“Su valor patrimonial es tradicional, contemporáneo y viviente a un mismo tiempo, ya que no sólo incluye tradiciones del pasado, sino también usos contemporáneos característicos de diversos grupos culturales. Es, además, representativo e integrador, y basado en la comunidad, condición esencial para que el patrimonio cultural inmaterial pueda ser reconocido por las comunidades, grupos o individuos que lo crean, mantienen y transmiten”.

Para Julieta Gargiulo, vicepresidenta del área de Cultura de la Academia Argentina de la Vid y del Vino, estas palabras sintetizarían los motivos trascendentales para promover la Fiesta Nacional de la Vendimia como candidata para ser declarada Patrimonio Intangible de la Humanidad en la Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura).

La propuesta se dio a conocer el miércoles en la reunión de cierre del año académico de la entidad, un organismo no gubernamental cuyo objetivo es “buscar fuentes, investigar en los diferentes ámbitos, analizar, preservar y difundir los temas que hacen a la historia argentina de la vitivinicultura, protegiendo su rico legado inmaterial”, que celebró los cinco años desde su creación.

Para lograr este desafío, la academia convocó a actores de distintos ámbitos (Gobierno, universidades, asociaciones, intelectuales e investigadores) para que aporten a esta cruzada por la declaración de la Vendimia, que en 2013 cumplirá 77 años. De acuerdo con lo que transmitió Gargiulo, se espera que en marzo de 2014 pueda ser promovida para su aprobación por parte de la Unesco.

“En la lista del Patrimonio Cultural Inmaterial, Argentina logró, junto con Uruguay, la declaración del tango. Entonces me preguntaba si esa expresión nos representa acabadamente. El vino no sólo tiene un valor industrial, sino una gran carga cultural que ha replicado en la literatura, el arte gráfico, la historia y la música”, comparó la curadora de arte y promotora vitivinícola, quien tuvo la idea inicial y encontró eco en la institución de la que ella forma parte.

En general, las postulaciones surgen desde los gobiernos. Por caso, el tango fue inscripto con esta impronta en 2009 tras una gestión de los presidentes de los dos países antes mencionados. “La academia invita a que participen con nosotros las diferentes organizaciones y representantes de distintos sectores sociales, porque hay que configurar un inventario de todos los organismos interesados en este bien patrimonial. Nuestra idea es que estos aportes puedan culminar, más allá de la designación, en un compendio de documentos y puntos de vista de esta fiesta histórica, pero a la vez vigente”, dijo la representante de la Academia Argentina de la Vid y el Vino.

Hay antecedentes inmediatos que hacen pensar que es posible. En estos días, la Unesco publicó una lista de 27 nuevos elementos inscriptos en la Lista Representativa del Patrimonio Inmaterial en 2012. Y, entre otras expresiones de diferentes países, las más cercanas son la fiesta de “Los diablos danzantes de Venezuela” (pequeñas comunidades de la costa central de ese país celebran de manera especial el Corpus Christi), la “Ichapekene Piesta, fiesta mayor de San Ignacio de Moxos”, una festividad de Bolivia que asocia el mito fundacional de la victoria de San Ignacio de Loyola con las creencias del pueblo indígena moxeño; “El Frevo: arte del espectáculo del carnaval de Recife”, de Brasil, una expresión artística musical y bailada, y “La fiesta de los patios de Córdoba”, en España.

“Una vez que llenemos los formularios y compendiemos las justificaciones, canalizaremos la propuesta por medio del Gobierno provincial”, sintetizó Gargiulo.