Para fin de año estaría terminada la obra de la remodelación estética y estructural de las ruinas de San Francisco. La nueva cara que lucirá es el objetivo de un proyecto municipal donde se remplaza el sostén de caños de apuntalamiento que se colocaron en forma provisoria en el año 1998 y que interferían visualmente con la percepción del edificio.

La idea que prosperó consistió en colocar una nueva estructura permanente que no sólo conserve los aspectos arquitectónicos y estéticos de las ruinas sino también para que los visitantes puedan apreciar el concepto integral del templo.

“La antigua estructura de caños cumplía su función de sostén pero no permitía que se apreciaran las Ruinas en su verdadera magnitud”, explicó el arquitecto Pedro Canepuccia, quien está al frente de la obra.

Con este proyecto se pretende garantizar la estabilidad estructural del complejo, por estar ubicado en una zona sísmica definida como de “primera categoría ”y también conseguir una mejor lectura arquitectónica utilizando materiales livianos y de eficacia comprobada como son los perfiles, que son de acero.

La intervención consistió en consolidar y representar formalmente la situación original con una estructura metálica que parte de la galería del claustro desde el ángulo de la entrada o portería hasta cubrir el ingreso a la caja de escalera que conducía al coro y el campanario.

Y el criterio contempló calar los muros existentes para lograr la continuidad de los perfiles, lo que posibilitó fusionar estructura metálica y ruina de mampostería.

Las tareas comenzaron en enero de 2012 y calculan que dentro de un mes terminarán la primera etapa para luego abocarse a la segunda fase, que será la iluminación de las ruinas para que se luzcan también en horario nocturno, entre otros arreglos. Así se podrá habilitar el ingreso a visitantes y turistas antes de fines de año si se logra cumplir con los plazos, contó Horacio Chiavazza, director del Área Fundacional.

“El método de apuntalamiento que servía de apoyo a las ruinas generaba interferencia visual por las redes de caños y era un perjuicio al monumento”, explicó el experto.

Desde el punto de vista arqueológico, Chiavazza expresó que “la actual propuesta contempla el criterio de mínima intervención y es muy valioso para el valor patrimonial ya que se respeta la estructura original”.

Agregó además que la remodelación está orientada no sólo a conservar los atributos técnicos y estéticos de las ruinas sino también a facilitarle al visitante la interpretación de la fisonomía original del templo en una lógica más contextual.

La actual propuesta de refuerzo y consolidación brindará condiciones de seguridad por encontrarse en una zona sísmica y el presupuesto para la obra es de aproximadamente $1.400.000. Como se trata de un Monumento Histórico Nacional se debe ajustar a los conceptos básicos delineados en los documentos, cartas y recomendaciones avalados internacionalmente.