, educación y otros bienes y servicios. “Tendrá el problema de todo promedio: alguien puede no sentirse totalmente representado. Pero evita la confusión de tener muchos índices. Es la forma de medición que utilizan muchas economías desarrolladas”, agregó.

Itzcovich detalló que el pasaje del IPC-GBA al IPC-Nacional va a suponer pasar de una canasta de 440 variedades de productos a otra de entre 520 y 550 variedades. La cantidad de precios relevados por mes subirá de 10 mil a 200 mil, y también se multiplicará la cantidad de comercios analizados. Para medir precios fuera de las capitales provinciales, el Indec contará con la ayuda de técnicos de las direcciones de estadísticas, y para localidades lejanas, con estudiantes de las universidades. Ya se realizaron capacitaciones a encuestadores de las provincias y en estos días el Indec lo está haciendo con los que caminan el Gran Buenos Aires.

Los tiempos, admite el Gobierno, son muy reducidos hasta el lanzamiento del IPC-Nacional. Por eso habrá sólo una recopilación de prueba y al mes siguiente ya estarían los datos disponibles. De todos modos, no hay información oficial todavía acerca de la fecha de publicación de la nueva medición.