Después de navegar dos meses en el Senado, todo parece indicar que el proyecto para convertir en ley la guía técnica de aborto no punible naufragará. Esto porque de los 38 legisladores que componen la Cámara Alta, sólo 15 están a favor del protocolo y se necesitan 20 votos para que se convierta en ley.

Desde que ingresó, a mediados de setiembre, ha cosechado dos dictámenes negativos: uno de la Comisión de Salud, que decidió aconsejar que se lo archivara, y otro de la Comisión de Legislación y Asuntos Constitucionales, que determinó rechazar el proyecto.

En tanto el proyecto llega al recinto para ser debatido, la gente que integra las organizaciones que están a favor del protocolo mostró un gran descontento. Es que hicieron un pedido formal para que el vicegobernador Carlos Ciurca los recibiera en una audiencia y nunca recibieron respuesta. Leandro Ferrón, representante del colectivo Varones Antipatriarcales, aseguró que “Ciurca promueve el parlamento abierto y no nos quiso recibir”.

A favor y en contra

En todos los bloques hay legisladores que votarán en contra del proyecto. Porque, como ya se había adelantado, en este tema los partidos dan libertad de acción, ya que se trata de un voto de conciencia.

Los radicales que están en contra del proyecto de Liliana Vietti (UCR) son tres: Gerardo del Río, Daniel Ortiz y Ana Coppoletta, mientras que los que componen el bloque de radicales disidentes Arturo Illia son Daniel Vilches, Guillermo Simón y Abel José.

Por otro lado, los peronistas que no apoyarán la Guía Técnica Nacional, una idea del gobierno de Cristina Fernández, son José Escoda, Silvia Calvi, Wanda Paredes, Andrés Da Rold, Matías Stevanato, Raquel Muñoz, Claudia Segovia, Jorge Ciafrelli, Sergio Vendramín, Leonardo Giacomelli y Sergio Montes. Otros que no están de acuerdo son los de Unidad Popular: Néstor Márquez y Guillermo Amstutz.

Por último, lo rechazarán los del Eje Peronista Francisco Cófano y Germán Gómez, y los demócratas Carlos Aguinaga y Ernesto Corvalán.

En cambio, son 15 los que están a favor de que Mendoza tenga una ley de aborto no punible: Armando Camerucci, Omar Dengra, Sergio Moralejo, Juan Carlos Jaliff, César Biffi, Walter Sáenz, de la UCR; Milagros Suárez, del bloque Arturo Illia; Fernando Simón, Miriam Gallardo, Ignacio Ortigala y Claudia Torres; Ricardo Pettignano, del Eje Peronista; Gustavo Valls, del Peronismo Federal; Gustavo Cairo, del PRO, y Alejandra Naman, de Nuevo Encuentro.

Los dictámenes

El proyecto obtuvo media sanción en Diputados a mediados de setiembre. Luego pasó al Senado donde se lo giró a dos comisiones, Salud y LAC. En la cámara se hizo un intento para que el proyecto se debatiera en estos dos espacios legislativos al mismo tiempo, pero fue denegado por la mayoría de los legisladores. Por lo tanto, se trató primero en Salud, donde se citaron a 60 organizaciones, a favor y en contra del proyecto, que pidieron “ser escuchadas”. Las diferencias ideológicas de los legisladores con respecto a la guía técnica comenzaron a vislumbrarse allí. De los siete miembros de la Comisión de Salud, cinco eran contrarios a la iniciativa, mientras que uno estaba a favor y el restante se mostraba dudoso. Finalmente, el dudoso (Francisco Cofano) se decidió a votar en contra del proyecto de Vietti. De las 60 organizaciones invitadas, 43 se mostraron contrarias al proyecto, mientras que 17 estaban a favor.

Finalmente, se sacaron dos dictámenes: uno de Salud –con seis firmas– que aconsejaba el archivo del protocolo y otro de LAC, rechazando la media sanción de Diputados. Este último lleva la firma de seis legisladores, mientras cinco no quisieron firmarlo por estar a favor del proyecto. En cuanto a las modificaciones que el ministro de Salud, Carlos Díaz Russo, se comprometió a enviar, nunca llegaron. Giacomelli, por su parte, dijo que “pueden llegar hasta último momento y hacerlas en el recinto”.

Otra circunstancia desfavorable para el protocolo ha sido la cantidad de presiones y posposiciones que ha tenido dentro de la Legislatura.

En cuanto a las presiones, las han ejercido en su gran mayoría los grupos ultracatólicos, con marchas, debates frente a la Casa de las Leyes, carteles, pintadas, mensajes de texto a los legisladores y hasta el envío de dibujos de niños a los despachos y leyendas que rezaban: “Estamos a favor de la vida”.