El diagnóstico de la entidad fue que existen tensiones en los países de la región para reducir la cantidad de pobres e indigentes al mismo ritmo de la última década. “El número aceptable de personas viviendo en la pobreza es cero, por lo que llamamos a los países a llevar a cabo un cambio estructural en sus economías para crecer de forma sostenida con mayor igualdad”, dijo Alicia Bárcena, directora del organismo dependiente de Naciones Unidas.

La pobreza en América latina descendió de 28,2 a 27,9 por ciento en el último año, mientras que la indigencia aumentó del 11,3 al 11,5 por ciento. Esto último, según la Cepal, se debió a que el alza del precio de los alimentos fue superior al alza del resto de los precios de la economía. Además de alertar sobre este incremento de la extrema pobreza, la entidad apuntó que se desaceleró el ritmo de caída de los habitantes pobres respecto del promedio alcanzado durante los últimos diez años, lo cual se explicaría por un panorama más complicado en las condiciones macroeconómicas de la región. Entre 2002 y 2012, la pobreza retrocedió 15,7 puntos porcentuales, mientras que la indigencia anotó una contracción de 8 puntos porcentuales.

En el detalle por países, la cantidad de pobres entre 2011 y 2012 pasó de 20,9 a 18,6 por ciento en Brasil; de 27,8 a 25,8 en Perú; de 5,7 a 4,3 en Argentina; de 36,3 a 37,1 en México, y de 29,5 a 23,9 en Venezuela. Estas cifras adquieren otra dimensión si se tiene en cuenta el dinamismo de los últimos años en materia de movilidad social ascendente. En 2005, la pobreza era del 36,4 por ciento en Brasil, 17,8 puntos porcentuales más respecto del año pasado; del 52,5 en Perú, 26,7 puntos más; del 30,6 en Argentina, 26,3 más; del 31,7 en México, 5,4 menos, y de 37,1 en Venezuela, 13,2 más. En el caso de Chile, la pobreza alcanzó 11 por ciento en 2011, cuando era 13,7 en 2005. Las cifras surgen de datos oficiales de cada país, en el caso argentino, del Indec.

El informe de la Cepal precisó indicadores sobre distribución de ingresos para los distintos países. Este es otro aspecto relevante para evaluar cambios en las condiciones de vida de las sociedades. En Argentina, la quinta parte de los hogares más ricos se apropiaba del 55 por ciento de la riqueza en 2002, mientras que el año pasado la cifra descendió a 43,6 por ciento; en Brasil, la participación se contrajo del 62,3 al 55,1 por ciento; en Uruguay pasó de 41,8 a 34,8 por ciento; en Perú, de 49,6 a 43,7 por ciento; en Chile, de 55,1 a 52,5; en México, de 49,1 a 46,2; en Venezuela, de 48,2 a 39; en Ecuador, de 48,8 a 43, y en Bolivia, de 57,7 a 42,6 por ciento.

Informe: Federico Kucher.