LA PAZ– Con coloridas marchas, pero también fuertes protestas que culminaron con incidentes, miles de latinoamericanos conmemoraron ayer el Día del Trabajo al tiempo que redoblaron sus demandas de mejoras salariales.

En La Paz, la tradicional marcha encabezada por la Central Obrera Boliviana derivó en protestas contra el gobierno del presidente Evo Morales. Esa organización fue aliada del mandatario y ahora se ha distanciado tras acusarlo de desoír sus reclamos.

Manifestantes quemaron un muñeco que representaba a Morales y lanzaron fuertes consignas contra el gobierno. En la marcha en la capital boliviana participaron maestros y médicos de los servicios públicos que riñen al gobierno desde que hace un mes por un aumento de dos horas a su jornada laboral, que era de seis.

En Santiago de Chile, violentos disturbios empañaron una masiva concentración que concluyó con policías y civiles heridos y una veintena de detenidos, según un balance preliminar del jefe policial de Santiago, general Luis Valdés.

El oficial dijo que en el acto participaron unas 8.000 personas y que varios policías resultaron con heridas leves, aunque no precisó cuántos.

Segundos después de concluido el discurso principal del acto convocado por la Central Unitaria de Trabajadores, al que asistieron unas 50.000 personas según los organizadores, unos 100 manifestantes con rostros cubiertos lanzaron una lluvia de piedras y algunas rejas contra la policía que custodiaba una zona de la principal avenida de la ciudad, donde se desarrolló la conmemoración.

Unos 300 encapuchados lanzaron proyectiles contra comercios cerrados, rompieron los ventanales de un par de sucursales bancarias, destruyeron la puerta metálica de una de éstas y robaron los muebles, con los que armaron una barricada que prendieron fuego.

En cambio, el clima fue de fiesta en La Habana, donde –encabezados por el presidente Raúl Castro y el líder de la Central de Trabajadores de Cuba, Salvador Valdés Mesa– miles de cubanos recorrieron la Plaza de la Revolución en una apretada columna mientras agitaban banderas y pancartas.

“Preservar y perfeccionar el socialismo”, decía un cartel gigante de calle a calle que abrió la manifestación temprano por la mañana.

En Paraguay, un centenar de niños exigió una autorización del gobierno y del Congreso para trabajar como vendedores ambulantes u ocupar cargos menores en instituciones públicas y privadas.