Los Andes - Martes 9 de octubre de 2012
Pese a que Pérez envió su proyecto de reforma constitucional, la UCR y el PD pedirán tratar mañana en Diputados un conjunto de iniciativas propias.
El miércoles pasado, la UCR y el PD dieron el ultimátum de que avanzarían con el paquete de leyes de la reforma política; el viernes el Gobierno respondió mandando al Senado la llamada “reforma institucional”.
Ayer, los referentes de los dos partidos de la oposición salieron a ratificar su acuerdo por la reforma política y que nada ha cambiado como para bajar ese ultimátum. Así es que mañana, en la sesión de Diputados, la UCR y el PD sumarán votos e impondrán la preferencia con o sin despacho de comisión, con el propósito de votar tres leyes: Financiamiento de campañas electorales, Ética pública y Desdoblamiento y boleta única.
Ayer, los consultados de la oposición, los presidentes de los bloques de diputados de la UCR, Néstor Parés, y del PD, Aníbal Ríos, manifestaron la plena vigencia del acuerdo político que sellaron para impulsar la reforma política. Esto implica que la sesión de Diputados de mañana será marcada por la ausencia del oficialismo o por un debate caliente.
-¿Nada cambió con la reforma constitucional que mandó el Gobernador? -consultó Los Andes.
-Al contrario. Qué Pérez instruya a sus legisladores a votar con nosotros las tres leyes de la reforma política y hablamos de reelección- dijo el radical Parés.
La misma consulta fue para el demócrata Ríos: “No hay ningún cambio. La reforma constitucional y la reelección de Pérez es una cortina de humo para esconder los problemas de gestión que tiene el Gobierno”.
Cuando se mira el devenir de los acontecimientos, se puede advertir cierta concatenación de hechos, que parecen establecer un diálogo coherente. Así, en la alta política y en la no tanto, es posible detectar las continuidades, causas, efectos y rupturas en los movimientos.
Los movimientos pueden ser apenas por la agenda pública, para que los ciudadanos tomen partido por uno u otro contendiente. En este caso, ambas discusiones (la planteada por el oficialismo y la de la oposición) van en vía muerta. Ambas necesitan del otro bando para concretarse, tanto la reforma constitucional, como la política. Y ambas, a priori, parecen ser necesarias, por eso pocos son los que se animan al voto negativo sin más, pero tampoco nadie quiere aparecer perdiendo el debate.
Para ver las continuidades, hay que recordar que la reforma constitucional es un caballito de batalla de todas las gestiones. Siempre se habla de ella y siempre se ha fracasado. Francisco Pérez no es la excepción y de hecho, ha hablado de esto en la misma campaña electoral.
Un año después de las elecciones que lo ungieron, Pérez mandó su proyecto de “reforma institucional”, conformado por un combo que incluye también lo que buscan UCR y PD: la boleta única, el desdoblamiento y el financiamiento de los partidos. Quedaría pendiente la norma de ética pública. De esta manera, lo que se busca es quebrar ese frente opositor, porque puede transformarse en un dolor de cabeza.
También es cierto que el oficialismo necesita sumar al menos al radicalismo detrás de la bandera de la enmienda constitucional, porque la declaración de la necesidad de la reforma se hace por ley y esa norma debe ser aprobada por los dos tercios de los miembros de las cámaras; número que el Frente para la Victoria y sus aliados no alcanzan solos. Así es que, incluir en el proyecto de ley las demandas de la UCR y el PD tienen un valor estratégico.
Volviendo a la historia, mientras el oficialismo aún amagaba con la reforma constitucional, el radicalismo y los demócratas salían al ruedo. El 2 de junio anunciaban su voluntad de avanzar juntos en la otra reforma, la electoral: el fin de la lista sábana a manos de la boleta única y la separación de la fecha de elecciones de cargos provinciales de los nacionales.
Esos proyectos fueron presentados, pero aún no logran el despacho de la Comisión de Legislación y Asuntos Constitucionales, dónde el PJ tiene mayoría. Entonces, la semana pasada UCR y PD lanzaron el ultimátum, ya que los números que no tienen en la comisión, sí los tienen en el recinto.
Es por esto que los dos partidos de la oposición pueden forzar el tratamiento de las tres leyes en Diputados. En la Cámara Baja les alcanzan los números para aprobarlas, pero en el Senado, las cosas son distintas. Si los votos se mantienen como hasta ahora, hay un empate y desempataría el vicegobernador Carlos Ciurca. Así, las tres leyes quedarían varadas en la Cámara Alta.
Así que ambos bandos se necesitan. Aún cuando haya negociaciones con el partido de Guillermo Amstutz, Unidad Popular, el oficialismo y los dos principales partidos de la oposición se necesitan para hacer modificaciones que a priori parecen necesarias. A no ser que el objetivo sea echarse mutuas culpas y no hacer nada.
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