Las cooperativas y empresas recuperadas han logrado una creciente valoración social. Una encuesta realizada por investigadores de la UBA en el área metropolitana muestra que el 78 por ciento cree que la creación de más cooperativas es buena para el país, y un número todavía más alto, del 86 por ciento, considera que el Estado debe apoyar su formación y desarrollo. La percepción social sobre las recuperadas es igualmente alta: 73 de cada cien personas las conocen, y de ellas el 98 por ciento evalúa positivamente la experiencia. Que las opiniones sean tan favorables a la economía social está ligado a que la gente percibe a las cooperativas como generadoras de fuentes de trabajo y al empleo como un valor central para la sociedad.

El sondeo fue hecho durante el mes de agosto por el Instituto de Investigaciones Gino Germani (UBA), junto con el Centro de Estudios para el Desarrollo de la Economía Social en América Latina (Cedesal), y consistió en seiscientas entrevistas a personas residentes en el área metropolitana, mayores de 18 años.

El objetivo de los investigadores fue indagar sobre la imagen que tiene la sociedad sobre estas nuevas formas de producción y regulación económicas que emergieron en los últimos años. En ese marco, la encuesta incluyó además preguntas sobre las estatizaciones. En este caso, el grado de apoyo, tanto a ya realizadas (como el caso de las AFJP, Aerolíneas Argentinas o YPF) como a otras propuestas como posibilidad (por ejemplo, los ferrocarriles) está por encima del 60 por ciento.

Los resultados muestran una corriente de adhesión hacia iniciativas económicas no sujetas a la lógica del mercado, que, en general, resulta poco visible socialmente. “No sé si podría considerar sorprendentes los resultados, aunque sí lo son si uno considera lo que aparece en muchos espacios mediáticos”, señala el sociólogo Gustavo Quintana (Cedesal), que coordinó el equipo de trabajo dirigido por el sociólogo Julián Rebón, director del Instituto Gino Germani.

Quintana señaló como ejemplo que “más de un 75 por ciento está a favor de una estatización de los ferrocarriles y un 65,9 por ciento respalda la de Aerolíneas, a pesar de que es una de las empresas más castigadas desde el punto de vista mediático”. Los investigadores señalan por esto en sus conclusiones que no sólo existe un amplio consenso en torno de las estatizaciones realizadas, sino una base social positiva para ampliarlas a otras áreas.

Cooperativas y recuperadas

En el imaginario social, las cooperativas están asociadas a las ideas de trabajo, solidaridad y democracia. Más de la mitad de los encuestados (un 55 por ciento) las definieron como empresas democráticas y de propiedad colectiva, y un tercio (33 por ciento) las identificó con las basadas en planes sociales, aludiendo a programas como el Argentina Trabaja.

En este marco, el 78 por ciento sostuvo que la expansión de las cooperativas “es buena para el país”, y 86 de cada cien dijeron que el Estado debe apoyar la formación y el desarrollo de las cooperativas.

Para más de la mitad de los consultados (el 53,5 por ciento), al crear cooperativas el principal objetivo del Estado debe ser dar trabajo a los desocupados, mientras que un 31,3 por ciento habló de fomentar una economía solidaria y un 15,2 de contribuir al desarrollo económico del país.

En cuanto a las empresas recuperadas, la encuesta muestra que 73 de cada cien las conocen y que de ese conjunto prácticamente todos (el 96,7) las evalúan positivamente. La principal razón es que ven que las recuperadas permiten conservar las fuentes de trabajo.

Los investigadores pasaron después a preguntar sobre cómo es percibido el Estado como organizador de la economía, y aquí las opiniones se dividieron en mitad y mitad. Un 54 por ciento consideró que el mejor organizador de la economía es el mercado, mientras que un 46 por ciento privilegió el rol del Estado. Este emparejamiento marca un clima de época muy lejano al de los ‘90. En esta línea, dos tercios de los encuestados plantearon que la producción no debe quedar sólo en manos privadas. Las empresas estatales son vistas como claves para impulsar el desarrollo y crear soberanía.

Sin embargo, los encuestados ven a las empresas estatales –así como a las cooperativas– como poco productivas en términos puramente económicos. Preguntados sobre quién es más eficiente, si la empresa privada o la estatal, el 51 por ciento contestó que la privada, mientras que la opción por la empresa estatal logró sólo el 25 por ciento de las adhesiones y la de las cooperativas también quedó muy abajo, con un 24 por ciento.

Quintana señala que la encuesta “muestra lo que percibe la sociedad, pero la sociedad percibe con razón que falta una política pública en términos de conducción productiva para el sector. Hace falta tener a la economía social en una perspectiva de que puede disputar un espacio que todavía no conquistó en términos de gestión económica”. El sociólogo indica que incluso “dentro del mismo movimiento de la economía social hay sectores que no están convencidos de esa capacidad”.

En síntesis, la economía social suena todavía más a política social que a disputa de economía real. El especialista advierte, sin embargo, que según algunas investigaciones, el sector está aportando entre el 6 y el 9 por ciento del Producto Bruto Interno. Una mejor integración vertical entre las cooperativas, así como el desarrollo de una marca para canalizar la corriente de apoyo de la sociedad, facilitando que distinga sus productos y pueda elegirlos son, de acuerdo con Quintana, algunas de las medidas que ayudarían a avanzar en el gran desafío, “que el sector pueda disputarle a una economía capitalista más espacios en la producción de bienes y servicios”.