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Escurrimiento de ríos en la provincia más bajo de lo esperado

Los Andes - Miércoles 22 de mayo de 2013

Desde Irrigación explicaron que los resultados no estuvieron lejos de lo calculado en octubre, a excepción de la cuenca del Tunuyán, que tuvo un déficit importante

El pronóstico de escurrimiento de agua en los principales ríos mendocinos de cara al verano presentado en octubre del año pasado era más que claro. La predicción anunciaba que iba a mantenerse por debajo del nivel histórico (pese a ser "un poco" mejor que el de 2012), que iba a ser seco y, como agregado, indicaba que el nivel de nieve acumulada en la cordillera y precordillera mendocina era el más bajo de los últimos 13 años.

Ya culminada la temporada de riego, el Departamento General de Irrigación presentó ayer la contrastación entre lo que se había calculado y lo que realmente sucedió y, si bien los resultados no estuvieron muy lejos de lo calculado, en los seis cauces el caudal estuvo por debajo de lo que esperaban.

"Esta situación nos llevó a replantear la forma de riego y erogación (distribución del agua) porque significa que hay menos agua para los regantes de algunas zonas. Cuando uno presenta el pronóstico (lo que se hizo en octubre), planea cómo se va a hacer el riego, según la zona. Y como en las que dependen del río Tunuyán el nivel fue más bajo de lo pronosticado, se va a tratar de dividir por zonas y que la gente reciba la misma cantidad de agua por cupo, pero que sean más espaciados entre sí", explicó Juan Andrés Pina, director de gestión hídrica del DGI.

Pese a ser más bajo de lo esperado, el margen de error no es tan grande con respecto a lo que se había calculado, por lo que se espera que no tenga grandes consecuencias en lo que tiene que ver con la producción. "Las pérdidas por crisis hídrica no son de tanta magnitud como las que ocasiona el Zonda o el granizo", resaltó Pina. Desde 2010, Mendoza está en emergencia hídrica y todo parece indicar que a fin de año se prorrogará la situación.

No tan distintos

Las pocas nevadas registradas en alta montaña durante el invierno de 2012 aventuraban un verano complicado en materia de escurrimientos. Y finalmente el pronóstico se cumplió.

Mientras que en los ríos Mendoza, Diamante y Grande el margen de error entre lo que se había anticipado y lo que se registró fue de entre 1 y 2%, en el Atuel y en el Malargüe la diferencia llegó a 11% y 15% respectivamente, siempre por debajo de lo previsto. "Hablar de un margen de error de entre 15 y 20% en hidrología es más que aceptable", acotó Pina.

Donde la merma fue más que significativa y el panorama obligó a los responsables a modificar la forma de erogar el agua fue en el río Tunuyán, el sexto de los grandes ríos estudiados. Aquí el escurrimiento alcanzó los 440 hm cúbicos, 35% menos de los 594 que se habían pronosticado al momento de visitar las nueve estaciones nivológicas que miden la precipitación en las seis cuencas (situación que se repite todos los meses de setiembre).

Luego de anunciar que modificarán los cronogramas de riego (espaciando la recepción entre cupo y cupo para los regantes) para que ese descenso afecte lo menos posible a los regantes y de aclarar que son niveles similares a los de años anteriores, Pina y el jefe de Hidrología, Rubén Villodas se mostraron conformes con la forma de anticipar lo que sucederá al final de la temporada.

"Lo que estamos haciendo hoy (por ayer) es dar los resultados de cómo funcionaron y se comportaron los ríos de acuerdo a los pronósticos que se dieron a conocer en octubre del año pasado. La evaluación es muy buena y tenemos cinco de los seis ríos con excelentes resultados (comparando lo previsto con lo real)", destacaron, aclarando que "no tenemos que olvidar que llevamos tres años de emergencia hídrica".

Caudales en descenso

Si bien la diferencia no es tan marcada entre la temporada pasada y la actual, la curva del caudal va en descenso durante los últimos años. Haciendo un detenimiento especial en lo que tiene que ver con el mes por mes, llamó la atención que durante los meses de octubre, febrero y marzo el Río Grande cerró con un caudal que no sólo estuvo por debajo de lo pronosticado sino que tampoco superó el mínimo histórico.

Sin embargo, al analizar todo el período octubre - marzo, apenas estuvo 2% por debajo de lo anunciado (llegó a 1.168 hm cúbicos de los 1.197 esperados). El Tunuyán y el Atuel también tuvieron marcas por debajo del mínimo de todas las mediciones, aunque a diferencia del primero -que cerró con 35% menos de lo esperado-, el Atuel apenas difirió por 1%. "Hay varias razones que inciden en esto, pero las principales tienen que ver con la cantidad de hielo y nieve acumulada y la forma en que se derriten, las temperaturas", aclaró Pina.

En detalle

Según el cauce, es la zona a la que afecta cada río. El Mendoza tiene incidencia en todo lo que es el oasis norte de la provincia (Luján, Maipú, Godoy Cruz, Capital, Guaymallén, Las Heras y Lavalle), mientras que el Diamante, el Atuel, el Malargüe y el Grande se dividen todo el sur provincial (San Rafael, General Alvear y Malargüe).

El río que trajo menos agua de lo previsto (el Tunuyán) afecta al Valle de Uco y a todo el Este mendocino, alimentando al Dique El Carrizal. Para contrarrestar esta situación, los funcionarios técnicos del DGI resaltaron que el embalse mencionado inicia su nueva temporada de riego en un nivel "óptimo".

"Teníamos unas perspectivas más bajas antes de que finalice la temporada, pero las lluvias registradas (principalmente en enero) ayudaron mucho reemplazando riegos", destacó Villodas.
El pronóstico para la próxima temporada de riego lo harán en setiembre, una vez registradas las nevadas en los cerros y montañas que alimentan esos cauces y cuando ya hayan sido medidas.

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