Mientras avanzan las obras del futuro Centro Provincial de la Cultura, se conoce que gran parte de las bibliotecas populares se encuentran en una difícil situación por carencia de fondos, pese a que con mucho menos dinero que el que se prevé invertir en el nuevo Centro, dichas bibliotecas podrían potenciarse de manera exponencial.

La cultura hace al crecimiento de los pueblos. Es un preocupación que ha ganado a la mayoría de los gobernantes en el mundo y, en ese marco, también puede señalarse que Mendoza ha desarrollado en las dos últimas décadas una importante actividad cultural.

Es por eso que tampoco pueden entenderse situaciones como que por un lado se destaca el importante avance en las obras del Centro Provincial de la Cultura, que se está construyendo en Guaymallén y por el otro aparecen las vicisitudes que deben afrontar las bibliotecas populares para seguir funcionando, debido a que en su gran mayoría ni siquiera cuentan con edificios propios, atendiendo en locales prestados o alquilados.

El Centro Provincial de la Cultura se erigirá en un predio de casi tres hectáreas que pertenecieron al ferrocarril Belgrano.

El edificio central tendrá una superficie de casi 9 mil metros cuadrados, desarrollado en cuatro niveles. Contará con cinco salas para espectáculos y 26 locales para producción, exhibición y venta de artesanías, mientras se destinará un sector externo de terreno para playa de estacionamiento, con capacidad para 300 vehículos.

Según se indicó, los trabajos comenzaron en abril, con un plazo de ejecución de un año y, en sucesivas licitaciones, se adquirirán e instalarán los artefactos de iluminación, el mobiliario, los equipos de audio y video, las alfombras y telones y los elementos para acondicionar el sector externo.

La sola iniciación de los trabajos ha generado expectativas más que favorables entre los vecinos de la zona. Con toda seguridad, han sido dos los aspectos que se han concatenado para con que esa situación se plantee.

Por un lado, porque se asegura que no se producirán asentamientos inestables -como lo intentaron algunos en ciertas oportunidades- pero esencialmente porque se generará un polo de desarrollo cultural que beneficiará a toda la provincia.

En la columna del debe aparece lo que sucede con las bibliotecas populares. Según se afirma, en Mendoza el 60 por ciento de las mismas no pueden garantizar su funcionamiento porque no cuentan con edificio propio y atienden a la gente en salones prestados o alquilados, con el agravante que, desde hace siete años, no se aumentaron los fondos por lo que las entidades cuentan con el mismo dinero que en 2003.

No obstante, pese a esos inconvenientes, más de 350 voluntarios ayudas en las distintas instituciones, dedicando tiempo y aportando profesionalismo a su tarea. Con un aspecto no menos importante: esos lugares no solo se limitan al préstamo de libros, sino que desarrollan actividades culturales, educativas y de interés para la comunidad en la que funcionan.

Los hechos señalados determinan que la cultura mendocina está mostrando dos caras disímiles.

Porque es valioso y elogiable que se concrete la obra del Centro Provincial de la Cultura, en razón de que constituía una necesidad para Mendoza, pero también debe exigirse que en los próximos presupuestos se destinen las partidas específicas y necesarias para que las bibliotecas populares puedan funcionar como corresponde, cumpliendo con la función de “fomentar la lectura, la consulta y la recreación y promover la creación y difusión de la cultura y la educación permanente del pueblo”, tal como lo señala la ley que deriva un fondo especial para su funcionamiento.

http://www.losandes.com.ar/notas/2010/10/5/caras-cultura-mendoza-519020.asp