Una investigación de la Universidad Nacional de Cuyo determinó que al menos cinco especies vegetales de Mendoza pueden ser utilizadas como agentes antitumorales y advirtió sobre la existencia de otras 500 con efectos benéficos para el cuidado y preservación de la salud.

La investigación "Análisis y comparación del efecto citotóxico inducido por extractos de vegetales autóctonos mendocinos sobre células tumorales humanas" fue dirigida por el especialista de la facultad de Ciencias Médicas, Carlos Gamarra Luques, y financiada por la secretaría de Ciencia, Técnica y Posgrado de la Universidad.

El estudio busca "profundizar, describir y comparar las acciones antiproliferativas -aquellas que impiden dividirse y seguir creciendo a las células- sobre líneas celulares de cáncer humano, de los compuestos químicos contenidos en los extractos acuosos de las especies", expresó el informe de la Universidad.

La investigación manifestó que las cinco especies son vegetales autóctonos "para las cuales se hallan científicamente documentadas sus propiedades antiinflamatorias, antifebriles, antibióticas, insecticidas y antioncológicas" y aclaró que en el caso de la Larrea divaricata (jarilla) "la información es escasa e insuficiente".

Gamarra explicó que el estudio, que comenzó en 2011 sobre las cinco especies, "puede ser muy significativo, ya que si se lograra evitar que las células cancerosas proliferaran sería algún tipo de blanco terapéutico, algún tipo de terapia positiva para esta enfermedad".

El informe de la Universidad expresó que las hojas de estas especies son hervidas para obtener el extracto y manifestó que "se agregan a los medios de cultivo usados para hacer crecer células tumorales in vitro en distintas concentraciones".

El investigador explicó que "a estas plantas las obtenemos siempre en el mismo lugar geográfico" y dijo que "la planta, dependiendo del agua o si se expusiera a insecticidas, podría tener distinta composición de químicos".

"Nosotros la sacamos de un campo virgen, en Lavalle, donde termina el río Mendoza y vamos en diciembre, cuando la planta está en flor, a cosecharla", sostuvo Gamarra, y advirtió que "es importante tener en cuenta la época de la planta y el momento de la floración, que es el momento de la cosecha".

En ese sentido, explicó que "una vez cosechadas tenemos cuarenta y ocho horas para separar todas las hojas de los tallos, de los frutos, de las flores y de las raíces" y dijo que el extracto actúa sobre la célula y por distintos mecanismos hace que no se divida más.

"Al no poder dividirse -que es una función vital para la célula-, tiene mecanismos que determinan su propia muerte", expresó el informe.

El investigador manifestó que "esto lo hicimos en estos cinco compuestos, pero fueron bastante importantes los descubrimientos que se obtuvieron sobre el retortuño, porque no había sido descripto nunca y ha resultado en mínimas dosis".

"No había ninguna propiedad antiproliferativa descripta para Prosopis y nosotros encontramos que a muy bajas concentraciones se inhibe el crecimiento de las células tumorales y si les damos un poquito más, se empiezan a morir", sostuvo Gamarra.

El infome de la UNC dijo que en la provincia existen más de 500 especies que, según los usos medicinales tradicionales, tienen efectos benéficos para el cuidado y la preservación de la salud.