Miércoles, 23 de mayo de 2018
a lectura de datos no da en este caso la satisfacción que suele deparar la literatura. Así se deduce de la última Encuesta Nacional de Consumos Culturales, que revela que cuatro de cada 10 argentinos leyeron al menos un libro en 2017 y que solo uno de cada 10 fue a un museo. El informe revela un descenso en los hábitos de lectura desde 2013, la última vez que el Sistema de Información Cultural de la Argentina relevó ciudades de todo el país. La cantidad de lectores se redujo el 22% y el consumo de libros per cápita pasó de 3 a 1,5.
Con un formulario similar al de 2013, el Sinca, una especie de Indec del Ministerio de Cultura de la Nación, encargó el estudio a la consultora de mercado y opinión pública Ibarómetro. Se entrevistó a 2800 mayores de 13 años en ciudades argentinas de más de 30.000 habitantes; el universo de la muestra es, en total, de unos treinta millones.
La respuesta sobre por qué no lee esa significativa porción de los argentinos es sorprendente: la mitad dijo que no tenía interés; el 23% aludió a la falta de tiempo; el 9%, a cuestiones económicas y el alto costo de los libros; otro 9% dijo que porque ya no estudia, y un 7% adujo problemas de salud.
Un dato curioso es que la historia como género resulta más atractiva que la novela o la poesía a la hora de elegir un libro, y también cuando es tiempo de decidir qué museos visitar. Y que, en cuanto a los libros, los temas políticos son los últimos en orden de preferencias.
La tendencia a la baja en la lectura registrada en el país se replica en Chile, según muestra la encuesta nacional de participación cultural de 2017. Allí, el 47% de la población que en 2012 había dicho que había leído al menos un libro en 2017 se redujo al 38,9%. En Uruguay las últimas cifras de las que se disponen, de 2014, surgen del "Tercer informe nacional sobre consumo y comportamiento cultural", que registra que el 31,6% de la población leyó al menos un libro en el último año.
Sin embargo, la situación en América Latina no es homogénea. Los responsables de las políticas públicas de fomento de la lectura y de los planes de lectura de quince países latinoamericanos, reunidos en Chile en julio pasado, reconocieron en lo que se conoce como "Declaración de Valparaíso" los esfuerzos que los distintos gobiernos vienen haciendo para incorporar la lectura como asunto prioritario en sus agendas de política pública y admiten que, a pesar de algunos avances, entre los países de la región "persiste una innegable asimetría". Sugieren planear iniciativas de cooperación sur-sur que aprovechen la experiencia y conocimiento adquirido por algunos países.
El informe argentino está publicado en la página web del Ministerio de Cultura. Gerardo Sánchez, coordinador del Sinca, informó a LA NACION que en aproximadamente un mes publicarían "un visualizador dinámico que permitirá navegar por todas las preguntas de la encuesta y ver los resultados en todas sus aperturas, es decir, por nivel socio económico, rango etario, sexo, región y tamaño de ciudad".
Mientras que la lectura en general -diarios, revistas y blogs, ya sea en papel o digital- mantuvo valores estables entre 2013 y 2017, el consumo de libros experimentó un notable descenso. Durante 2013 un 57% de la población leyó al menos un libro y en 2017 ese porcentaje bajó al 44%, reducción que representa un 22% en cuatro años.
¿Qué libros se prefieren? La frecuencia de lectura por género establece el siguiente ranking: historia, 28%; cuentos, 25%; novelas, 24%; biografías, 24%; textos escolares y manuales, 22%; científicos o técnicos, 18%; poesía, 16%; salud y vida sana, 15%, y política, 15%.
¿Quiénes leen más? Tal como se verifica desde hace años en el país, el hábito de la lectura está asociado al aprendizaje, de ahí que los valores más altos se den en las edades vinculadas a la escolaridad y el estudio universitario. Leyeron al menos un libro siete de cada 10 adolescentes de entre 12 y 17 años; cinco de cada diez jóvenes de 18 a 29 años; el 40% de los adultos de entre 30 y 64 años, y el 28% de los mayores de 65.
En cuanto a la lectura per cápita, el promedio anual del total de la población pasó de tres libros en 2013 a 1,5 en 2017, pero si se considera solo el universo lector el promedio pasó de seis a cuatro ejemplares leídos. Dato consecuente con el dinero destinado a la compra de libros por mes: $71. En tanto para el teatro se destinaban $67, y para las revistas, $62,52. Cabe aclarar que con ese dinero, si se toma como precio promedio de un libro $300, quien quería leer pudo haber comprado entonces unos cuatro libros en doce meses.
El informe muestra también una reducción del 34% en la cantidad de visitantes a museos: si en 2013 habían asistido a ver una exposición el 19% de los argentinos, en 2017 ese segmento fue del 12,5%. El 75% de estos últimos dijeron haber concurrido a un establecimiento gratuito. "Como en el resto de las prácticas culturales que demandan salir del hogar, el consumo en los niveles socioeconómicos más bajos fue el que más se resintió", explican en la encuesta.
Aquí la historia también encabeza las preferencias, con un 32% de visitas en los museos de este tipo, a los que les siguen los de artes (19,4%), ciencias naturales (18%), ciencias y tecnología (11,9%), los temáticos en general (9,5%) y los de antropología (8,7%).
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