Las aulas, los patios y el entorno escolar no siempre son un ámbito apacible al resguardo de los conflictos que se registran puertas afuera. Peleas, discusiones, entredichos y actos violentos resultan cada vez más frecuentes en los colegios de la Provincia. La Dirección General de Escuelas bonaerense elaboró por primera vez un protocolo de actuación para situaciones conflictivas: casos que van desde peleas entre alumnos y uso de armas, hasta abusos sexuales dentro o fuera de los establecimientos. Se aplicará desde 2013.

El documento aún no se distribuyó en las escuelas, pero algunos docentes lo vieron y anticipan una polémica. “Tiene algunas sugerencias difíciles de aplicar. Si entra un alumno armado al aula, dice que hay que esperar a los padres, los directivos y a la Policía. En el medio puede ocurrir una tragedia”, dijo Luis De Pauli, profesor de secundaria en La Plata.

En las pautas para el manejo de conflictos escolares aportaron propuestas directores de todos los niveles, especialistas del área de Niñez de la Provincia, del ministerio de Seguridad y de la Justicia. La elaboración final quedó a cargo de la directora Psicología de la cartera educativa, Eliana Vázquez.

“Si un docente es advertido de la presencia de un arma en la escuela, debe recurrir de inmediato al personal (docente, directivo, portero) que tenga una relación cercana con el alumno/a para intentar persuadirlo de que la entregue”, se indica en el protocolo como primer paso. Luego se debe convocar a los padres y en caso de que se advierta peligro inminente deben avisar a la Policía. “Hasta tanto no se haga presente un familiar responsable, el personal policial no podrá estar en contacto con el niño o adolescente”, ordena la guía.

Laura, secretaria del ex Normal 3 de La Plata, elogió la iniciativa: “Muchas veces tenemos la dificultad de no saber cuál es la mejor decisión. Esta herramienta nos podrá orientar y nos da seguridad para resolver esas cuestiones”.

El trabajo tiene más de 80 carillas y tres anexos. Se aplicará en 17 mil colegios públicos y privados a 4,5 millones de alumnos, a través de más de 260 mil docentes. Hasta ahora, no existía un registro de casos violentos registrados en ámbitos escolares. Por eso, uno de los anexos del protocolo es una planilla donde los directivos deberán completar el tipo de episodio, los involucrados y la manera en que se resolvió. La estadística deberá ser elevada a los inspectores para su evaluación y registro.

“Cuando un adulto irrumpe e intenta agredir a un docente se debe intervenir siempre intentando disuadir, invitando al dialogo, a la escucha. Si no se puede disuadir, se deberá llamar al 911”, recomienda la guía. Y aconseja incluso cómo enfrentar a los medios de comunicación: “Quien oficie de vocero deberá ofrecer una respuesta sintética y clara evitando detalles innecesarios”.