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Jubilados enseñan oficios a pobladores rurales de Maipú

Los Andes - Sábado 6 de setiembre de 2014

Niños, jóvenes y adultos tienen la oportunidad de aprender e intentar una salida laboral. Se dictan clases de electricidad, cocina y manualidades como parte de un programa social.

“Me compré un lote donde estoy construyendo mi casita y quiero hacerme yo mismo la instalación eléctrica”, dice Paulino Quintanilla (77). El trabajador es habitante de la localidad de Santa Blanca (Maipú) y es uno de los cursantes de la enseñanza de oficios que lleva adelante en forma asociativa la ONG Responde, con base en Buenos Aires, el banco Supervielle y el Consejo de la Tercera Edad de la Municipalidad de Maipú.

Quintanilla llegó temprano a la escuela N° 1-329 Ejército Argentino, ubicada en la calle Santa María de Oro y Zanetti de Santa Blanca, y espero tranquilo el comienzo del cursado.

La iniciativa reúne a varias entidades, partiendo de la asociación Responde (responsable de los operativos), mientras que los profesores que imparten la enseñanza son personas que militan en la organización Abuelos en Red, de la institución bancaria, y no cobran nada por hacer la tarea.

Ayer, después de las 17, algunas  aulas del establecimiento primario se llenaron de alumnos de los dos sexos y todas las edades: desde chicos de 7 años hasta el veterano Paulino, que bordea los 80.

El programa por el cual se lleva a cabo la capacitación en diversos trabajos se llama “Enseñemos nuestros oficios” y se imparte en áreas rurales donde haya poblaciones de menos de 2.000 habitantes, con situaciones de vulnerabilidad expresas.

Según explicó Mariel von der Wettern, coordinadora del proyecto, la enseñanza ya pasó por 30 localidades de Buenos Aires, Santa Fe, San Luis y Mendoza, alcanzando a capacitar a más de 1.000 personas.

En nuestra provincia la capacitación llegó a sitios como Los Árboles y El Mirador (Rivadavia), Pareditas (San Carlos) y parajes de San Rafael y ahora Maipú.

Con entusiasmo

La escuela Ejército Argentino estaba vacía al promediar la tarde, y de golpe se llenó de actividad. Varias de las alumnas venían con sus bebés en brazos o en cochecitos, y esposos y compañeros esperaron pacientemente las casi 3 horas de clase.

En el gran salón del establecimiento se concentraron las alumnas de cocina, bajo la instrucción de María Elena Chiófalo (71). Las mujeres aprendieron a hacer facturas, crema pastelera y tartas de frutas. Además, accedieron a pequeños “secretos”, como identificar la harina leudante.

Lourdes Yevara (28) y Yolanda Lira (42) se anotaron en arte culinario para aplicarlo “en la casa y ver si se puede dar una salida laboral”; en cambio, Susana Cardozo (25) dijo que quería “aprender cosas nuevas para darle de comer mejor a la familia”.

En el ambiente reservado a las manualidades, la instructora Ana María Miraglia (70) dio las nociones básicas para usar el telar triangular con clavos (telar casero) y encarar el cotillón para fiestas. Una de las alumnas, Miriam Tarifa (19, con una beba), comentó que quería aplicar lo que iba aprendiendo en las labores cotidianas y ver si podía ayudar a su esposo, obrero de una chacra. Silvia Barahona (70), por su parte, se propone perfeccionar sus técnicas de tejido y tratará de hacer chales para vender. 

El tercer grupo de alumnos eran los electricistas, bajo la capacitación de Antonio Vives (66). Entre los alumnos se encontraban niños, el ya mencionado Quintanilla y Nelson Condorí (15), quien manifestó que su idea era acceder a los rudimentos básicos del electricista “para hacer algo y obtener un salario” porque no quiere ser una carga en su hogar. Confesó no haber comenzado la secundaria.

Los capacitadores de las tres áreas son jubilados, con experiencia en las materias, que se unieron con mucho entusiasmo a la propuesta. Vives confesó: “No se da una idea lo bien que estoy haciendo esto”. La cocinera Chiófalo se unió al grupo porque siente “vocación por enseñar y cocinar”, mientras que la instructora en manualidades afirmó encontrarse “feliz por ser útil a los demás”. Los tres son transportados diariamente al lugar por una movilidad del municipio de Maipú.

El contexto de la zona, eminentemente rural, fue definido así por Mónica Núñez, la coordinadora municipal: “Por aquí falta el trabajo; las pequeñas fincas tienden a desaparecer y subsisten con los grupos familiares, mientras las grandes propiedades se tecnifican cada vez más y toman menos empleados”.

Otra situación que se reporta en el área, vecina a la ruta provincial 50 y muy vinculada a Fray Luis Beltrán, es la falta de escuelas secundarias. Las más cercanas son la agroindustrial Padre Iácono y la Arquitecto Carlos Thays, aunque bastante alejadas de los hogares rurales de Santa Blanca. Con un establecimiento de educación media más cerca, se aumentarían las posibilidades de los jóvenes lugareños.

La próxima cita

La próxima instrucción, similar a la realizada en la escuela Ejército Argentino, se cumplirá del 15 al 18 de este mes. La sede de la capacitación será el establecimiento Antonio Luis Berutti, sobre la ruta 14 o carril Barrancas. El dictado comenzará a las 17 y los interesados deben anotarse en el establecimiento.

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