Página 12 - Miércoles 6 de febrero de 2013
Cristina Fernández presentó “las metas ambiciosas” del programa, que apunta a sostener la obligatoriedad de la enseñanza. Destacó que el 98,7 por ciento de los chicos de entre cinco y trece años asiste a clases y que se redujo en un 66 por ciento el trabajo infantil.
“Estamos recuperando en la Argentina algo que habíamos perdido, el valor de la educación pública como el gran nivelador de la sociedad”, celebró la presidenta Cristina Fernández de Kirchner ayer por la tarde, en el acto de presentación del Plan Nacional de Educación Obligatoria y Formación Docente 2012-2016, compuesto por “metas ambiciosas” para el próximo quinquenio y aprobado “por unanimidad” por las 24 jurisdicciones del país representadas en el Consejo Federal de Educación. “La educación, además de nacional y popular, debe ser profundamente federal”, sostuvo la jefa de Estado ante un Teatro Gran Rex repleto. Antes de su discurso, entregó el certificado número 400 mil a un egresado de Fines, un plan oficial que promueve la finalización de los estudios primarios y secundarios. El ministro Alberto Sileoni aseguró: “Hoy tenemos un sistema educativo que reconoce lo complejo, las particularidades y, al mismo tiempo, orienta objetivos comunes para millones de alumnos, cientos de miles de docentes, escuelas y familias”. Más temprano había ofrecido una conferencia el filósofo José Pablo Feinmann (ver aparte).
La mandataria argentina repasó durante alrededor de media hora los avances conseguidos a nivel educativo en la última década: “No es magia. Son, simplemente, decisiones políticas” añadió, enumerando las medidas de gobierno en el área que permitieron el cambio de panorama respecto del régimen montado durante los años ’90, como el aumento del presupuesto educativo a más del 6 por ciento del PBI, que “fue posible ejecutarla por la reestructuración de la deuda”; el piso salarial docente garantizado por la Nación; las mil quinientas nuevas escuelas y las cuatrocientas en ejecución; y las más de dos millones trescientos mil netbooks repartidas entre alumnos y profesores.
En la presentación, Cristina Fernández estuvo acompañada por Sileoni, por el vicepresidente Amado Boudou, el titular de la Cámara de Diputados de la Nación, Julián Domínguez, y el jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina. También formaron parte de la comitiva la ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner, con hinchada propia; el titular de la cartera de Salud, Juan Manzur; el ministro de Trabajo, Carlos Tomada; el secretario de Comercio, Guillermo Moreno, y el legislador Andrés Larroque, secretario general de La Cámpora, entre otros dirigentes y funcionarios. En la platea, en primeras filas, estaban el jefe del bloque de diputados del Frente para la Victoria, Agustín Rossi, y varios intendentes del conurbano.
“No hay una política para la educación, sino medidas orientadas a la educación en el marco de un proyecto político de país donde uno define objetivos –aclaró Fernández de Kirchner–. La educación es una parte importante de nuestro proyecto político. Este plan es muy ambicioso y nos estamos poniendo metas muy importantes.” También llamó la atención sobre que “muchas veces este país tiene memoria frágil” y que es necesario recordar los errores pasados “no para reprochar o fiscalizar, sino para recordar y fundamentalmente no volver a repetir ninguno de los errores que hemos cometido”.
En ese sentido, recordó que llevó (y está llevando) mucho trabajo revertir algunas de las condiciones que quedaron como consecuencia de las políticas educativas regresivas de la década del ’90. Como ejemplo puso el cierre de escuelas técnicas “porque el país no necesitaba obreros ni torneros” en ese momento. “Todavía en este pujante proceso de reindustrialización estamos pagando aquella carencia de escuelas técnicas, pero allí estuvieron el plan para lograr más ingenieros y las becas del Bicentenario”, añadió.
La educación, agregó la Presidenta, “sirve para disminuir la brecha de desigualdad” en la sociedad. En ese sentido dio algunos datos de una encuesta realizada por el ministerio encabezado por Sileoni. Destacó que el 98,7 por ciento de los chicos de entre cinco y trece años asiste a clases. Para el segmento de entre catorce y diecisiete años la cifra es del 89,1 por ciento, con un diez por ciento de tasa de abandono. También destacó que desde 2004 hasta hoy se redujo en un 66 por ciento el trabajo infantil entre los cinco y los trece años, del 6,4 al 2,2 por ciento. Aunque, aclaró, en la mayoría de los casos son niños que dan una mano en el negocio de su familia.
Entre los factores que convergieron para lograr esos números, entre los mejores de América latina, además de los estrictamente educativos, la Presidenta señaló la Asignación Universal por Hijo, que tiene a la escolaridad como requisito para cobrar una parte del subsidio; la campaña para documentar a chicos que no tenían su DNI y las obras de infraestructura que facilitan el acceso a los establecimientos educativos en el interior del país. También destacó que “los padres tienen trabajo y mejores salarios, y el trabajo es un ordenador social”, por lo que los niños que viven en un hogar donde el padre trabaja tienen mayor compromiso con su educación.
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