Uno de los aspectos más destacados después del terremoto de 8,2 grados que golpeó al norte de Chile fue la reacción de la población ante la emergencia. Este proceso es parte de lo  que, según los miembros de la Red Nacional de Emergencia de Chile (RNE), se denomina “cultura de la emergencia”; y que, más allá de cualquier plan de gobierno, está centrado en  educar a la población para que sepa reaccionar desde el seno de la familia en cualquier tipo de caso que implique hacer lo correcto para salvar vidas. Este modelo se puede trasladar,  según dijeron, a cualquier parte del mundo, incluso a Mendoza.

Una de las grandes diferencias entre el último terremoto y el que se registró el 27 de febrero del 2010 –en el sur de Chile– fue la reacción de la ciudadanía. En el caso de Concepción y sus  alrededores, la población no tenía interiorizado el concepto de tsunami, algo que sí sucede en el norte, pero mucho antes del 2010, porque hace más de 14 años que se trabaja en la concientización de los vecinos. Esto demuestra que lo principal es saber reaccionar y no esperar que venga un organismo oficial a dar instrucciones o a manejar la situación.

Ese concepto lo tienen muy claro en la RNE, una ONG chilena que surgió luego del terremoto del 2010, precisamente, porque una de las principales falencias fue la falta o los errores en la  información producto del golpe que recibieron los organismos de emergencia.

Como una forma de entregar una solución, Pedro Berríos, bombero voluntario e ingeniero informático y de telecomunicaciones, creó la RNE, primero con un portal web y, luego, con todo un sistema de comunicaciones que, cuatro años después de su creación, tuvo su prueba de fuego la semana pasada y cumplió con su objetivo sin problemas.

“Es una red ciudadana. Se invitó a la comunidad a participar con la idea  de interactuar, no sólo a nivel de los organismos de emergencia, sino también entre la ciudadanía. La gente llegó  con ánimos de colaborar. Tenemos que pensar que después del 27F fue un año bastante complicado, porque la gente estaba muy asustada. Por eso mismo, comenzamos a informar y  difundir todo lo que pasaba entre los mismos ciudadanos, porque todavía el órgano estatal estaba demasiado débil y la información que entregaba discordaba mucho de lo que estaba  viviendo la población. Entonces, de esa forma, comenzamos a posicionar la red, sobre todo, a través de las redes sociales”, dijo Berríos a El Sol.

Como recomendación para los mendocinos, el director de la ONG destaca que la ciudadanía siempre va a ser la que puede dar la mejor respuesta a una situación de crisis, porque sea  cual sea la emergencia y la cantidad de recursos que se destinen, hay que considerar sobrevivir junto con nuestro entorno por 72 horas sin ayuda, sin agua potable y sin electricidad. En  estas horas críticas es necesario que la población esté preparada y para eso se trabaja todo el año en el desarrollo de la “cultura de la emergencia.

Al respecto, Berríos indicó: “Trabajamos con ese concepto porque, cuando hay períodos donde no se enfrenta ninguna urgencia, nos dedicamos a preparar a la gente, a enseñarle para  esos casos. No sólo en caso de terremotos, sino de inundaciones, erupciones volcánicas y otros. Cumplimos el rol de enseñar y educar para reaccionar. No sólo puede ser reacción;  cuando a la gente le transmites la cultura va conociendo y maneja los términos técnicos, incluso. Se interiorizan los conceptos: para eso, la RNE está constantemente trabajando”.

PLAN EN MENDOZA. En el caso de Mendoza, la mayoría de las personas desconoce los planes que existen en el Ejecutivo para reaccionar ante emergencias; y los especialistas –tal como lo indicaron en la nota del viernes en este diario– alertan respecto de lo que puede provocar en la obra pública y la infraestructura de servicios, como el del agua.

“Si la autoridad no tiene la capacidad o los recursos, la organización es responsabilidad de las juntas de vecinos, y si tampoco están articuladas, de las familias. Tienen que interiorizar el  concepto de un kit de emergencia para estar, por lo menos, tres días sin ayuda, sin agua y sin electricidad”, sentenció Berríos.

Además, recalcó que hay tener en cuenta casos especiales, como el de personas que tengan algún requerimiento puntual y también el de las mascotas. “Si tienes familia con algún  requerimiento especial, también debe considerarse en el kit. Tienes que tener resuelto el caso de las mascotas, no las puedes dejar tiradas porque después van a convertirse en un  problema, tienes que considerarlas parte del grupo familiar y llevar alimento y agua para ellas”, manifestó.

EL FUNCIONAMIENTO. La RNE funciona hoy con plataforma en las redes sociales y un portal web, a través del cual se difunde toda la información que reciben de los más de 400 miembros permanentes y de los ciudadanos comunes que, al enterarse de una situación, los tienen como referentes.

Como en un principio llegó una gran cantidad de ciudadanos, la ONG fue filtrando y creó una red permanente compuesta principalmente por bomberos, radioaficionados, voluntarios de la  Cruz Roja y todas las personas con mayor cantidad de competencias. Así hay dos formas de recibir información: a través de ellos y de la misma ciudadanía. Los miembros inscriptos  tienen asignado un código, lo que les da el rango para considerar que la información que entregan está prevalidada y para ir directo a los canales de difusión. Cuando es un reporte  ciudadano, se verifica para no crear falsas alarmas, pero siempre es más rápida que la información oficial, que tiene que seguir un sinfín de caminos burocráticos que la hacen llegar más  tarde.

En el último terremoto en el norte, a través de sus miembros que transmiten en VHF, HF y otros medios, recibieron todos los reportes en menos de cinco minutos y los difundieron a  través de sus más de 300 mil seguidores en Twitter y también a través de su plataforma web, que reproduce todas las comunicaciones radiales de los voluntarios.

“Nosotros sabíamos que, en caso de un evento en el norte, las comunicaciones iba a colapsar o caer, por eso teníamos sistemas de radio alternativos, porque sabemos que los medios  de onda corta y larga iban a seguir funcionando. Resultó como lo pensábamos porque, al momento del terremoto, colapsó todo y se cortó la electricidad”, confirmó Berríos.

La Red Nacional de Emergencia de Chile tiene, además, aplicaciones en los sistemas operativos más importantes, para que las personas puedan tenerlas en su celular y seguir, a través de streaming, todas las comunicaciones que se difunden. Es un trabajo absolutamente profesional realizado por ciudadanos que se dieron cuenta que, en caso de un terremoto u otra  emergencia, en el primer instante sólo dependemos de nosotros y de nuestros cercanos.

La red se financia con el aporte de sus voluntarios, quienes pagan una cuota de alrededor de dos dólares por mes, la cual sirve para mantener todas las plataformas e ir dotando de  equipos a todo el vecino país. La cobertura de sus miembros llega, incluso, al territorio insular chileno, como Isla de Pascua y Juan Fernández.

Desde la experiencia

Algunas recomendaciones, según la experiencia de la red, son:

-Organizarse y prepararse para emergencias sin esperar que la autoridad lo haga.

-El ciudadano siempre debe saber cómo actuar, porque en emergencias no se puede pensar en depender de las instituciones.

-En un caso extremo se debe sobrevivir sin ayuda, por lo menos, 72 horas.