Cuando Daniel Guerra vio que cada vez se desvalorizaba más el precio de la uva que producía en su finca de San Carlos y que le vendía a otros para que elaboraran vino, decidió como alternativa crear su propia bebida artesanal. Hoy, con la ayuda de su esposa y de sus dos hijos, ya está comercializando su línea de vino casero y se asoció con otros pequeños productores para poder insertarse mejor en el circuito y para lograr beneficios grupales.

Esa es la situación de más de 200 familias agricultoras del Valle de Uco que hoy encuentran en su pequeña parcela de tierra, sus huertas o en el ámbito rural donde habitan las bases de su sustento diario, además de generar fuentes de trabajo y promover el asociativismo y la soberanía alimentaria.

Sin embargo, encuentran aún varios desafíos para progresar o mantenerse en el circuito comercial. En la actualidad, buscan que se les dé el rédito necesario, por el valor agregado de sus productos, y que la misma sociedad  los visibilice para poder llegar a ella o a los verdaderos consumidores, sin intermediarios.

“Los beneficios de la agricultura familiar son totales. Pero se empieza de a poco y con mucho sacrificio. La base es asociarse, llegar a las instituciones que asisten, mostrarse”, aseguró Guerra, quien forma parte de un grupo  de 20 elaboradores sancarlinos que ahora están formando una cooperativa para abaratar costos y producir en mayor escala etiquetas, corchos y botellas que necesitan para sus vinos artesanales.

Ayudarse con sus pares para producir y mostrarse es una de las bases de la agricultura familiar, además de los valores asociados a la cultura del trabajo y a la solidaridad que se promueven en el interior de cada hogar. La producción animal, la agricultura, las artesanías y la agroindustria (donde se encuentran los dulces, quesos, yogures, salsas, etcétera) son algunos de los tipos de producción de esta modalidad que, según los datos aportados por el Registro Nacional de la Agricultura Familiar (RENAF) en el 2012, equivale al 50% de la agricultura en la provincia, representando el 17% del valor bruto de la producción agropecuaria.

En la región, son los circuitos rurales preparados para recibir turistas, ferias de artesanías o ferias francas, que tienen lugar en Tunuyán y San Carlos dos veces a la semana o de manera itinerante, los espacios de  comercialización que se van afianzando y que surgieron como alternativas para sortear intermediarios y para que el productor llegue directamente al consumidor.

“Así es como empezaría a hacerse operativo el concepto de soberanía y seguridad alimentaria de una comunidad que produce papas, pero que terminan yendo primero a un mercado y después vuelven encarecidas, o una  lechuga que se produce fresca y que terminamos comiendo la de peor calidad”, apuntó Daniel Pizzolato, de INTA.

Este organismo realizará un Encuentro de Agricultura Familiar el domingo en Eugenio Bustos. Será en el Instituto de Educación Superior 9-010 Rosario Vera Peñaloza (Ruta Nacional 40 – Km 3193) a partir de las 9 y se  llevarán a cabo diversas charlas y exposiciones sobre agricultura familiar, abordando 3 ejes específicos: organización, tecnología y juventud.

Encuentro el domingo

El Encuentro de Agricultura Familiar es libre y gratuito, y se  realizará el domingo de 9 a 17 en el IES Rosario Vera Peñaloza, de San Carlos. Habrá espectáculos artísticos y feria de productos.

En San Carlos

La Feria de Productores Minoristas Unidos de San Carlos funciona los sábados por la mañana en el parque Uco, de Eugenio Bustos, o de manera itinerante. La promueve la Agrupación Crece desde el Pie.

En Tunuyán

La Feria Franca de Tunuyán funciona los miércoles frente al Barrio Belgrano y los sábados en calle Lavalle, entre Roca y Sáenz Peña.