Al campo mendocino le hacen falta alrededor de 1.700 tractores nuevos para tratar las más de 300 mil hectáreas cultivables del territorio provincial. Los nuevos vehículos remplazarían la maquinaria vieja que todavía transita las fincas y serían un apoyo fundamental para que los pequeños y medianos productores puedan sumar rentabilidad a su producción.

La transferencia de tecnología al campo mendocino es un desafío difícil de responder. En el 2011, el Gobierno nacional le dio a la Provincia dinero de las retenciones a la exportación de vinos. De esos fondos, el Ejecutivo provincial utilizó 8.200.000 pesos para comprar 48 tractores. Todavía, 28 de estos esperan llegar a Mendoza, ya están en la Aduana de la provincia de Santa Fe. A pesar de esto, 500 productores vitivinícolas –que tienen propiedades no mayores a 10 hectáreas– trabajan en el Programa Maquinaria Agrícola Comunitaria, del Gobierno provincial, que les permite acceder a ella.

Funcionan 22 grupos de productores que, en comodato, recibieron por medio del Instituto de Desarrollo Rural (IDR) un tractor cero kilómetro para cada uno, acompañado por un múltiple con partidor. Cada vehículo de estos cuesta 150.000 pesos. Mendoza hace punta en materia de investigación en el país. Cuenta con centros de investigación de prestigio internacional, como el Centro Científico Tecnológico (CCT)-Mendoza (ex CRICYT) y todos sus institutos, la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) y la UNCuyo, entre otros.

En esos ámbitos de estudio se mueven unos 300 científicos, que todos los días abordan temas relacionados con la producción. Sin embargo, la transferencia de conocimientos y tecnologías es un proceso muy lento. Un solo dato argumenta esa afirmación: en la ciudad, una persona consume 500 litros de agua por día, mientras en el campo mendocino, cada uno consume 5 litros de agua.

PARA SUMARSE. Sólo 16.000 familias viven en el campo mendocino. Lo cultivan, lo cuidan, lo acompañan todo el año y sufren como nadie cuando llega el granizo. En ese difícil escenario es en el que el Estado y las organizaciones están generando nuevas herramientas para lograr más producción. En ese marco se trabaja en este programa para el campo local.

La condición para sumarse a esta propuesta es que cada productor tenga propiedades no mayores a 10 hectáreas. Luego deben organizarse en grupos, que son coordinados por uno de sus pares; este cuida que la maquinaria trabaje en todas las propiedades en forma coordinada. Cada grupo contrata su tractorista, capacitado en el IDR y con los seguros pertinentes, y le paga por hora con dinero del Fondo de Mantenimiento al que aporta 10 pesos por mes.

El tractor se entrega para las labores con el tanque lleno de combustible, y en esas condiciones tiene que pasar a la otra finca. El servicio se complementa con doce Centros de Implementos Agrícolas. Son lugares donde los productores pueden buscar maquinaria, como carretones de dos ejes, carros guaneros, niveletas, desmalezadoras, zanjeadoras y atomizadoras, entre otros.

Cada centro atiende a determinados grupos y tiene un detallado control para que las herramientas no se pierdan o sean inutilizadas. Desde hace tiempo se vienen sumando iniciativas. Una de estas tienen que ver con la comunicación y la conectividad. Es un programa que se encarga de enviar a los celulares de 2.000 productores adheridos mensajes de textos dando el alerta sobre heladas. Y el sistema se aprovecha para colgar mensajes sobre numerosos servicios.

Esa conectividad se complementa con veinte Infocentros, que están distribuidos en lugares estratégicos del campo mendocino. Se arman, en general, en las uniones vecinales o bibliotecas populares y en la escuela. Mediante una simple computadora se puede acceder a todo tipo de información: trámites, documentos a presentar en la administración pública o a qué lugares dirigirse ante determinados problemas, entre otras cosas.