Aunque en el ámbito escolar se habla cada vez más de dificultades de aprendizaje o trastornos que requieren intervención de psicopedagogos, el programa Prosane del Ministerio de Salud pudo detectar que en ocasiones esto está vinculado a dificultades visuales. Luego de examinar a 9.740 niños de 1º y 6º grado, 15% de ellos presentaron alterada la agudeza visual.

"Se observó una relación de asociación significativa entre los niños con la disminución grave de la agudeza visual y la repitencia, ya que el 5% de los niños que repiten tienen muy baja su agudeza visual", consigna el informe.

Esto fue confirmado por el pediatra Daniel Ponce quien aseguró que en ocasiones, los chicos "son catalogados como de bajo rendimiento o con problemas psicopedagógicos".

En tanto, la doctora Ana Houdeck, a cargo del programa señaló que los problemas visuales son generalmente detectados por los docentes, por eso destacó que "es importante que se realice un examen oftalmológico y una audiometría al ingresar a primer grado". La visita al oculista puede repetirse año por medio.

Los resultados arrojan que del total 1.483 chicos presentaron una dificultad visual, de los cuales 6,72% usa lentes.

La importancia de los controles de niño sano son fundamentales para determinar a tiempo la mayoría de las patologías consideradas. Sin embargo, los padres suelen acudir al pediatra asiduamente cuando sus hijos son pequeños para luego tomar con más laxitud los controles o solo acudir al médico cuando el chico está enfermo. Pero "con controles periódicos se van detectando situaciones y se va orientando", dijo Ponce.

En el mismo sentido opinó el cardiocirujano infantil Daniel Nento: "A un chico de 11 años la mamá ¿lo ha llevado todos los años a control? Si no se enferma mucho es revisado en una guardia cuando presenta algo pero allí no se hace un control exhaustivo", porque no es la instancia para que esto ocurra.

El abordaje fue realizado en 2012 junto con la Dirección General de Escuelas y la Universidad Nacional de Cuyo y abarcó a 165 escuelas de 12 departamentos, la mayoría estatales (5 privadas y 8 especiales).

La intención es tener un diagnóstico del estado de salud del alumnado que sirva como herramienta para orientar políticas como también solucionar problemáticas determinadas a través de derivaciones a especialistas. Un dato a tener en cuenta es que 59% de los alumnos no presentó patologías.

Sobrepeso y obesidad

No deja de sorprender una disminución en los índices de sobrepeso y obesidad por primera vez en mucho tiempo. Lo llamativo es que esto se da en contexto de preocupación por parte de la comunidad médica ya que en general 30% de los alumnos se encuentran en esta situación.

En 2001 60,11% de los niños tenían un peso normal, el año pasado se encontraban en esta condición 68% de los evaluados, lo que denota la mejora en este aspecto.

Con diagnóstico de sobrepeso en el estudio anterior se diagnosticó al 18,99% mientras que en esta oportunidad descendió al 17%. Este ítem ya venía mostrando una leve tendencia a la baja. En tanto la obesidad que había dado el mismo resultado bajó a 13%.

Para Houdek esto tiene que ver con la toma de conciencia, la información dirigida a padres y niños y las iniciativas implementadas en los colegios.

"Se ha insistido en las meriendas saludables, por ejemplo se trata de que dos veces por semana sea de este tipo la que reciben en varias escuelas. También hay que hacer hincapié en los quioscos para que cuando van a comprar los chicos las prefieran".

Sin embargo no deja de ser un tema que hay que atender ya que la incidencia es alta y se trata de patologías que pueden aparecer asociadas a otras como hipertensión o diabetes. "El 6,2% (607) de los escolares obesos (IMC>97) tienen hipertensión arterial asociada.
 
Mientras que los escolares con sobrepeso (IMC85-97) tienen 4,4%(432) de hipertensión. Esto significa que ser obeso, aumenta 6 veces el riesgo de padecer hipertensión arterial en edades tempranas de la vida, lo cual es un factor de riesgo modificable para evitar la aparición de enfermedades en la edad adulta", destaca el informe.

Caries y cardiopatías

La cantidad de caries encontradas en las bocas infantiles es algo que alarma a los encargados de este programa.

De los alumnos de 1er grado 70,7% presentó esta problemática mientras que de los de 6º, 63.8%. Además del primer grupo 16,9 mostró dificultades de oclusión que en el segundo abarcó al 28.5%. Esto se vincula fundamentalmente a la mala higiene bucal acompañada de malos hábitos alimentarios.

Por otra parte, se detectaron alteraciones cardiovasculares en 8% de los chicos. La mitad de ellas fueron identificadas como soplos mientras que el resto correspondió a alteraciones del ritmo cardíaco y del pulso, entre otras.

Para Houdek este no es un dato preocupante en tanto la doctora Ana Schroh, jefa del Servicio de Cardiología del hospital Notti explicó que los soplos son un ruido que hace la sangre al circular y que puede oírse hasta alrededor de los 20 años.
 
"El 90% son normales, por lo cual la mayoría de los chicos que consultan no revisten problemas" y señaló que al año nacen un promedio de 340 niños con soplos anormales, 1 a 2 por semana nacen con cardiopatías de los cuales la tercera parte son graves.

Sin embargo, destacó que si se observan más casos de estas patologías vinculadas a los malos hábitos y en relación con el sobrepeso.

Para Nento, el aumento en la cantidad de casos tiene que ver con que "se está realizando un mejor diagnóstico de algo que en la mayoría de los casos está subdiagnosticado".

Comentó que además del 1% que nace con fallas congénitas, otros entre los 4 y los 6 años pueden comenzar a manifestar comunicación interauricular que no suele dar síntomas.
 
"Por eso, como el chico hace una vida normal los papás no lo llevan al médico", pese a que este tipo de anomalías pueden detectarse en una consulta con el pediatra.

Padres en desacuerdo

Es llamativo que 25% de los alumnos estuvieron ausentes o no fueron autorizados por los padres a realizar los exámenes.
 
Houdek explicó al respecto que esto suele ocurrir más en el caso de los colegios privados donde se prefiere el control con el médico de cabecera o en zonas rurales donde hay temor por la realización de prácticas invasivas o revisación de genital.