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En Mendoza hay más de 4.000 investigadores

Uno - Jueves 10 de abril de 2014

La actividad científica cuenta en la provincia con un espacio bastante evolucionado y en crecimiento. Sólo en la UNCuyo hay casi 600 proyectos en ejecución. Destacan el traspaso directo a la sociedad.

“En la actualidad, ninguna comunidad que desee adoptar medidas eficaces puede darse el lujo de no crear una capacidad científica y tecnológica propia e independiente” dijo oportunamente Kofi Annan, ex secretario General de las Naciones Unidas, y la idea coincide con la opinión de los directores de las áreas de investigación de las diferentes universidades públicas y privadas consultadas en Mendoza.

En efecto, la actividad científica cuenta en la provincia con un espacio bastante desarrollado pese a que rara vez se conozca el trabajo que realizan diariamente miles de investigadores distribuidos en cientos de grupos, centros e instituciones en todo el territorio mendocino. A través de su silenciosa labor contribuyen a aumentar el conocimiento público, la reflexión y el desarrollo productivo.

Uno de los lugares comunes a los que suele caerse cuando se habla sobre la actividad científica en las universidades es que los centros académicos están distanciados de lo que ocurre en la sociedad. Sin embargo, Carlos Passera, secretario de Ciencia, Técnica y Posgrado de la UNCuyo, explica que es un error pensar en esta separación puesto que la transferencia de estudios a la sociedad es muy dinámica. Según el ingeniero existe un traspaso directo de investigaciones en proyectos económicos de diversa especie y en la formulación y aplicación de políticas sociales. Algunos de los casos más recientes que comenta Passera están relacionados con la política nacional de sustitución de importaciones y el remplazo por elementos propios. “El instituto Balseiro es un fiel ejemplo de ello”.

En el caso de la provincia un área emblemática es la de la vitivinicultura, la búsqueda por combustibles alternativos y la importancia de poner en valor la historia y el arte para el fortalecimiento del turismo. Éstos son sólo algunos de los temas de interés entre 600 proyectos distribuidos en 13 facultades y cerca de 4.000 investigadores concentrados en esclarecer hipótesis.

Sin embargo, la UNCuyo no es la única que se dedica a realizar investigaciones. Desde al ámbito público la UTN es otra importante fuente de conocimientos con cientos de proyectos enfocados en la energía y el medio ambiente, la electromecánica, las ciencias básicas, la química, bioingeniería, informática, electrónica, telecomunicaciones, construcciones y la seguridad. Esta facultad cuenta con un total de 295 docentes categorizados e incorporados a la carrera de Docente Investigador, de los cuales desempeñan sus funciones en este espacio más de 30 doctores en distintas especiales. A su vez, entre las diversas convocatorias que abre a lo largo del año, la UTN cuenta con becas de investigación y desarrollo para alumnos.

Laboratorios e institutos en el sector privado

Desde el ámbito privado las seis universidades establecidas en Mendoza tienen desarrollos desiguales con menor incidencia social y caudal de proyectos que las públicas pero con un crecimiento exponencial que las hace ir ganando espacio cada año. Lizzet Vejling, directora de Ciencia y Técnica de la Universidad Maza, explica cómo se ha ido dando ese proceso en el espacio que comanda.

“El presupuesto en investigación se ha ido incrementando año a año, siendo las áreas más sobresalientes en investigación las de Salud e Ingeniería, incentivando la participación de estudiantes y realizando cada año múltiples actividades de transferencia de resultados”, apuntó. Además explica que esta área que nació en 2005, actualmente subsidia 33 proyectos de investigación.

“Día a día más de 90 investigadores y 60 becarios desarrollan su tarea en las instalaciones de la universidad, laboratorios, centros de investigación y observatorios, donde cuentan con el instrumental y la tecnología necesaria para desarrollar su labor. El esfuerzo y el trabajo constante han dado sus frutos, ya que muchos de ellos son reconocidos a nivel nacional e internacional”, dijo.

Lizzet describió que uno de los proyectos que tuvo mayor repercusión en los medios fue la investigación sobre los efectos del mate sobre las personas, llevado a delante por el laboratorio de Enfermedades Metabólicas y Cáncer de la UMaza.

En el caso de la Universidad de Congreso Aldo Rodríguez Salas, secretario de Investigación y Posgrado especificó que desde su inicio esta facultad identificó la problemática ambiental como un área que requería un particular esfuerzo de investigación multidisciplinaria, destacándose en ella, el cambio climático global y su incidencia en la provincia.

Uno de las problemáticas que atraviesa el sector investigador es el de la financiación de los proyectos. Desde la Universidad del Aconcagua describen que la misma institución subsidia la gran mayoría de trabajos. Aunque buscan fuentes de financiamiento en organismos nacionales y provinciales, y de otras instituciones con las cuales la universidad celebra convenios.

Para afianzar la gestión en investigación desarrollan jornadas anuales dedicadas al tema, publica regularmente sus trabajos en revistas especializadas, libros y otros formatos, y consolidan lazos con otros organismos, por ello forma parte de la Red Andina de Universidades.

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Aldo Rodríguez Salas (Secretario de Investigación y Posgrado de la Universidad de Congreso)

La relación entre universidad y sociedad manifiesta dificultades. La universidad es un manantial de conocimientos entre docentes y alumnos. La investigación contribuye al enriquecimiento de este proceso, dirigiéndolo a niveles más profundos. En el interior de la universidad la ciencia avanza sobre la frontera de lo desconocido. Pero este conocimiento puede quedar confinado a las aulas.

Ahí yace la paradoja. Esos conocimientos que necesariamente requieren como incubadora a la universidad deben trascender el claustro académico para validarse socialmente. Así, aquello que le es propio debe madurar hacia la vida comunitaria. Sin embargo, muchas veces la universidad no está preparada para esa proyección.

Para resolver este dilema, las casas de estudios se valen de la comunicación pública, de convenios con el Estado y de la participación con organismos públicos y privados, abordando problemáticas trascendentes de la sociedad. Este es el camino sobre el que hay que insistir, ya que una sociedad que espera de sus gobernantes respuestas requiere de la universidad, un mediador estratégico.

En efecto, podemos decir que toda institución universitaria pretende ser reconocida como confiable, de prestigio y capaz de potenciar sus relaciones, aumentar el conocimiento público, incrementar su presencia en otros ámbitos y desarrollar la función social que le cabe como universidad, instituyéndose como un espacio para la reflexión, el debate y la crítica.

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