“Existen árboles secos en el Parque, no lo vamos a negar”, con estas palabras comenzó a explayarse en el tema el director de Parques de la provincia, Javier Fernández. Esto, relacionado con lo que ocurrió el primer día de este mes, cuando una rama cayó sobre dos jóvenes que hacían deportes en la zona del Rosedal.

A partir de este caso, muchos de los que asisten diariamente a realizar actividades físicas reconocieron que no es la primera vez que ven caer ramas en la calzada. Al respecto, el funcionario aclaró: “En este caso es un arbusto muy alto que está en plena floración y, con la lluvia, sus ramas tuvieron mucho peso y se cayeron, pero no es un árbol, es un arbusto”.

Fernández destacó, además, que hay árboles muy añosos en el Parque General San Martín y se ha hecho un relevamiento que arrojó el resultado de 50 ejemplares que hay que erradicar. “Ya estamos trabajando en esto y colocando tres nuevos por cada uno que sacamos, los cuales ya son muy antiguos y han cumplido su ciclo”, agregó.

¿Falta agua para regar el parque? 

Al existir la emergencia hídrica dispuesta por el Departamento General de Irrigación se prioriza el agua para potabilizar y una zona del “pulmón de Mendoza” se vio afectada por la disminución del riego. “Por este motivo, decidimos reforzar con diez personas más la cuadrilla de riego y, además, hemos activado y puesto en funcionamiento un nuevo pozo con una bomba situada detrás del Malvinas Argentinas para dar el mejor servicio posible a todo ese sector suroeste que incluye también el Cerro de la Gloria y el Zoológico”, relató el titular de Parques de la Provincia.

Y con respecto a la cuota de agua para riego, precisó: “Tenemos un turno cada diez días de cuatro días seguidos de riego a manto para las 393 hectáreas. Siempre falta agua pero creemos que con estas medidas solucionamos el problema”.

Van a cambiar los olmos por acacias

También el titular de Parques comentó que se va a llamar a licitación para sacar grandes árboles caídos que provocan inconvenientes en los prados. “La idea es renovar permanentemente por especies más acordes. En el Rosedal hay olmos que están sufriendo el ataque de un hongo que los extermina, allí vamos a plantar acacias”.

En el Parque también hay paraísos sombrilla que, al igual que los olmos, tienen una complicada enfermedad difícil de curar. “Sólo tenemos cinco en todo el predio y, hasta el momento, están sanos”, destacó Fernández.

El problema es de raíz

Más allá de este problema coyuntural en el Parque, hay que aclarar que nuestra provincia comenzó un censo del arbolado público producto de tres leyes (7.873/74 y 75 del 2008) que le dieron el marco para tratar la problemática en todas sus aristas.

Sin embargo, poco se hizo respecto del censo del arbolado público. Por ejemplo, se terminó en muy pocos municipios y en los otros no se concluyó por falta de recursos. Sin estas conclusiones no se puede realizar una tarea estratégica, que es muy necesaria para Mendoza.

Todos hablan de la emergencia hídrica, pero nadie se refiere a la cantidad de acciones que la ley 7.873 detalló en el 2008 y de las pocas que se concretaron para resolver definitivamente el grave problema por el que atraviesa nuestro arbolado. 

Carlos Barrera Oro es un ingeniero agrónomo especializado en esta temática por varias décadas y se mostró preocupado por la falta de acción para solucionar los inconvenientes. “De la superficie total cultivada de la provincia, sólo 1% corresponde al arbolado y no le prestamos la debida atención. Con los beneficios que trae a la población, es cada vez más grave la situación”, expresó.

“Hay que defender al arbolado público. Es un elemento que contrarresta el calentamiento global, brinda oxígeno y, ante las ráfagas fuertes de viento –el Zonda por ejemplo–, sirve de barrera para frenarlas. Obviamente que hay pequeños costos cuando se cae alguna rama, pero los beneficios generales son enormes para la población”, señaló el destacado profesional.

Casi un millón y medio de árboles

“Ahorremos agua por todos los motivos”, sugirió Barrera Oros a la población en primera medida, pero también ahorrar agua para nuestros árboles y plantas que lo necesitan para sobrevivir en Mendoza. Tenemos casi un millón y medio de árboles y muchos de ellos secos o enfermos. Hay que tomar conciencia como población, porque todos los defendemos, pero cuando los tenemos en el frente de nuestra casa enseguida los queremos cortar”. Coherencia ante todo pide Barrera Oros y trabajar con una estrategia y una política de Estado activa para llegar a una solución ante los serios inconvenientes que sufre el arbolado mendocino.