El oficialismo volverá a la carga en 2013 con su proyecto de reforma de la Constitución provincial, aunque en su seno admiten que harán un "replanteo" de la estrategia para tratar de hacerla realidad.

Durante 2012 el radicalismo se ocupó de cerrar casi todos los caminos y dejó la propuesta, que entró al Senado en octubre, en un limbo legislativo. Sin embargo, el PJ no pierde la esperanza de reactivar el complejo proceso.

Los caminos posibles son varios. El peronismo seguirá buscando el "consenso social" para la reforma. Aunque, a la par, estudia el modo de superar las trabas concretas de la Legislatura.

Una variante muy seductora para algunos consiste en que el gobernador Francisco Pérez promulgue dos reformas antiguas, que fueron oportunamente votadas en el recinto de sesiones y después lograron el apoyo de la mayoría de la ciudadanía, aunque no el mínimo necesario, según una famosa interpretación de la Corte provincial sobre este tema.

En las elecciones de 2009, los mendocinos votaron una enmienda constitucional que prohibía la reelección de los intendentes a través de la modificación del artículo 198. La mayoría de los votantes dijo que quería este cambio.

Más lejos en el tiempo, en 2001, la ciudadanía se expresó a favor de la reforma integral de la Carta Magna. Pero en ambos casos, los votos favorables no alcanzaron, dado que no constituyen la mitad más uno del padrón general.

Lo que se contempla ahora en el PJ es que ambas reformas sean impulsadas por el gobernador bajo la esperanza de que la visión de la Corte sobre el punto cambie. Y fundamentalmente con el objetivo de vaciar de discurso al radicalismo, que en medio de esta discusión le propuso a Pérez avanzar exclusivamente con la reforma de 2009.

Votos. Tampoco deja de lado el oficialismo la posibilidad de forzar en algún momento una votación en el Senado para la cual, teóricamente, ya tiene los dos tercios necesarios para promover la necesidad de la reforma.

La fisura en el bloque radical (cuatro legisladores hicieron un bloque aparte y se declararon reformistas) sigue siendo atractiva para el PJ, aunque brindaría un triunfo modesto: en Diputados, los oficialistas no tienen hoy los dos tercios que sí les prodigaría la Cámara Alta.

La segunda estrategia tiene, entonces, menos chances que la primera. "La reforma tiene que salir con un alto grado de consenso", explicaron al respecto las fuentes del PJ consultadas.

El no radical. Pero la mayoría radical no parece dispuesta a abandonar la resistencia, a pesar del acuerdo por el presupuesto 2013 en la Cámara de Diputados y el eventual clima de diálogo que generaron estas negociaciones.

"Uno espera que pase lo mismo que con el presupuesto y que los radicales se sienten a discutir la reforma constitucional, porque las condiciones las tenemos que construir entre todo. Hay que dar el debate de la Mendoza que queremos y sobre sus instituciones", señaló en este sentido el senador justicialista Fernando Simón.

Sin embargo, la respuesta negativa emanó rápidamente de la UCR. "Lo del presupuesto fue un hecho auspicioso nada más, pero el diálogo no se ha restituido. Es imposible la reforma porque siempre dijimos que hace falta consenso social. Si era difícil que hubiera consenso en 2012, en un año electoral va a ser casi imposible", razonó Armando Camerucci, jefe de la bancada de la UCR en el Senado.

En el mismo sentido se expresó su correligionario y colega, César Biffi. "La discusión de la reforma de la Constitución está cerrada porque Mendoza tiene otras necesidades. Por ejemplo, hay que mejorar la calidad del presupuesto, que es mala, a pesar de este acuerdo del PJ y la UCR para la coyuntura", indicó el legislador.