Una vez más, como ya es costumbre desde 2010, los organismos encargados de hacer el seguimiento de la ruta y el control del agua en Mendoza pedirán al Gobierno que prorrogue la emergencia hídrica. Es que si bien el nivel de caudal y de derrame de los deshielos en los ríos provinciales ha sido “un poco” mejor que el año pasado, está muy por debajo de la media histórica.

En los principales ríos de la provincia el volumen actual no superará el 75% de esa media, mientras que la nieve caída y acumulada se encuentra en el nivel más bajo de los últimos 13 años.

Así lo confirmaron las autoridades del Departamento General de Irrigación (DGI), Aysam y el EPAS ayer en la presentación del pronóstico de escurrimiento de agua entre octubre de este año y setiembre de 2013.

“Se han producido deshielos anticipados y no queda prácticamente nieve en la cordillera. Hay que ver qué sucederá durante los meses de diciembre, enero y febrero, que son los meses en que más consumo de agua hay”, destacó el titular de Aysam, Luis Böhm.

Debajo del promedio

Durante la mañana de ayer, en el Salón Virgen de las Nieves del DGI, funcionarios y técnicos de esa repartición hicieron la presentación del pronóstico de perspectiva hídrica estacional para esta temporada.

En el lugar se detalló el nivel de cada uno de los ríos más importantes de Mendoza y de las precipitaciones níveas en la Cordillera de los Andes, el principal abastecedor de agua de Mendoza.

Según los datos de las estaciones del Sistema de Información Hidronivometeorológica, que mide el volumen de los cauces y es utilizado para comparar con años anteriores, en todos el panorama es levemente mejor que el del año pasado aunque se encuentra muy por debajo de la media nacional.

Así es como, por ejemplo, en el Río Mendoza (1.050 hectómetros cúbicos) el pronóstico es pobre al igual que en el Diamante (800 hm3). En el Tunuyán (tanto en la parte alta como en la inferior) la situación es más alentadora, ya que con 790 hm3 está muy cerca de su media histórica y la situación ha sido catalogada como “moderadamente pobre”.

Donde se agrava críticamente la situación es en los ríos del Sur. Mientras que en Malargüe el volumen es de 150 hm3 (uno de los más bajos en los últimos años), en el Grande llega a los 1.850. En ambos cauces el pronóstico de los especialistas es contundente: es un año seco y el verano será más que complicado.

“Seguimos atravesando una crisis hídrica, Mendoza sigue comportándose como una zona donde, por sus características desérticas, no se cuenta con volúmenes de agua que incrementen naturalmente la frontera productiva. El pronóstico que han elaborado nuestros técnicos vuelve a destacar que los ríos provinciales tendrán comportamientos de año pobre en general. Entre 15 a 35% menos del promedio histórico de los últimos 13 años”, indicó el superintendente de Irrigación, José Luis Álvarez.

Según expresaron los especialistas, este año se registraron pocas y leves nevadas en Alta Montaña, que se iniciaron en mayo y con sólo un par de precipitaciones fuertes a fines de junio.
En julio y agosto, a diferencia de otros años, no hubo nevadas tardías y en setiembre ya se estaba dando el fenómeno de fusión (derretimiento y transformación en agua) en la poca nieve acumulada. Para mediados del mes pasado en algunas estaciones ni siquiera quedaban rastros de acumulación nívea.

Embalses a pleno

A diferencia de lo ocurrido la temporada pasada, este año el Dique Potrerillos se pudo llenar a su máxima capacidad, situación que -según destacaron los especialistas- podrá contrarrestar de algún modo el poco caudal que se espera en el Río Mendoza para este verano. Según indicaron, el lleno total se alcanzó en mayo.

El Carrizal, en el Este, también alcanzó un lleno total y es un buen síntoma. Este embalse también estuvo al cien por ciento en 2011 y este año se colmó entre el 9 y el 10 de agosto.