Por Javier Lewkowicz

El Gobierno prorrogó hasta fin de año el Bono K, que ofrece una facilidad impositiva a los fabricantes de bienes de capital. La medida fue celebrada por el sector metalúrgico, que además se benefició en los últimos años por el aumento de aranceles a la importación de productos que tienen reemplazo nacional. En cambio, plantean que el precio de la chapa, su principal materia prima, es superior en el mercado interno respecto de la importación, que la competencia externa es agresiva por la crisis internacional y se quejan de demoras por parte del Estado en la entrega de beneficios fiscales y dificultades para importar insumos. De todos modos, en el año las exportaciones de máquinas, aparatos y material eléctrico crecieron un 5 por ciento.

El bono de bienes de capital representa un crédito fiscal para las empresas equivalente al 14 por ciento de la facturación de la venta de maquinarias al mercado interno. Es una facilidad que instaló el ex ministro de Economía Domingo Cavallo en marzo de 2001, camino al quiebre económico del fin de la convertibilidad. Junto a esa medida había reducido a cero el arancel para la importación de equipos, con la intención de que el combo estimulara la inversión, algo imposible en un contexto recesivo.

El gobierno kirchnerista mantuvo ambas medidas sin mayores cambios hasta el comienzo de la crisis internacional. En 2009, en el marco de una estrategia de protección del empleo, se ató el beneficio fiscal a compromisos de mantener la plantilla de las empresas. Esa exigencia, reconocen fabricantes, “ayudó a mantener estable la situación laboral”.

Según datos del Indec, entre el primer trimestre de 2010 e igual lapso de 2013 el empleo en el sector de fabricación de maquinaria y equipos creció 16,8 por ciento –similar a la producción de vehículos, remolques y semirremolques–, en aparatos electrónicos la suba en el empleo fue del 6,5 por ciento; en equipos y aparatos de radio, televisión y comunicaciones, 57 por ciento. Presentó una leve baja el empleo en instrumentos médicos, ópticos y de precisión. La mejora que en general se percibe se debe a la dinámica del mercado interno.

En la prórroga del Bono K se estableció que recibirá el beneficio aquel que no haya reducido su plantilla en relación con el mayor número de empleados registrados en diciembre de 2011. Si se efectúa la comparación con el primer trimestre de 2012, la evolución del empleo en los sectores antes mencionados es de 0,8, -1,3, 8,5, 0,2 y -2,4 por ciento.

“En un complejo contexto internacional, la medida otorga previsibilidad y alienta a las empresas fabricantes de bienes de capital a seguir avanzando. Este incentivo es una herramienta importante para sostener la competitividad”, señaló Pablo Reale, presidente de una de las cámaras metalúrgicas, Camima.

El año pasado, en la segunda fase de la crisis global, el Gobierno volvió a modificar el esquema para el sector. Desandó la rebaja arancelaria de Cavallo al introducir una tarifa del 14 por ciento sobre los bienes de capital importados, y también en matrices y moldes.

El sector de bienes de capital es uno de los más relevantes en términos de valor agregado. Emplea en total a unos 80 mil trabajadores, que se desempeñan mayormente en la fabricación de maquinaria agrícola, acoplados, semirremolques y ascensores. El sector también involucra a las máquinas herramienta, que son bienes de capital seriados, muy afectados por la competencia de China, matrices, moldes y tubos de GNC.

Empresarios del sector advierten que en el mercado externo existe competencia a precios de remate por parte de países europeos. También enfrentan dificultades para importar y demoras en el reintegro de otros beneficios fiscales. Recientemente se quejaron ante el Gobierno por el alto precio de la materia prima que vende Techint.