Uno - Miércoles 24 de julio de 2013
Los ejes de la ley nacional que ya se bajan en las escuelas mendocinas apuntan también, en todos los niveles, a la igualdad de derechos entre hombres y mujeres. Lo afectivo como base del vínculo.
La enseñanza de la educación sexual en Mendoza cambió de rumbo y, hoy, la diversidad y el respeto al otro, como la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, son la columna vertebral sobre la que los docentes elaboran contenidos para alumnos del Nivel Inicial, primarios y secundarios, a partir de los lineamientos de la ley Nº26.150, que bajan a las escuelas con los cuadernillos nacionales pero que cada institución puede adaptar según su contexto.
De una visión que mantenía el “de eso no se habla” se pasa gradualmente a “en la escuela podés hablar de todo”, planteándose con este nuevo paradigma que los establecimientos educativos deben ser el instrumento igualador donde se garanticen los derechos de niños, niñas y adolescentes.
En el camino a esta sintonía con lo nacional fueron dados de baja completamente los polémicos cuadernillos provinciales que durante la gestión de Celso Jaque sirvieron de disparadores para la educación (en principio se pensó en incluirlos), porque, según las actuales autoridades, “carecían de una visión integral”.
“Está el prejuicio de entender que hablar de educación sexual es sólo referirse a relaciones sexuales y la parte biológica, los riesgos y métodos de anticoncepción. Ahora se comprenden el aspecto afectivo, la diversidad, los vínculos, el respeto y la igualdad de derechos”, explicó la socióloga Débora Robledo, a cargo del programa provincial desde donde se organiza la aplicación de la normativa vigente.
Adaptados
Si bien la Dirección General de Escuelas (DGE) estableció cinco ejes –cuidado del cuerpo, salud, afectividad, género y vulneración de derechos–, éstos fueron adaptados a cada nivel educativo. “Con los niños de 4 y 5 años se identifican los distintos tipos de organización familiar. Se enseña sobre la valoración y el respeto de los modos de vida diferentes a los propios. Se hace hincapié en lo afectivo como base del vínculo, restándole valor a la familia tipo, lo que está bien sólo porque es conocido”, señaló Robledo.
En la primaria, los chicos aprenden sobre los roles sociales de hombres y mujeres, sus diferencias biológicas, una mirada integral de la reproducción humana (biológica, afectiva, psicológica y social), hasta reconocer situaciones de riesgo y violencia sexual, y los modelos corporales en medios y publicidades. “Es importante reflexionar con ellos qué pasa con quien queda en el lugar de distinto, la violencia que se genera hacia el otro y la importancia, entonces, de tolerar las opiniones. Existen otras realidades y no un modelo estereotipado que tiene que ser respetado por miedo”, aclaró.
La socióloga añadió que con esa base de conocimientos se pretende llegar al Nivel Medio, que por ser una “etapa de configuración y quiebre de estos modelos” incluye en los talleres temas como vínculos violentos, discriminación y diversidad, y trata de personas, además de contenidos como embarazo y adolescencia, e infecciones de transmisión sexual, entre otros.
“Cuando los adolescentes empiezan a escuchar que está habilitada la palabra, ya no quedan al margen porque han hecho algo malo, porque no responden a lo que los demás esperan. Ésta es la base del Estado que no legitima la discriminación y sí iguala en derechos”, afirma.
Horas no marginales
De acuerdo con lo que explicó la funcionaria de la DGE, se decidió que los talleres en las secundarias no funcionaran a contraturno, sino que se organizaran en las horas de alguna materia cuyos docentes cedan los espacios para que quienes se capacitaron en Educación Sexual Integral (ESI) charlen con los estudiantes. Según la población del establecimiento, son de dos a cuatro horas por semana las establecidas para los espacios específicos, aunque “todas las instituciones públicas y privadas son convocadas a capacitaciones masivas donde se elabora un proyecto institucional que atraviesa, por afuera de los talleres, a otras materias. Entonces, en Ciencias Sociales se puede hablar de los roles de hombres y las mujeres a lo largo de la historia, y las transformaciones del siglo 20, la construcción de una identidad nacional plural respetuosa de la diversidad cultural y los derechos humanos; en Formación Ética y Derecho se pueden abordar las nuevas leyes, como la de Identidad de Género y la de Matrimonio Igualitario”.
En el Nivel Inicial, cada docente a cargo del aula planifica los contenidos y, en la primaria, cada materia tiene ejes específicos de educación sexual para trabajar.
Miedo a lo desconocido
No hay, según la Dirección General de Escuelas (DGE), quejas específicas de las familias respecto de los contenidos de los cuadernillos. El factor negativo que observan es que los padres no asisten cuando se los convoca. Débora Robledo comentó: “Tuvimos solamente un caso de una docente que manifestó que, a través de un acta, un padre dijo que no le permitía al chico estar en una clase de educación sexual. El miedo está en el desconocimiento, por eso la importancia de que participen”.
Pero, más allá de la experiencia con los adultos, la funcionaria de la DGE insistió en la obligatoriedad. “Lo que prima es el interés superior por el derecho del niño de saber que existe todo esto, aunque en su ámbito privado la familia respete y siga una forma de vida. La educación sexual está avalada por una ley vigente”, reafirmó.
No quieren exponerse
En el 2012 se hizo un relevamiento provincial y le siguieron capacitaciones para docentes específicos de Educación Sexual Integral, pero también masivas, a las que asisten el director y un educador por escuela. “No queremos que piensen uniformemente o convencerlos, sino que sepan que como agentes del Estado tienen el derecho de dar estos contenidos y los chicos, la obligación de aprender”, señaló Débora Robledo, para quien el límite de los maestros y profesores es la exposición: “No les pasa a todos con todos los contenidos, pero cuando se habla de diversidad sexual, de la familia en función del vínculo amoroso y no desde su función biológica, se mueven muchas creencias”.
La dinámica puertas adentro de la escuela cambió y los chicos revelan sus posturas frente a la identidad sexual. “No preocupan los casos, sino la violencia y la burla contra quienes se muestran diferentes”, sintetizó la socióloga.
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